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La zona rural necesita inversión con cabeza, no cabezas de lobos muertas
Hay asuntos que suscitan una pequeña quiebra interna en cada uno de nosotros. En mi caso, la gestión del lobo en Asturias es uno de esos asuntos que me genera dicha ruptura. Creo que este es el cuarto artículo que escribo en el último año sobre el asunto, lo que refleja que han sido tiempos complicados para una especie que está pagando los platos rotos de las fake news o noticias falsas, del desconocimiento, de frustraciones de andar por casa y de la mala política. Todo junto.
La lamentable noticia que da pie a este artículo es la aparición en Ponga, otra vez, de los cadáveres de dos lobos colgados de un cartel del inicio de una ruta de montaña. Como es habitual en estos casos, se han iniciado las diligencias de investigación que parece llevarán a cabo el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) y la Guardería del Medio Rural del Principado de Asturias y, como también es habitual en estos casos, mucho me temo que los culpables de este acto delictivo sobre una especie de fauna protegida por la legislación estatal no aparecerán.
A día de hoy el lobo es una especie protegida, por si alguien tiene dudas sobre este punto. Lo que ha sucedido en Ponga es un delito ambiental y hay que perseguir a quienes hayan pertrechado ese delito. Que el lobo tenga a día de hoy, en esta parte del país, unas poblaciones mayores, es gracias a que se protegió. Pasa lo mismo con el oso, y pasa lo mismo con otras especies que se protegen. Y que en el entorno rural eso sea un problema —que se protejan especies— lo que quizá muestre es que la gestión del propio medio rural no está siendo la más adecuado ni la más didáctica por parte de las administraciones públicas responsables de tal labor.
Yo quiero pensar que las personas que han hecho eso no representan al medio rural astur, y no dudo que “representan” a una parte de la población frustrada, y que es incapaz de gestionar sus problemas de otra manera que no sea a través de la violencia, lo que es ya un problema muy gordo en sí mismo. Pero, representaciones aparte, conviene tener claro que las personas que hayan hecho eso son delincuentes.
Los problemas en el medio rural son muchos: no existe apenas relevo generacional, el envejecimiento de la población es aún mayor que en las zonas urbanas, las enfermedades del ganado, los déficits en las comunicaciones digitales siguen siendo notables (no hay red de telefonía móvil en numerosos lugares, por no hablar ya de velocidad de descarga de datos), la cada vez mayor digitalización de los trámites administrativos resulta compleja para mucha gente, y gestionar la carga burocrática que se ha añadido para casi cualquier tramitación no es labor sencilla si no tienes una ‘oficina’ cerca. La zona rural necesita inversión con cabeza, no cabezas de lobos muertas.
Pero, para muchos miembros de la clase política dirigente lidiar con estas barbaridades es más sencillo, desgraciadamente, que darse cuenta de que para ir a Ponga desde Piloña la carretera ye un infierno, o que, a poco que salgas de cualquier zona medio habitada en Amieva, Onís o Quirós, olvídate de tener cobertura. Bueno, eso teniendo claro que debemos dejar atrás la romantización de la vida en el campo y de que la gente que va allí es porque busca desconectar. Si de verdad pretendes hacer algo en ese ámbito, necesitas algunas de las herramientas propias del siglo XXI. Y no hablo de un tractor o de un todoterreno, sino de conectividad y también de ocio, pero este es otro problema para otro artículo.
Los pagos por daños propiciados por el lobo en 2023, según el Principado de Asturias es de 1,1 millón de euros. 1,1 millones. El Gobierno del Principado de Asturias ha anunciado la inversión de 50 millones para la actividad empresarial de la industria agroforestal y alimentaria y la incorporación de jóvenes al campo. 50 millones.
¿Y de verdad el lastre del mundo rural asturiano son los pagos por daños valorados en 1 millón? Pongamos que el Gobierno se viene arriba y sube, por ejemplo, quintuplica el valor de los daños que supuestamente son producidos por un lobo. Estaríamos hablando de 5 millones (se estima que es lo que se pagó en 2024 por daños). 5 millones frente a 50 millones de inversión, solo en ese aspecto. ¿Y de verdad alguien puede decir, sin ponerse colorado, que el lobo es un problema real en el tejido económico del campo asturiano? Es evidente que no lo es. Lo que sí es, es el eslabón más débil en la cadena de echar las culpas de gestionar mal las cosas, y el tema del lobo no se está gestionando bien si se argumenta desde la administración que se deben controlar las poblaciones de una especie protegida porque han aumentado de tamaño, cuando ese es el objetivo de proteger a una especie, que no se extinga, para eso se pagan ayudas y por eso se habla de que hay personas que compran yeguas enfermas para dejar en el monte, o peor aún, asturcones que están mejor pagados, como comentan, para quien los quiera escuchar, algunos miembros de la Guardería del Medio Natural del Principado de Asturias.
Cazar al lobo será, si es que acaba siendo algo legal, una barbaridad de tal calibre, que dentro de unas décadas se verá tan bestia como cuando en Asturias se cazaban y se disecaban urogallos hasta su casi total extinción. Una patochada.
Desgraciadamente, la clase política no hace el trabajo de equilibrio en el debate, ni propicia la necesaria tranquilidad a las personas que habitan el medio rural asturiano, garantizando ayudas (más si es que fuera necesario, o en tiempo y forma adecuados), soporte burocrático o medios concretos para casos concretos, ni tampoco actúa con rotundidad ante el furtivismo imperante, ni desmiente bulos y disparates varios, como aquellos que se pueden leer en algunos medios donde te acaban convenciendo del peligro corpóreo de que un lobo se coma a un niño. Mentiras y cuentos para asustar, para alimentar los bulos sobre animales que lo único que hacen es sobrevivir en un entorno sobreexplotado y sobreocupado por el único ser que se ha demostrado que acaba agotando recursos y alterando todo, que es el de dos patas.
Los que hayan pertrechado, pertrechado? De verdad? Ni pa’eso.
Otro problema del mundo rural es que se arrogan su voz gente que no tiene ni p**a idea del campo… como tú. Defiende al lobo desde tu interés, que lo tienes, y no te metas en lo que busca, quiere o necesita un ganadero. Son más capaces de lo que crees y, con lógica supina, demandarán lo contrario de lo que te conviene a ti.
Cuánto iluminado solucionando problemas que desconoce totalmente mientras otros exponen su explotación