
Cada poco sorprende a los gijoneses con sus coreografías en las calles de la ciudad, la última vez con ‘Embrujada’, de Tino Casal, junto a decenas de acompañantes. Bailarín autodidacta que se formó posteriormente en Barcelona, Grecia o Estocolmo, acaba de llenar el Auditorio de Pola de Siero con el espectáculo ‘Bailar hasta morir’ dedicado al de Tudela Veguín

No hace mucho llenó el Auditorio de Pola de Siero para rendir homenaje a uno de sus ídolos, al cantante Tino Casal. El artista hubiera cumplido 75 años si no hubiera fallecido en accidente de tráfico el 22 de septiembre de 1991. ‘Bailar hasta morir’ fue el nombre elegido por Roberto Taboada, protagonista de la entrevista, para montar todo un espectáculo de manera amateur, y dejar boquiabierto al público que allí se congregó.
Vídeos, bailes, desfile de moda, destacando su color favorito, el color rojo; estampado animal print; grandes hombreras; pañuelos y sombrero; uñas pintadas y maquillaje en el rostro, y el gran trono que hizo famosa la carátula de uno de sus discos. Todos estos elementos fueron indispensables para recordar la figura del de Tudela Veguín, todo un visionario en su época y partícipe activo de la denominada ‘movida madrileña’ con su estilo y barroquismo ‘glam rock’.
Su nombre artístico es Robert Taboada.
Eso es. Me dedico por afición a este tipo de historias.
Porque tiene otro trabajo…
(Se ríe) Que no tiene nada que ver con este. Uno es, como digo yo, para pagar las facturas y la hipoteca y esto ‘ye pa liala parda con todo el que quiera subise al carro’.
Es también profesor de claqué.
Sí. Hasta la pandemia estuve dando clases y si no recuerdo mal, usted fue alumna mía en uno de los talleres.
Efectivamente.
Pero como todo el mundo, durante la pandemia, tuve que cambiar el chip y se me ocurrió empezar a hacer algo al aire libre.
¡Es que tiene tantos seguidores y seguidoras! ¿Cómo logra convencer a esa cantidad de gente?
Yo creo que todo empezó por la magia de Michael Jackson. Me dijo desde arriba ‘Rober tira por aquí que vas bien’.
Coincidió con un aniversario.
Con el cuarenta aniversario del videoclip de ‘Thriller’. Empecé a poner anuncios por todos los sitios para ver quién se apuntaba al reto.
¿Pero que ponía en el anuncio?
Pues simplemente que buscaba bailarines aficionados para hacer una coreografía de ‘Thriller’.
¿Y?
Se apuntó muchísima gente. De hecho, fuimos unos ochenta. Lo estrenamos delante del Teatro Jovellanos. Lo llamaron el ‘Thrillerón’.
¿Será que tenemos ganas de divertirnos?
Yo creo que sí. ¡Claro!
¿Qué edad tiene la gente que se apunta a estos encuentros, que cada vez son más multitudinarios?
Hay gente joven, algún niño que va con sus padres, hasta alguna que otra yaya (lo digo con cariño, ¡eh!).
Pero, ¿y los trajes?
Les pido, cada vez que nos metemos en algún lío de estos, que vayan tuneaos, para que se nos vea en todo el conjunto.
Es más bien…
Una performance. La gente coge cosas que tiene en casa que vaya con el tema que vamos a bailar y recoja la época de cuando se estrenó.
Pero, ¿y dónde ensayan? Porque yo sé que usted va mandando vídeos con los pasos, hasta que completa la coreografía entera.
Eso. Yo voy mandando durante toda la semana y luego rematamos el trabajo en el patio de un instituto.
Háblenos ahora de ese tributo tan exitoso que organizó para el cantante Tino Casal, en el Auditorio de Pola de Siero.
Él hubiera cumplido 75 años y preparamos un espectáculo que duró hora y media.
Hora y media repleta de canciones, vídeos, bailes…, todo organizado por usted.
En este proyecto colaboraron coreógrafos y bailarines de Asturias, como Mónica Núñez, de Avilés; Mirian Chamorro, de Pola de Siero; Patricia Laruelo, Charo Díaz, de Swing4Asturias; Rebeca Tassis y Ruth, de Gijón… Seguro que se me queda alguien en el tintero, así que mil perdones.
Pero los vídeos proyectados, las entrevistas…
Sí, eso fui buceando yo solo en toda la hemeroteca del cantante. Cuatro meses de curro, en las horas libres que tengo, que no son muchas.
¿Usted tiene tiempo a salir de fiesta? Quiero decir sin intención de ponerse a bailar en medio de la calle vestido de no se sabe quién.
Salgo mucho.
¿Y duerme?
No.
¿No ve? Perfecto, perfecto, no podía ser. Cuéntenos donde aprendió a bailar claqué, que por cierto es de los bailes más difíciles.
Fui autodidacta y cuando vi que ya no podía llegar a más solo con vídeos, me decidí a inscribirme en cursos que me llevaron a Barcelona, a Grecia, Estocolmo…
Pero, ¿por qué claqué?
Mire, yo como Tino Casal, gústenme les coses rares y llamatives.
No le gustaba lo tradicional.
Yo de pequeño veía las películas de Fred Astaire y Gene Kelly y después iba para la cama —dormía arriba de una litera—, ponía los pies en la pared y taconeaba en ella, para intentar hacer el sonido que hacen las chapas que llevan en los tacones y puntera.
¿Y sus pobres vecinos?
Mi madre decía ‘esti guaje volvióse chifláu’, pero yo quería tener la sensación de volar con los pies, como parecía que hacían ellos al bailar.
¿Se acuerda de las primeras chapas que tuvo?
Las tengo en un cuadro.
Pues ya sabe la foto que me tiene que pasar para este reportaje, pero, antes de despedirnos, recordemos las performance o flashmob, como prefiera, de ABBA.
Después de terminar y estrujar ‘Thriller’, la gente quedó cómo diciendo, ‘¿y ahora qué?’. Así que me metí en otra coreografía, la de ‘Dancing Queen’ de ABBA.

Y poco más tarde ‘Waterloo’.
Celebramos el cincuenta aniversario de la canción con la que los de ABBA ganaron Eurovisión en 1974. Fuimos por todos los sitios emblemáticos de Asturias para grabar el vídeo. Estuvimos frente al Campoamor, en Mieres, en el Pozo Sotón, en Langreo, en Avilés en el Niemeyer…
¿Qué sensación tiene cuando ve a la gente mirar lo que hacen?
Mucha satisfacción al ver sus caras y, porque, además, te dicen que les encanta lo que hacemos.
Para despedirnos adelántenos lo próximo, ¡ande!
(Se ríe) Se aproximan las vacaciones de Semana Santa, igual un ‘Holidays de Madonna’… Ahí lo dejo.