«Me duele mucho pensar cómo la pude haber pinchado», ha señalado el procesado, quien ha recalcado que ella estaba en su derecho, igual que él, de rehacer su vida
El acusado del asesinato de la gijonesa Lorena Dacuña en 2020, J. M.S.M., ha reconocido este lunes el crimen, si bien ha asegurado que no recuerda cómo acuchilló a la mujer ni tenía intención de hacerlo. «Se me fue de las manos», ha dicho el procesado, que ha declarado, no obstante, que cuando fue al domicilio de la víctima no tenía intención de hacer daño a nadie «en ningún momento». «Lo juro de verdad que ni me enteré cuando la pinché», ha afirmado el acusado, quien ha señalado que fue «accidentalmente», sin intención de matarla, y que había consumido drogas y bebido mucho.
En este sentido, ha precisado que aunque es cierto que llevaba un cuchillo con él, era para defenderse por si tenía problemas con el acompañante de la mujer y «por lo menos para intimidar», ha indicado. A mayores, ha apuntado que ella tuvo tiempo a cerrar la puerta antes de que él volviera a su piso tras el incidente con el primer cuchillo, cuya hoja se rompió.
El acusado, que se enfrenta a una pena de entre 20 y 25 años de prisión y 10 más de libertad vigilada, además de una indemnización en concepto de responsabilidad civil, ha contado en sala una versión que difiere en parte al relato hecho ante la Policía.
«Estaba en shock», ha justificado el procesado sobre el momento en el que declaró ante la Policía. Este ha negado que hubiera maltratado a Lorena cuando eran pareja y ha asegurado que rompieron de común acuerdo, estando de hecho él ya saliendo con otra mujer en el momento de los hechos.
Sobre aquella noche, ha indicado que unos amigos le comentaron en el trabajo que habían visto a su ex pareja con otro, por lo que decidió, a la salida del trabajo, ir a comprobarlo. Mientras no llegaron a casa Lorena y su acompañante, ha explicado que se quedó por la zona, a la que llegó en autobús nocturno, tomando copas y consumiendo cocaína.
Ha apuntado, asimismo, que llevó un cuchillo porque «tenía claro que la iba a tener con ese chico». «Él no lo hizo, yo lo haría», ha indicado sobre que el acompañante no defendiera a Lorena. Sobre los hechos, ha señalado que subió al piso cuando los vio entrar al portal y en el rellano, cuando ella había abierto la puerta, mostró el cuchillo, sin llegar a decir nada. La hoja del cuchillo se rompió y entró a la cocina a por otro, momento que el acompañante de Lorena cogió la mochila del acusado y huyó.
El procesado ha recalcado que él salió en persecución del hombre para recuperar la mochila, pero ya al bajar al portal le perdió de vista y regresó al piso de su ex pareja, según él, a volver a dejar el cuchillo. «No me parecía prudente dejar un cuchillo de esas dimensiones en cualquier lado», ha explicado.
Fue entonces cuando, según la versión del procesado, Lorena se encontraba en el hall de la casa con la puerta abierta y al teléfono. El procesado ha relatado que al entrar a dejar el cuchillo ella le intentó agarrar la mano en que lo llevaba y hubo como un forcejeo.
De hecho, ha enfatizado que si ella pensara que él le iba a hacer daño, a ella le hubiera dado tiempo a cerrar la puerta.
«No vi cara de dolor ni queja», ha asegurado el procesado, que ha dicho que fue consciente de la gravedad solo cuando vio la sangre, al caer ella sobre la cama. «No me creía de que era real», ha afirmado, al tiempo que ha justificado que no llamara a la Policía o al servicio de urgencias porque pensó que ya lo había hecho el acompañante de la víctima.
Sobre su relación sentimental con Lorena, ha asegurado que esta «ocultaba lo que le interesaba nada más» y ha insistido en que apenas se veían por los horarios laborales que tenían. Es más, ha incidido en que si él se hubiera portado mal con ella, «no se cortaba un pelo». «Era una mujer de mucho carácter», ha indicado.
Sí ha reconocido que en una ocasión rompió su ropa interior a tijeretazos. «Estuvo mal, pero también la pagué yo», ha recalcado el procesado.
