La operadora ferroviaria pública hace efectiva la prohibición en todos sus convoyes, en respuesta a los múltiples incidentes y explosiones protagonizados por dichos vehículos individuales
Ya es oficial: los patinetes eléctricos no tendrán cabida en los trenes de RENFE. Esa es la draconiana decisión que el Consejo de Administración de la operadora ferroviaria española ha tomado, y anunciado este martes, como respuesta a los numerosos incidentes protagonizados por tales medios de transporte individuales en los últimos meses. De ese modo, el ente se alinea con aquellas ciudades del país que ya han dado instrucciones semejantes para sus propias redes de movilidad. Y el alcance de la medida es total; ni en los convoyes de Cercanías y Media Distancia, ni tampoco de los de Alta Velocidad y Larga Distancia, se admitirá su almacenamiento y traslado.
La postura del ente público dista mucho de ser frívola. En distintos lugares no sólo de España, sino de todo el mundo los patinetes eléctricos acumulan un preocupante historial de incendios y explosiones de sus baterías. Uno de los casos más dramáticos se dio el pasado 17 de octubre, después de que uno de estos monociclos estallase dentro de un vagón del Metro de Madrid; el suceso no causó heridos, cierto, pero dejó el coche ferroviario en un estado lamentable. Desde entonces el sector se ha defendido alegando que los incidentes se han producido en baterías modificadas a título particular por sus usuarios, argumento que, sin embargo, no parece haber convencido en RENFE. Eso sí, fuera de la prohibición se quedan, por ahora, las bicicletas eléctricas y los vehículos para personas con movilidad reducida.