La acusada podría cumplir hasta siete años en prisión, tras lograr que su víctima, que reside en Baleares, llegase al extremo de prostituirse en Avilés para pagar sus supuestas deudas
Podría parecer el argumento de una película de sobremesa, de un folletín barato o de una conversación de taberna, pero, una vez más, la realidad, por rocambolesca que pueda ser, ha superado a la ficción. Y es que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares celebrará este viernes la vista previa al juicio contra una mujer que presuntamente llegó a extorsionar 600.000 euros a una amiga, haciéndose pasar por un abogado y, posteriormente, por miembro de una organización mafiosa. Su víctima hubo de trasladarse a Asturias para reunir parte del dinero reclamado, que le llegó a entregar a la acusada.
Según el escrito facilitado por el Ministerio Fiscal, los hechos ocurrieron entre 2003 y 2009, cuando la procesada entabló amistad con la víctima, llegando a convertirse en madrina de su hijo. A raíz de esta buena relación, la mujer contaba con la confianza máxima de la que también era su compañera de trabajo; incluso tenía las llaves de su casa. No obstante, en un momento dado la víctima empezó a recibir ciertas citaciones judiciales, y pidió ayuda a la encausada, que le recomendó un abogado y le facilitó un número de teléfono. Poco podía sospechar su amiga que era ella misma quien usaba realmente ese número y, por tanto, se hacía pasar por un letrado inventado.
Así, empezó a decirle a su amiga que, para solucionar sus problemas, debía hacerle entregas de dinero, que acabó realizando de manera periódica. Más aún, puso a disposición de la acusada, pensando que era el abogado, su DNI, su ordenador portátil y sus tarjetas bancarias. Con la intención de seguir ganando dinero a costa de su víctima, la acusada dio un paso más y, desde otro número telefónico, asumió el rol de una supuesta mafia; bajo ese personaje le indicó que, para evitar ir a la cárcel y perder a su hijo, tenía que seguir abonando cantidades. Debido a ello, en un primer momento la perjudicada pidió a parientes 30.000 euros prestados, que acabó entregando; consumido ese flujo, y necesitando más liquidez para afrontar los pagos, se traslado a Asturias, donde residía su familia. Allí solicitó a su abuela 80.000 euros, que también entregó a la acusada.
Sin embargo, y manteniendo la ficción de la organización mafiosa, ésta siguió mandando mensajes de texto, a través de diferentes números, con frases amenazadoras; por ejemplo, llego a decirle a su amiga que habían matado a su madre y hermano, o que habían quemado la cara al supuesto abogado. En estos mensajes, la acusada alcanzó el punto de sentenciar que, si su víctima no empezaba a prostituirse, cogerían a su hijo y lo venderían, por lo que a partir de enero de 2013 la perjudicada empezó a ejercer la prostitución en un club de Avilés y, posteriormente, en otro de la misma localidad.
Desde entonces, y hasta mediados de 2017, la procesada continuó mandando mensajes en los que obligaba a su amiga a pagar a la supuesta mafia, ingresando en su cuenta el dinero que ganaba en la prostitución cada día. La mujer, que contaba con la tarjeta y claves de la cuenta de la extorsionada, extraía dicho dinero. Por todo ello, el fiscal considera los hechos constitutivos de un delito continuado de extorsión, y otro de determinación a la prostitución, por lo que pide para la acusada siete años de cárcel, la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima por un tiempo de diez años, y el pago de 650.000 euros, además de una multa de 6.000 euros.