La consejera de Transición Ecológica aprovecha su visita al stand del Consorcio en la FIDMA para anunciar la pretensión del Gobierno de construir una planta que producirá energía a partir de los lodos generados en la depuradora de Villaperi
Los relojes señalaban algo más de las doce del mediodía cuando, el pasado 24 de abril, la planta de tratamiento de basura bruta que el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (COGERSA) opera en los municipios de Gijón, Llanera y Corvera rompía a arder apenas tres meses después de su entrada en servicio. Un suceso accidental, cierto, pero que desde entonces ha afectado a labor del ente en toda la región, y a los municipios que lo integran. Y sobre ello se pronunciaba este viernes Nieves Roqueñí en el transcurso de su visita a la 67ª Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA). La consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico del Principado se detuvo en el stand que el Consorcio mantiene en el Recinto ferial ‘Luis Adaro’ para conocer de primera mano las actividades que el mismo ofrece a los visitantes, para hacer balance de los proyectos en curso y venideros… Y también para llamar a que la reparación de la ‘plantona’, y la reactivación de la actividad en ella se lleven a cabo cuanto antes.
«Tenemos que poner toda la aceleración en volver a recuperarla«, sentenció Roqueñí, consciente del impacto que el suceso ha tenido en las previsiones del Consorcio. En ese sentido, la consejera no ocultó que, en las circunstancias actuales, y con la ‘plantona’ aún paralizada, «será difícil» llegar al objetivo de un 55% de reciclaje de los desechos municipales de cara al año que viene, aunque no imposible. Una cuestión, en todo caso, que no es óbice para que el ciudadano de a pie «mantenga su compromiso y siga separando los residuos; ese es un objetivo indiscutible. Máxime a tenor del trabajo conjunto que realiza a diario COGERSA, y sin el cual, enfatizó Roqueñí, «sería mucho más difícil de gestionar los residuos para los Ayuntamientos, y seguro que también más caro. A la vista está lo que ocurre en otras comunidades autónomas, que no tienen la suerte de contar con un Consorcio como el nuestro, y cuyos resultados, tanto a nivel de eficiencia como de coste, son mucho peores. Por tanto, hay que ponerlo en valor».
No obstante, la consejera no sólo se refirió a la ‘plantona’ durante su periplo por el stand de COGERSA, en el que estuvo acompañada por la gerente del Consorcio, Paz Orviz; por el vicepresidente del mismo, Pablo Luis Álvarez; por el concejal de Medio Ambiente de Gijón, Rodrigo Pintueles; por el gerente de EMULSA, José Ramón García Cañal, y por Elena Fernández, jefa del área de Sostenibilidad de COGERSA. Así, en un momento en el que el fomento de la ‘economía circular’ y la adecuada utilización de los recursos hídricos ha cobrado rabiosa actualidad, Roqueñí anunció la pretensión del Principado de construir una planta de cogeneración de energía eléctrica en estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Villaperi, y que, en esencia, utilizaría los lodos generados en los procesos internos para producir energía aprovechable internamente, en forma de biogás. Aunque todavía se halla en su fase más embrionaria el proyecto, «muy singular y que ya presentaremos», prevé la generación de cinco millones de kilovatios por hora anuales, «el equivalente al consumo de una población de unos 3.000 habitantes».
El impacto de la medida, estiman en el Principado, tendrá un efecto fácilmente detectable en el plano económico; concretamente, en la factura eléctrica. Al fin y al cabo, no hay nada que eleve más el coste de actividad de cualquier central depuradora que los consumos eléctricos. Por esa razón «todo lo que se pueda ahorrar porque lo generamos nosotros va a disminuir también ese consumo, y eso siempre es en beneficio de la eficiencia de las plantas». Todo ello, sin olvidar el plano medioambiental. Y es que la estación de cogeneración en cuestión permitirá reducir hasta el 45% de los fangos generados en el proceso; es decir, unas 11.000 toneladas por año menos, lo que equivaldría, estima Roqueñí, a «450 camiones anuales». Su mención a esos vehículos no ha sido aleatoria, ya que, a día de hoy los lodos, tras recibir un tratamiento inicial para minimizar el agua que contienen, se envían por carretera para su gestión en las instalaciones de COGERSA. Sin al necesidad de semejante tránsito se reduciría la huella de carbono, y se aminoraría el impacto ambiental, tanto de ruidos como de olores.