La tragedia se produjo el 1 de enero de 2021, cuando la máquina que tripulaban fue arrastrada por un alud; la Fiscalía considera que se antepuso la realización del trabajo a la seguridad de los empleados

La tragedia se produjo el primer día del año 2021. 1 de enero. En aquella fatídica jornada, mientras la inmensa mayoría de los los asturianos encaraba la primera del nuevo año, dos operarios del Servicio de Conservación y Explotación de Carreteras, C. F. O. y V. G. G., ambos parte de la tripulación de una máquina quitanieves, perdían la vida en el puerto de San Isidro, sepultados por un alud que barrió la carretera AS-112. Y este viernes, algo más de cuatro años y dos meses después, el que entonces fuese jefe de dicho servicio se sentará en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal Número Dos de Oviedo, acusado por la Fiscalía de un delito contra la vida y la salud de los trabajadores, en concurso con dos delitos de homicidio por imprudencia grave. Por su parte, el aludido se ha mostrado conforme con la calificación de los hechos y la petición de condena, que suma dos años de prisión, aunque ni la acusación particular, ni la popular la han secundado.
El relato del Ministerio Fiscal, admitido por el acusado, narra que ese 1 de enero, habiendo como había unas condiciones climáticas desfavorables, propiciadas por un temporal que había producido una copiosa nevada en las montañas, los dos profesionales fallecidos fueron reclamados a las 7.40 horas para que acudiese a limpiar la AS-112, a bordo de una máquina fresadora. Dos horas después, a las 9.40, el San isidro se declaró oficialmente cerrado ante los riesgos de aludes, pero a las 12.30 la máquina seguía trabajando, hasta el punto de que varios vehículos pudieron salir del puerto tras ella. De pronto, un primer alud dejó tres coches inmovilizados, por lo que la quitanieves, a petición del 112, acudió a abrir camino. En pleno descenso, a las 14 horas un segundo alud, más pequeño, atrapó a un vehículo en la zona conocida como ‘El Fielato’; también en este caso la dotación de la máquina pudo liberarlo.
Llegada a la zona de ‘El Mirador de Zubillaga’, y con un tercer alud sobre la carretera, los dos operarios tuvieron que desatascar la chimenea para poder proseguir con la limpieza. C. F. O. fue el primero en salir de la cabina, y se dirigió a la parte delantera para iniciar el desatasco; V. G. G. salió también para orientar la chimenea y permitir su limpieza. Fue entonces cuando, de súbito, un nuevo alud, de alcance «gigantesco», según la Fiscalía, se llevó por delante a los trabajadores y a la máquina, e incluso atrapó a un conductor de un vehículo civil. C. F. O, fue hallado sin vida pocas horas más tarde, sepultado bajo la nieve no lejos del escenario del accidente; por su parte, el cuerpo de V. G. G. fue localizado el 30 de enero, también enterrado aunque, en su caso, ladera abajo, arrastrado por la misma masa gélida que se llevó la quitanieves.
Para el Ministerio Fiscal, el acusado incumplió «los más elementales deberes de cuidado que la normativa en materia de prevención de riesgos laborales le imponía», al conformarse con «una deficiente evaluación de riesgos de los trabajadores», y no velar porque la información suministrada fuese la adecuada. En definitiva, no organizó una forma de trabajo segura ante el peligro de aludes, ni solicitó su evaluación para adoptar una forma de trabajo que no antepusiese la tarea a la exposición de los operarios a un un riesgo relevante. Tras reconocer los hechos, el exjefe del servicio ha aceptado una condena de un año de prisión por cada uno de los delitos de homicidio por imprudencia grave; no obstante, la Fiscalía0 no se opone a que se le conceda la suspensión de la ejecución de la pena, condicionada al pago de una multa de seis meses, con una cuota diaria de diez euros.