Sociabilizando en el rodaje de la nueva película de Santiago Segura ‘¡A Todo Tren! Destino Asturias‘
«El ser gracioso en la tele no conlleva el tener que serlo también en la vida real…»
Eran apenas las 8.00 horas de la mañana y una larga cola de humanidad portando maletas y grandes mochilas, adornaba la Plaza de España de la vecina Avilés, llamando a la curiosidad de niños y niñas del colegio San Nicolás de Bari. Para más misterio, un enorme camión se llenaba de ropa, calzado, complementos de todo tipo… y a su alrededor el ir y venir de gente con pinganillos y mil y un cachivaches colgados del cinturón.
¿Qué hará toda esa gente haciendo cola a estas horas? La pregunta no era sencilla, más que nada, por lo poco habitual de la escena que añadía para más confusión, una mesa con un joven ataviado con mascarilla y guantes, pero en chándal, pinchando dedos.
¡Hombre, así a primera vista, pinta de enfermero tradicional, no tenía mucha! Eso sí, el rapaz era de lo más agradable. Precisamente lo que hacía, era tomar la temperatura y tests rápidos a todos los que a lo largo de la jornada iban a participar como figurantes en el rodaje de la nueva película de Santiago Segura ‘¡A Todo Tren! Destino Asturias’.
Una vez comprobado que la salud era perfecta (todos estábamos como robles milenarios) pasabas a uno de los salones del hotel donde se citó a los elegidos . Allí una joven afable y dicharachera testeaba el vestuario que debería lucir cada figurante «Tú te vas a poner esto… Tú, lo otro…»
Con destino a la estación de Feve, escenario de la jornada de grabación, un café y unos bollos te esperaban para ir metiéndote en el asunto y de paso entablar conversación con los que serían tus compañeros de fatiga, nunca mejor dicho, durante ocho larguísimas horas.
Allí estaba Chelo Espina, asidua a la faena y no por ello menos entusiasta. Películas como ‘Pudor’, ‘Mortadelo y Filemón’, ‘Si yo fuera rico’ y el anuncio de Navidad, contaron con su participación, así que no era nueva. “Si mi padre supiera que estoy metida en esto” comentaba divertida ésta madura y entrañable gijonesa. “Fíjate si era antiguo que no me dejó estudiar enfermería para que no viera… lo que no tenía que ver”, recordaba entre carcajadas.
Bien sonriente también estaba Ana María Montejo. “Yo ante todo soy abuela, pero ¡chica! Me encanta esto de la figuración” confesaba a sus conocidos más próximos y participantes también en series como ‘Doctor Mateo’, ‘Gran Hotel’ o pelis como ‘Campamento Flipy’.
En el corrillo de las amistades echas en un par de segundos, son las mejores porque no te comprometen nada más que a pasar unas risas, estaba también Elena Granda. “Trabajé una temporada en atención al cliente de una empresa, pero ahora estoy en paro y qué mejor manera para animarme que participar en este asunto” Y es que para ella era la primera vez, siempre hay una, como lo era también para el ex empleado de supermercado, Eugenio Rodríguez. “Vi el anuncio por Internet en una página de empleo y no lo dudé”
Entre charleta y presentaciones varias pudimos ya ver a un Segura irreconocible. Peluca pelirroja rizada, huesudo (en los puros huesos ¡vamos!), estaba acompañado por varios niños, entre ellos su hija Sirena además de los actores Leo Harlem, David Guapo, Diego Arroba “el cejas”, Flo y Joaquín Reyes, este último, digamos, que el más guapetón y sonriente de todos.
Una vez habiendo sabido más o menos lo que cada uno tenía que hacer, comenzó la faena, el cambio de iluminación de un lado a otro, los cables de aquí para allí, o lo que es lo mismo, los gritos y carreras del equipo al mando y de la ayudante de dirección que a día de hoy debe de estar con un hilo de voz.
“Cuando diga fuera mascarillas, es fuera mascarillas, ¿vale?” ¡Señor, sí señor!
En ese momento el oído de todo ser vivo de dos patas, presente en el asunto, debía estar atento y quieto, incluso sin pestañear y mejor sin apenas respirar.
“Motor… Silencio, por favor… Grabando”. Así ocho horas del día “M” del mes “M” del 2021.
Menos mal que entre ciento y un mil tomas con sus correspondientes paseos de un lado a otro del andén, hubo tiempo para seguir conociendo a gente de lo más variada e interesante, como Cesar Baragaño. Curtido en el tema, Baragaño participa desde hace muchas temporadas como figurante en la Ópera y Zarzuela de Oviedo, además de pertenecer a uno de los coros de los espectáculos ovetenses. Y él fue el que abrió la brecha de la ausencia de simpatía de los actores. Recordaba a la gran diva Ainhoa Arteta y su amabilidad y cercanía, además de a muchos otros. Y es que, cercanía, lo que se dice cercanía, incluso sonrisa pequeña, no hubo para nadie por parte de los actores.
Ni siquiera a la hora de comer en las carpas, bien resguardadas y acondicionadas con los protocolos necesarios para las circunstancias del covid, se acercaron a saludar a los muchos que participamos en la escena. Dio igual porque allí se continuó haciendo amistades, como la de Andrea Pérez, Susana Folgueiras y Bárbara Galán.
En fin, el ser gracioso en la tele no conlleva el tener que serlo también en la vida real… Supongo que el estar en otra dimensión estelar es lo que tiene, mucha tontuna.