Toca pedir perdón
«En estos momentos lo único que me toca es pedir perdón», ha confesado, por otro lado, el acusado. «Me duele mucho pensar cómo la pude haber pinchado», ha agregado el procesado, quien ha recalcado que ella estaba en su derecho, igual que él, de rehacer su vida.
En todo caso, ha llegado a decir en el juicio que le parece que Lorena tuvo una «actitud irresponsable» al llevar a su acompañante a a casa, al alegar que ella decía siempre que no se iba con el primero que conoce. Es por ello que ha reiterado que le extrañó cuando se lo contaron y quiso ir a comprobarlo.
«No me acuerdo de cómo la acuchillé», ha insistido el acusado quien ha dicho sentirse «bastante afectado por lo sucedido». «Yo no sabía si estaba muerta o no, casi no podía ni mirar», ha declarado respecto a los momentos después del crimen.
A preguntas de la Fiscalía, ha atribuido en parte lo sucedido a que se había drogado y había bebido mucho. «Si estuviera cuerdo, no actuaría así», ha afirmado.
Y si bien ha reconocido que llevaba con él una carta de ella de unos años antes en la que ella decía que necesitaba acabar con la relación, ha recalcado que no fue fácil la convivencia por el «egoísmo» de esta.
No obstante, ha asegurado que Lorena era una «bellísima persona» y que nadie tiene ningún derecho para quitar la vida a una persona. El acusado, asimismo, se ha negado a contestar a preguntas sobre denuncias anteriores de malos tratos a otra pareja.
Por otro lado, durante el juicio, que ha comenzado con la formación del jurado popular, la magistrada ha aceptado como prueba una carta de «arrepentimiento», de 45 hojas manuscritas del acusado, en la que relata lo ocurrido.
La Fiscalía, por su parte, ha incidido en que el acusado reconoció los hechos, es decir, que rompieron tras ocho años juntos y que él quería retomar la relación y ella no. Ha apuntado, asimismo, que él dijo a la Policía, tras ser arrestado, que la mató «por la traición».
Según la fiscal, el procesado tuvo la sangre fría de esperar a terminar su trabajo después de que alguien le dijera que había visto a su ex pareja con otro, e ir a su casa, coger un cuchillo, ir al domicilio de Lorena, esperar a que llegaran a casa, entrar y esperar en el rellano a que ella abriera la puerta.
La Fiscalía ha agregado que el procesado empujó al hombre que acompañaba a Lorena, pero al rompérsele la hoja del cuchillo, fue a la cocina a coger otro. La víctima recibió 13 puñaladas.
A mayores, ha indicado que Lorena no tuvo posibilidad de defenderse, ya que llegó a casa a las 7.00 horas después de una noche en la que consumió mucho alcohol –2,14 mg de alcohol en sangre.
Por parte de la abogada del Estado, esta ha sostenido que Lorena estuvo «absolutamente indefensa» y ha destacado, al tiempo, que el hombre actuó «con sangre fría», ya que lejos de detenerle la ruptura del cuchillo que llevaba, fue a por otro a la cocina para consumar el crimen, según la letrada.
Intención de acabar con su vida
«Él quería acabar con la vida de Lorena», ha apuntado, por su parte, la abogada de la acusación. Además del crimen en sí, ha adelantado que en el juicio pondrán de manifiesto que el acusado también había maltratado a Lorena durante los años de relación y la seguía acosando cuando ella rompió con él. «Queremos Justicia por la muerte de Lorena», ha reclamado.
Por su parte, la letrada de la Asociación de Abogadas para la Igualdad, que ejerce la acción popular, ha lamentado que fue «asesinada cruelmente» a manos de su ex pareja, tras romper una relación caracterizada «por los celos, el control y la violencia».
«La asesinó porque la consideraba un objeto de su propiedad», ha señalado la letrada. Además, ha recalcado que, tras el crimen, el acusado «ningunea» a la víctima, a la que «desprecia, causando si cabe más dolor a la familia», ha apostillado. Relacionado con ello, ha recordado que piden la agravante de desprecio de género.