El centro comercial Los Fresnos alberga hasta finales de mes la muestra ‘Bicicletas para la historia’, un recorrido por la evolución de ese medio de transporte
Fue una de las grandes revoluciones del siglo XIX; un progresivo foco de popularidad social, hasta alcanzar su ‘edad de oro’ a mediados del XX. Y ahora, con más de 150 años y millones de kilómetros acumulados en sus ruedas, la bicicleta ha recuperado gran parte de ese poder de seducción de antaño, al postularse como una de las mejores opciones para una movilidad barata y sostenible. La de este vehículo, pues, ha sido una larga evolución, plagada de hitos y hechos curiosos, y que, hasta fin de mes, se puede conocer visitando la exposición ‘Bicicletas para la historia’, instalada en la planta baja del centro comercial Los Fresnos.
Diez paneles informativos, dos figuras biográficas y, como principal atractivo, nueve ejemplares genuinos de bicicletas antiguas conforman una muestra que, en esencia, es fruto de la pasión por ellas que embarga al profesor jubilado Ángel Mato Díaz. «Parece un referente moderno, o postmoderno, pero tiene más de cien años, y en ellos ha cubierto algunas de las principales necesidades de la gente», reflexionaba esta mañana, mientras hacía de guía a una delegación formada por el concejal de Actividad Física y Deporte, Ramón Tuero; por la gerente del centro, Mari Paz Álvarez, y por Vicente Fernández, su homólogo en la empresa Norte Gr´áfico, que ha colaborado en la impresión de los contenidos. Y, por ahora, desde que se inaugurase el 5 de abril, está teniendo «mucho éxito entre quienes nos visitan», apuntaba Álvarez.
La abundancia de las explicaciones y fotografías es un punto a favor de ese atractivo. El recorrido comienza a mediados del siglo XIX, con la introducción del velocípedo, y continúa hasta principios de la centuria actual, revisando en el trayecto la fundación de los primeros clubes cicloturistas, el impacto del vehículo en la propia Asturias, su peculiar uso para el transporte de carga o su contribución a la liberación de la mujer, ya que «obligó a cambiar la estricta vestimenta victoriana, y les aportó una mayor autonomía. En ese sentido, un apartado especial de la muestra está reservado a la periodista letona Annie Londonderry, quien, en 1985, se convirtió en la primera mujer que dio la vuelta al mundo en bicicleta.
Como suele ocurrir en la historia de la Humanidad, no hay desarrollo civil que no tenga su reflejo en el mundo militar. Así, otra sección de la exposición desarrolla el papel de la bicicleta en diversos conflictos bélicos, comenzando por la Gran Guerra y continuando con la Segunda Guerra Mundial, durante la cual las fuerzas paracaidistas británicas inventaron la bicicleta plegable. Incluso en los años 60 y 70 su contribución fue crucial en contiendas como la de Vietnam, pues sirvió a las tropas regulares norvietnamitas y al Vietcong para trasportar suministros a lo largo de la ‘ruta Ho Chi Minh’, lejos del alcance de la aviación estadounidense.
Pese al valor de semejante contribución, para Mato el futuro de este artilugio es incierto. «La bicicleta cumplió con el siglo XX; por ejemplo, los chinos fabricaron 500 millones del modelo ‘Flying Pigeon’. Pero creo que el mañana será de los patinetes», reflexionaba esta mañana. Esa posibilidad, no obstante, no eclipsa su amor por el vehículo en cuestión, alimentado por su abuelo, fundador y gerente de la ya extinta tienda París Sport, ubicada en la calle Covadonga. De hecho, para el autor de la exposición resulta crucial resaltar la importancia de la bicicleta en la historia de Gijón. «Aquí hubo una tradición ciclista muy importante, hasta el punto de que los hermanos Cuesta abrieron primera fábrica del norte de España, precedente de los dos gigantes posteriores de Eibar: BH y Orbea, que copiaron sus modelos».
Ya sea la bicicleta o el patinete el que domine el transporte individual sostenible del futuro, ahora la gran asignatura pendiente es mejorar su integración en las ciudades españolas y asturianas. «Es un camino irrenunciable», afirmaba el edil Tuero, consciente de que «en Gijón llevamos veinte años instalando carriles bici, aunque es verdad que no siempre se ha hecho todo lo bien que se podría. Pero nuestra ciudad, por su orografía llana, reúne las condiciones perfectas para impulsar su uso, tanto por salud física como medioambiental». A ese respecto, concluyó recalcando que el nuevo Plan de Movilidad, que será sometido a votación en el Pleno municipal del próximo jueves, «se va a cambiar nada más termine este mandato».