Parece que el problema es que se han matado pocos lobos. Se ve que el único problema del sector es que no se descerrajan suficientes tiros para matar a todos los lobos. Ignorante del tema, yo pensaba que el problema era la miel que viene de China, que en el Mercadona no vendan prácticamente ningún producto asturiano, que el sector vaya envejeciendo y no haya relevo generacional…

Y vuelve el lobo. Lo hace porque nunca realmente se ha ido del debate social, y vuelve por el lamentable y triste uso que la cosa política está haciendo de la gestión de esta emblemática, necesaria e imprescindible especie. “¿Otra vez el lobo?” diréis vosotros, ávidos lectores de MiGijón; “las veces que hagan falta y pueda” os diré yo. Esta semana dos detalles me han hecho levantar las orejas en relación a este precioso animal. La primera, la reunión de trabajo que ha tenido el líder de la oposición asturiana, Álvaro Queipo, con su compañera de partido conservador, la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga. De su trabajo en la comunidad vecina ensalza su política fiscal, el desarrollo de las infraestructuras ferroviarias, y su gestión del control del lobo. Dejemos para los cántabros la opinión sobre su fiscalidad y sus servicios ferroviarios y parémonos en lo que el candidato a la presidencia del Principado de Asturias por el Partido Popular establece como tercer elemento esencial para hacer política regional: la gestión del lobo. No se habla de sanidad, no se habla de educación, no se habla de vivienda, no se habla de internet en las zonas rurales o de infraestructuras blandas para hacer más fácil vivir en Ponga o en Quirós. No, el problema es el lobo. De hecho, el único problema al parecer.
Hay que reconocer que todos los partidos presentes en el parlamento asturiano han logrado hacer de este tema un poco una vergüenza común. Conviene recordar que uno de los socios de Gobierno, el representante de Más Asturias, o como sea que se llame hoy en día, se presentó dentro de un arco programático en donde lo de matar lobos a tiros digamos que era absolutamente condenable. Curioso ver como el calor de los asientos logra silenciar la ética. Pero, sobre todo, hay que reconocer que los mensajes sencillos, aunque sean una absoluta mentira y un despropósito, calan. Lo que pasa es que uno pensaba que eso era cosa únicamente de la ultraderecha y de los negacionistas, pero en el caso del lobo la vergüenza nos mancha a todos. Matar lobos a tiros no soluciona ningún problema del sector ganadero pese a que, y aquí llegamos al segundo punto del lobo de la semana, las asociaciones que representan al campo asturiano URA, COAG, USAGA y ASAJA, hayan pedido la dimisión del consejero de Medio Rural como consecuencia, precisamente, de la gestión del lobo en Asturias.
Parece que haber matado ya doce lobos es poco. Bueno, veinte, porque otros ocho han aparecido muertos por atropellos y, ojito, furtivismo. Espero que esto del furtivismo se investigue. Pero no perdamos el hilo. Parece que el problema es que se han matado pocos lobos. Se ve que el único problema del sector es que no se descerrajan suficientes tiros para matar a todos los lobos. Ignorante del tema, yo pensaba que el problema era la miel que viene de China, que en el Mercadona no vendan prácticamente ningún producto asturiano, que el sector vaya envejeciendo y no haya relevo generacional, las macrogranjas que se están instalando por España, que hay pocas pumaradas para hacer manzana con denominación, que ya nadie o casi nadie cultive avellanes, que ya nadie o casi nadie e cultive o aproveche les castañes, que cada vez queden menos tiendas o carnicerías que vendan producto de cercanías, que las campañas de la carne asturiana no sean mas visibles, o que los ataques del lobo se paguen adecuadamente y en tiempo y forma .Bueno los ataques a ganaderías que acrediten su productividad y existencia, no a cualquiera que suelte potros por el monte, por poner una situación que me imagino no se dará.
No me cabe duda que la desinformación, las mentiras y la ignorancia han calado de tal manera que muchas de las soluciones políticas para el campo son matar lobos, hormigonar pistas, convertir los ríos en canales, desbrozar todo lo desbrozable y convertir el entorno natural en un descampado en donde solo queden una gran cantidad de plantas invasoras, tipo el plumero. Parece que las políticas para el medio rural deben convertirse en esto, lo cual no deja de resultar curioso porque, una de las cosas que hacen que la gente venga y deje perres en esta región es su naturaleza salvaje, su flora y su fauna, sus ríos espectaculares, su costa infinita. Más curioso aun es que, en pleno proceso de cambio climático, en el mes de noviembre más cálido de la historia tras el mes de octubre más cálido de la historia, las principales preocupaciones de organizaciones, Gobierno y oposición sea exterminar el lobo. No invertir en mejoras medioambientales en post de lograr contribuir a un mejor equilibrio ecosistémico tanto en el ámbito rural como en los ámbitos urbanos y periurbanos. Cuando la historia juzgue este momento, ¿cómo creen estos señores políticos que se va a interpretar que se emplee dinero y recursos en exterminar una especie que debería estar protegida? Es una pena que la única victoria que ha tenido la ultraderecha en Asturias haya sido lograr acercar a un Gobierno progresista, y en muchos campos ejemplar, a posiciones negacionistas. Aún se está a tiempo de que impere la razón, y si no es la razón, al menos que el criterio sea la ciencia, no la demagogia.