De salir adelante el proyecto, su razón de ser consistiría en añadir una motivación reformadora a las meras penas sancionadoras actualmente existentes; por descontado, sería preciso un diagnóstico previo de adicción
«Si bebes, no conduzcas… Ni tan siquiera tengas carné». Ese último añadido al archiconocido eslogan empleado por la Dirección General de Tráfico (DGT) en sus campañas de prevención es una ficción, un mero ejercicio de imaginación, casi un juego dialéctico… Por ahora. Porque ese mismo organismo, junto con el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas españolas, se halla en estos momentos estudiando la viabilidad de cierto proyecto completamente alineado con la frase del inicio: retirar el permiso a aquellos conductores que presenten problemas de abuso de alcohol, y que sean reincidentes, hasta que estén rehabilitados. De salir adelante, la medida añadiría una motivación reformadora a la faceta sancionadora de que hacen gala las sanciones actualmente vigentes, algo con lo que, se espera, se añada un componente mayor de beneficio para el conjunto de la sociedad.
«La cuestión está en introducir al problema un componente de salud pública», detalla Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT. En esencia, la idea es que en personas con una alta reincidencia, y a las que la autoridad sanitaria detecte una adicción, se instará a la retirada del permiso condicionada; si posteriormente se pasa por un proceso rehabilitador y se supera, el conductor podrá recuperar el permiso. Por supuesto, todo ello se realizará partiendo de un diagnóstico que decrete la existencia de dicha adicción, y acompañado de un seguimiento constante de la evolución del afectado. Paralelamente, se aboga por rebajar la tasa máxima de alcohol permitida a todos los conductores, siguiendo las recomendaciones efectuadas por el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte. Casos como los de Noruega y Suecia, con una tasa de 0,2 gramos por litro de sangre, y convertidas en las naciones del mundo con la menor incidencia de mortalidad por ese motivo, son los ejemplos a seguir.
«Es un proyecto de medio y largo plazo, porque hay que hacerlo con las comunidades autónomas», ha incidido Gómez este jueves. En ese sentido, ha concedido que protocolo de los Centros de Reconocimiento de Conductores tiene apartados específicos para detectar adicciones, pero son «pocos casos los que se detectan todavía» en esos espacios. De ahí que la implementación de la retirada del carné suponga, a su juicio, «ir un paso más allá». Sobre todo, a tenor de que «ya el Reglamento de Conductores dice que tener abuso o dependencia supone haber perdido las aptitudes psicofísicas exigidas para conducir», por lo que se trataría, en último término, de una suerte de añadido a una norma preexistente.