Puede que pases a diario por delante de ellas, que alguna vez te hayas parado a observarlas con detenimiento, que te hayas fotografiado junto a ellas o que te preguntes cuál es su significado. Con 90 esculturas y conjuntos escultóricos en sus calles, parques y edificios públicos, Gijón es una de las ciudades españolas con mayor número de obras de arte urbano. Las calles de la ciudad se convierten así en un museo abierto las 24 horas del día. Hoy recorremos algunas de las esculturas de Gijón que no te puedes perder, y te contamos cuál es su historia.
¿Cuál es la historia y el significado de las esculturas de Gijón?
Nordeste:
Con más peso, una nueva estructura interna y externa y con sus planchas perfectamente oxidadas, la escultura Nordeste, obra de Vaquero Turcios, volvió en diciembres de 2020 a su peana en la cuesta de acceso al barrio gijonés de Cimadevilla tras seis meses de rehabilitación para paliar el deterioro sufrido desde su primera instalación en 1994 por el azote del viento, el salitre del mar y los grafitis. Su estructura tridimensional, con superposiciones de acero y los recortes que le confieren personalidad propia, se deja acariciar por el mismo viento del que recibe el nombre, el Nordeste, que en verano empuja las nubes y se las lleva para que los gijoneses disfruten de un día soleado.
La Madre del Emigrante
La escultura de Ramón Muriendas, que mira al mar desgarrada con un brazo en alto, es el monumento a la Madre del Emigrante. Llamada cariñosamente “la lloca de Rinconín”, la puedes encontrar en el Paseo del Cervigón oteando el Cantábrico. Se trata de la primera obra escultórica de lenguaje moderno que se instaló en un espacio público de Gijón. Su transgresión provocó un vivo debate entre los gijoneses de esa época, pero actualmente es una de las esculturas más características de la ciudad.
Elogio del Horizonte
Con 10 metros de altura y más de 500 toneladas de hormigón armada, la escultura diseñada por el escultor Eduardo Chillida se asoma al mar desde la parte más alta de la atalaya de Gijón. Desde que se inauguró el 9 de julio de 1990 se convirtió en un auténtico símbolo de la ciudad. El artista vasco expresó en ella un inmenso abrazo del mar y el cielo desde cuyo interior se escucha el Cantábrico.
Paisaje Germinador
Esta escultura se abre a cualquier lectura: un ser de magma, un satélite espacial a punto de elevarse, un dinosaurio destartalado y herido, un cíclope que ve mar a través de su único ojo… La obra, del artista asturiano Miguel Ángel Lombardía, tiene casi tres metros de altura y está situada en zona verde a la sombra de la gran proa mirador del parque de La Providencia.
Solidaridad
Formas puras de cilindros anudados: así se explica desde el punto de vista más material esta escultura que tiene vocación de símbolo. Solidaridad, de acero inoxidable, tres toneladas e instalada en El Rinconín, es obra de Pepe Noja. Con forma de cadena, significa unión, pero también libertad porque los eslabones de esa cadena están abiertos, no pierden su independencia, su autonomía.
Sombras de luz
Conocida por los gijoneses como Las chaponas de Gijón, esta obra de Fernando Alba se inauguró en 1998 y consta de cuatro monumentales planchas rectangualres, de acero cortén y unos 5 metros de altura, dispuestas en posición vertical y orientadas a cada uno de los puntos cardinales. Cada plancha ha sido perforada en círculos de distinto diámetro, por los que penetra la luz y se recrean las sombras.
Árbol de la sidra
Este árbol formado por 3.200 botellas de sidra vacía —colocadas en la misma forma en que se ponen para escanciar la sidra— se encuentra en la entrada al muelle del puerto deportivo de Gijón. No tiene sólo una función estética, sino que intenta concienciar de la importancia del reciclaje. El nombre oficial es Módulo Sicera porque tiene una estructura modular y porque la palabra en latín para designar a la sidra es ‘sicera’.
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