El director Fundación Municipal de Servicios Sociales de Gijón (FMSS), Marcos Luengo, destacó ayer que Gijón fue uno de los primeros ayuntamientos que quiso dar el paso de la beneficencia a los servicios sociales. Así lo señaló, en declaraciones a los medios de comunicación, con motivo de la celebración de una jornada enmarcada en el 40 aniversario de la FMSS.
Luengo resaltó que en su momento se aplicó una dinámica muy innovadora, abriéndose a los barrios entre otras cosas, que a día de hoy, no obstante, hay que revisar y fortalecer, según él, ante tantas crisis vividas de forma sucesiva. Sí que ha visto importante no perder la perspectiva que fue «pionera» en su momento.
Consideró fundamental, para ello, pararse a pensar y aprender a gestionar la crisis «de manera continua». Entre otras cosas, ha opinado que será necesario cambiar estructuras para que sean «mucho más flexibles» y los procedimientos administrativos para que se adapten mucho mejor.
Otro de los objetivos es centrarse en ser capaces de proteger la autonomía de la gente para que pueda quedarse en sus casas, aunque tenga un problema de discapacidad o sean personas mayores. Unido a ello, ha visto importante cuidar mucho el entorno y que dentro de la ciudad ver cómo la gente puede tener un bienestar «relacional».
Además, ha creído importante garantizar unos ingresos mínimos que, a su juicio, debe ser un derecho subjetivo y no condicionado a la intervención social.
En el acto han participado también concejales que han ostentado la competencia de Servicios Sociales, entre ellos Carmen Veiga, quien ha recordado cómo cuando llegó al Ayuntamiento había en su lugar lo que se llamaba ‘Sanidad y Beneficencia’.
Se decidió, según ella, que «no se iba a atender al pobre, se iba a atender a la sociedad» «El cambio fue un giro de 180 grados», ha asegurado. La Fundación en sí, fue fruto de la necesidad de ser más ágiles.