Una revista sin páginas y con mucho arte que retrata Asturias siguiendo el legado de The New Yorker
En mayo de 2024 nació The Asturianer, un proyecto gráfico inspirado en las míticas portadas de The New Yorker que ha logrado reunir ya a más de cuarenta ilustradores en torno a un objetivo común: crear una comunidad artística vinculada a Asturias y difundir su cultura de forma visual, literaria y coral. Coordinado por el estudio de ilustración Viento del Norte, formado por Marta López y Quino Marín -que además de ilustrador profesional quien se ocupa de toda la parte técnica- el proyecto ha ganado visibilidad a través de su cuenta de Instagram (@theasturianer), donde cada semana se publica una portada inspirada en algún rincón, tradición o problemática de la región.
“Queríamos que el ilustrador tuviera libertad total para expresarse, siempre que el vínculo con Asturias estuviera presente. No se trata solo de mostrar lo típico o lo folclórico, también hay espacio para lo crítico y lo contemporáneo”, explica López, también fundadora del estudio Viento del Norte.
En sus primeros meses de vida, The Asturianer ha contado con la colaboración de nombres destacados del diseño y de la ilustración, pero también ha abierto sus puertas a jóvenes talentos y autores anónimos. “Es un proyecto coral, no jerárquico. Cada portada tiene el mismo protagonismo, da igual si el autor es consagrado o principiante”, apunta su coordinadora.
Cada ilustración va acompañada de un texto literario en castellano y asturiano de diferentes autores, de forma que también se atiende la parte literaria. La intención, explica López, es “darle la vuelta a la relación habitual entre literatura e ilustración”: aquí, primero es la imagen, luego la palabra. “Normalmente, la ilustración está supeditada a un texto, pero en The Asturianer es al revés. Queremos que el dibujo tenga voz propia”.
Además de la publicación semanal de portadas, el proyecto avanza hacia una exposición que recoja todo su recorrido visual y hacia la edición de dos libros: uno en formato catálogo y otro con las portadas impresas como postales, al estilo de los cofres coleccionables de The New Yorker.
Uno de los retos actuales es encontrar apoyo para la correcta traducción al asturiano de los textos literarios. “Tenemos la voluntad de defender la llingua, pero no los medios. Las herramientas oficiales son limitadas y no tenemos recursos para pagar traductores. Aun así, seguimos empeñados en que el asturiano esté presente”, señala.
Con una estética cuidada y un compromiso profundo con la cultura local, The Asturianer no es solo un escaparate de talento, sino también una reivindicación de la ilustración como arte autónomo. “Durante mucho tiempo, la ilustración ha sido vista como arte menor, aplicada siempre a lo publicitario o editorial. Aquí buscamos revertir eso. El dibujo es el origen de todo, es una forma de pensamiento visual que merece su lugar propio”, concluye López.
La iniciativa asturiana se suma a un movimiento internacional surgido en 2013 con The Parisianer, cuando ilustradores franceses decidieron rendir homenaje a The New Yorker a través de una revista ficticia compuesta únicamente por portadas. Desde entonces, este formato se ha replicado en todo el mundo con versiones como The Shanghaianer, The Milanese, The Tokyoiter o The Berliner. En España, The Barcelonian fue pionera y ha inspirado otros proyectos como The Sevillaner, The Madrileñer, The Canarian, The Malagueñer o The Murcianer. Ahora, The Asturianer representa al norte peninsular en este mapa artístico global que reivindica lo local desde una mirada ilustrada.