Los amantes del camping son también unos apasionados de la naturaleza, la aventura y el compañerismo. La vida que se hace en esos pequeños poblados desmontables y trashumantes, crea vínculos más allá del espacio que llegan a ocupar por días o semanas. Los protagonistas de la peña gastronómica de hoy, La Fartura, forman parte del Club Campista El Horreo. Eso hace suponer que al añadido de la vida en libertad y el sueño acunado por estrellas, poseen un buenísimo paladar.
La Fartura, fundada ya hace más de una veintena de años, reúne todos los requisitos de los que disfrutan los dieciocho miembros que la forman. Por un lado, esa sensación de libertad de acampado en una tienda o autocaravana, y por otro un buen fogón que no sea de ‘campingaz’.
Como bien confiesa Francisco Gutiérrez, su presidente (otro de ellos fue Francisco Lombardía), el local de la calle Puerto Somiedo de Gijón, en Pumarín, cuenta con una cocina importante. En ella se reúnen frecuentemente para disfrutar de los platos que ellos mismos preparan: «somos autosuficientes gastronómicamente hablando», asegura. Entre las comandas cocinadas destaca el guiso de corzo, perdices con verdura, fabada…
Tienen un tope de socios, más que nada por el tamaño del local, y si alguien quiere unirse al grupo, siempre tendría que pasar por el consenso de todos y cada uno de los dieciocho, nunca sobrepasando el número de 24 miembros. El próximo 17 de este mes celebrarán, junto con sus familiares, la cena de Navidad.
Los amantes del camping son también unos apasionados de la naturaleza, la aventura y el compañerismo. La vida que se hace en esos pequeños poblados desmontables y trashumantes, crea vínculos más allá del espacio que llegan a ocupar por días o semanas. Los protagonistas de la peña gastronómica de hoy, La Fartura, forman parte del Club Campista El Horreo. Eso hace suponer que al añadido de la vida en libertad y el sueño acunado por estrellas, poseen un buenísimo paladar.
La Fartura, fundada ya hace más de una veintena de años, reúne todos los requisitos de los que disfrutan los dieciocho miembros que la forman. Por un lado, esa sensación de libertad de acampado en una tienda o autocaravana, y por otro un buen fogón que no sea de ‘campingaz’.
Como bien confiesa Francisco Gutiérrez, su presidente (otro de ellos fue Francisco Lombardía), el local de la calle Puerto Somiedo de Gijón, en Pumarín, cuenta con una cocina importante. En ella se reúnen frecuentemente para disfrutar de los platos que ellos mismos preparan: «somos autosuficientes gastronómicamente hablando», asegura. Entre las comandas cocinadas destaca el guiso de corzo, perdices con verdura, fabada…
Tienen un tope de socios, más que nada por el tamaño del local, y si alguien quiere unirse al grupo, siempre tendría que pasar por el consenso de todos y cada uno de los dieciocho, nunca sobrepasando el número de 24 miembros. El próximo 17 de este mes celebrarán, junto con sus familiares, la cena de Navidad.