
“La idea de ‘La Benéfica’ busca que los jóvenes sientan que no se pierden nada por vivir en el pueblo”
POR JOSU ALONSO
¿Cómo ha vivido la pandemia?
Por suerte bien. Nadie de mi familia falleció ni tuvo complicaciones con la enfermedad y yo en casa trabajando. El confinamiento fue bastante dulce y fácil con el huerto que tengo, más allá de la incertidumbre y la tensión que se vivía por lo que podría pasar. Justo saqué un disco antes del confinamiento así que después tuve bastante trabajo desde el primer momento que se abrieron los teatros. No me quejo.
Sobre el coronavirus, ha participado en la campaña para animar a la vacunación puesta en marcha por Astursalud. ¿Qué opinión le merecen los negacionistas?
Otros a los que no habría que darles voz porque son una minoría tan minoría que tienen protagonismo gracias a que opinemos de la barrabasada. Siguiente pregunta (risas).
Durante esta crisis sanitaria, ¿las autoridades se han olvidado de la cultura?
La cultura siempre está ahí un poco olvidada, pero en Asturias tuvimos bastante ayudas. Hubo muchas contradicciones e injusticias, pero no quiero entrar a juzgar, supongo que todo el mundo intentó trabajar lo mejor que se pudo. Por ejemplo, la normativa estaba muy encaminada a las ciudades y los pueblos vivimos muchas injusticias en el confinamiento como no salir a los huertos cuando no te encontrabas con nadie. Hubo muchas inexactitudes, pero entiendo que era un momento muy difícil y que nadie está preparado para gestionar. Del ámbito de la cultura, los que más sufrieron y de los que me acordaba fueron aquellos que trabajan en bares o en la calle. Cuando empiezas tenemos que trabajar en negro porque no da para más, también viví de tocar en la calle muchos años. Si me hubiera tocado la pandemia en ese momento, igual hubiera pasado hambre. Ahí sí hubo realmente injusticia porque los que estábamos dados de alta de autónomos justificábamos nuestras pérdidas y alguna ayuda iba cayendo, pero las personas que no tienen el privilegio de poder pagarse una cuota supongo que habrá sido más dramático.
Foto: Ojos de hojalata Kike Llamas Foto:Ricardo Gaete
Lo suyo es tan variado que también hizo pop-rock con el musical ‘Horror. El show que nunca se debió hacer’. ¿Le han quedado ganas de repetir?
Sí, me gusta mucho el teatro. Me lo pasé muy bien así que haría otro musical encantado.
¿Nunca le ha dado por pensar qué sería de su vida si hubiera hecho música comercial?
La verdad que nunca me lo planteé (risas).
¿Hay algún artista asturiano con el que le gustaría trabajar?
Hay un diseñador de Tapia, Arturo Obegero. Me encantaría que me vistiera algún día, una sesión de fotos, desfilar para él… Ocurrirá, seguro.
“Me encantaría que me vistiera el diseñador Arturo Obegero. Ocurrirá, seguro”
Junto a Sergi Martí y Nacho Somovilla ha comprado el antiguo teatro de La Benéfica. ¿De dónde sale esta idea?
De esta cabeza loca que no para de meterse en líos. Siempre pensé que en Infiestu hacía falta un espacio escénico porque no lo hay y mi sueño era hacer un teatro. Volvía de un viaje de Menorca y dije ‘ya está’. Me puse a buscar naves y todas eran feas y caras. Un día fui con Nacho (Somovilla) a dar vueltas por Infiestu para ver cuál sería el lugar ideal para hacerlo y, de repente, encontramos esta nave. Llamamos al dueño y le entusiasmo el proyecto. Nos comentaron que llevaban años esperando por algo como esto porque sabían que tenía mucho valor histórico y artístico. Nadie, ni siquiera el propietario, sabía que había sido un teatro. Fuimos al ayuntamiento a mirar las licencias de uso que había tenido y salió en los papeles. Era como recuperar el espacio escénico que tuvo el conceyu. Cuando vimos eso, lo vimos claro, era como una señal del destino.
En un momento en el que tanto escuchamos hablar de la ‘España vaciada’, ¿este tipo de iniciativas son la mejor forma de llenarla?
No sé si la mejor, pero sí que es una forma de llenarla. Las infraestructuras son necesarias, la red móvil y el acceso a la conectividad tiene que seguir creciendo, pero solo eso no impide el despoblamiento. Tenemos mejores carreteras y más conectividad que hace 30 años y hay mucha menos población. No solo nos podemos enfocar en este tipo de cosas, hay que hacer más. Tiene mucho que ver con el arraigo, con dar a la gente joven motivos para que sienta que quiere volver, ser feliz, desarrollarse, que no se pierde nada por vivir en el pueblo cuando tiene 18-19 años y debe plantearse irse fuera. Cuando eres adolescente la sensación es que es una putada haber nacido aquí y no haberlo hecho en Madrid porque en Madrid se lo pasan mejor. La iniciativa de ‘La Benéfica’ puede servir un poco para cambiar esa conciencia y ver que aquí tienes talleres de cine, fotografía, danza contemporánea, teatro, fiestas… Una sensación de orgullo de pertenencia a un sitio, no un orgullo nacionalista de decir que somos más guays que en ningún lado. Simplemente ser iguales que en otros lugares, ni mejores ni peores.