«Gijón se mueve«, decía el eterno Floro Gordillo. Se mueve y baila. Al compás de la música de nuestras queridas y añoradas fiestas de prao, los gijoneses hacemos gala, con mayor o menor atino, de nuestro garbo. Con muchísima más delicadeza y amor por el arte, la rítmica combina esa danza con movimientos de gimnasia que, a más de uno, nos provocarían un fuerte lumbago de solo imaginarlos. Por si fuera poco, hay que sumarle el uso de accesorios como aros, mazas o cintas. Una complicación extra que a muchos pondría en serios aprietos. Algo que no ocurre en el pabellón de Mata-Jove. Allí, un club gijonés se codea con los mejores equipos a nivel nacional. Hablamos del Club Rítmica Galaica de Gijón.
Desde 1989, este club, con sede en La Calzada, no para de acumular éxitos para el deporte gijonés. Una de las grandes culpables de agrandar el palmarés es también una de las responsables de seguir fomentando los éxitos en las generaciones venideras. Raquel Rodríguez, campeona de España en cuatro ocasiones (3 de forma individual y otra de forma grupal con el Galaica), es una de las entrenadoras que guía a las futuras campeonas en una cantera que parece inagotable. «Trabajamos desde la base. Las niñas empiezan en la Escuela y, desde ahí, van avanzando y mostrando cada vez más aptitudes. El objetivo es que se diviertan y que lleguen al equipo absoluto, que compite en la Liga Iberdrola de Gimnasia Rítmica«, explica Raquel.
Una cantera con lista de espera
«En Gijón, hay mucha tradición por la rítmica. Desde nuestros primeros éxitos, en 2003, hubo un boom«. Así lo explica Raquel, quien, ahora desde fuera del tapiz, observa a una cantera que no para de crecer. «Ahora, con la pandemia, tenemos menos niñas. Aún así, contamos con 36 chicas que son las que podemos tener a la vez en el pabellón de Mata-Jove para entrenar». Una situación que conlleva que el club tenga incluso lista de espera para poder entrenar. «Incluso hay días que algunas no vienen a entrenar para que puedan venir otras», añade.
De esta manera, se siguen formando futuras generaciones campeonas. En la actualidad, el Club Rítmica Galaica se codea con la élite de la rítmica en España. Compiten en la Primera División de nuestro país, siendo, junto a la Asociación Deportiva Omega de Oviedo, los únicos representantes del Principado en la máxima categoría. «Para nosotras, es importante por muchos motivos. En primer lugar, es una motivación extra para las gimnastas. Participar en una competición con los mejores clubes de España para nosotros, que en comparación con el resto somos un club muy pobre, es muy bueno», explica.
Distintos deportes, mismos problemas
La gimnasia rítmica es una disciplina con un amplio calado en nuestra ciudad. Con seis clubes repartidos por todo Gijón, son muchas las pequeñas que apuestan por esta modalidad para iniciarse en el deporte. «Es una actividad muy divertida para las peques. Además, todas las que lo prueban, siguen», cuenta la entrenadora. A pesar de ser un club de élite, los problemas no le son esquivos. Al igual que otros muchos equipos de la ciudad, el gasto de alquilar las instalaciones municipales son un descuadre económico que deben afrontar. «Para mí, pagamos una barbaridad por el polideportivo. Al mes pagamos unos 500 euros. Ahí ya se incluye una subvención, se supone que si no, pagaríamos más», cuenta. También añade que parten, incluso, en desventaja con respecto al club de Oviedo. «Allí, por ejemplo, es gratuito».
En una temporada complicada, han encontrado la manera de hacerle frente a la pandemia. Ya desde sus inicios. «Cerramos el club antes del confinamiento y empezamos a hacer entrenamientos online. Una vez que nos abrieron, fuimos de las primeras que pudimos regresar, entrenábamos en el Parque del Lauredal«, recuerda Raquel. Un regreso que ha permitido que la competición nacional se celebre y que el club Galaica pueda pelear por mantenerse en la élite de la rítmica nacional. Un hecho que pone de manifiesto que Gijón se sigue moviendo. Y con mucho atino.
Borja Fernández es colaborador en miGijón y periodista en Radio Marca Asturias