Familia, amigos, compañeros, ciudadanos y autoridades dejaron pequeño el salón de actos del Tanatorio de Gijón para despedir a David M. Rivas, economista de 67 años y figura clave del asturianismo
El sonido de una gaita, en concreto los sones de la ‘Marcha d’Antón El Neñu’, y un fuerte y largo aplauso cerraron un acto cargado de emotividad protagonizado por tres discursos a cargo del profesor universitario Xosé Alba, el empresario Inaciu Iglesias y el periodista Xuan Cándano. En medio de la sala, el ataúd donde reposaba David M. Rivas cubierto con una bandera de Asturias, su patria, y alrededor una multitud de personas que se acercaron a Cabueñes para mostrar sus respetos a un intelectual que deja un gran vacío en el asturianismo y en el mundo de la cultura asturiana.
Fue en la madrugada del domingo cuando en su Candanal le llegó la muerte, después de acostarse con un poco de malestar. Por la mañana fue expandiéndose la noticia y la pena a través de llamadas y mensajes por el móvil: Asturias perdía un referente, un hombre culto que abarcaba campos tan amplios como la economía, la etnografía o la política.
Persona firme en sus ideales, pero siempre dispuesta a escuchar, y con mucho humor, reunió en su despedida a personas de diferentes perfiles. Del Gobierno acudió la consejera de Cultura, Política Llingüística y Deporte, Ana Vanessa Gutiérrez, acompañada de Antón García, director general de Acción Cultural y Normalización Llingüística, pero también se acercaron hasta Gijón la diputada electa de Podemos, Cova Tomé, o el diputado de Foro, Adrián Pumares.
El presidente de l’Academia de la Llingua Asturiana, de la que era académico correspondiente, estuvo representada por su presidente Xosé Antón González Riaño y otros compañeros, y la lista de colectivos, como el Movimientu 25 de Mayu, uno de los últimos que ayudó a promover, y de personas presentes sería interminable. Un reflejo plural de la sociedad asturiana que valora el trabajo y el amor de Rivas por Asturias, su lengua y su identidad como pueblo. Como se coincidía a la salida del acto de despedida, «marcha ún de los nuestros».