Tras más de dos décadas recorriendo las calles de Gijón, esta veterana del volante ha sido reconocida con el Premio Impulsa a la Mujer Empresaria, un galardón con el que, afirma, «todos mis compañeros están expectantes»
La voz de Sonia Camblor Iglesias (Blimea, 1970), suave y pausada de natural, se torna de pronto ágil y divertida cuando cierto nombre surge en la conversación: el de la bioquímica Margarita Salas. Un día de principios de la década de 2010 (Camblor no logra precisar cuál) la que fuera compañera de Severo Ochoa subió al taxi que conduce desde hace más de dos décadas… Y quedó sorprendida cuando, al concluir la carrera en el Aeropuerto de Asturias, su conductora le pidió un autógrafo. «Me parecía súper relevante haber llevado a una mujer como ella, tan importante y dedicada a una profesión tan masculinizada, como pasa con la mía», admite, emocionada. Es sólo una, aunque la favorita, de las mil y una anécdotas que pueblan la dilatada trayectoria al volante, casi siempre como autónoma, de esta aureliana de nacimiento que en 2001 cambió el trabajo en asesorías por el transporte de pasajeros, y que, por su desempeño durante este tiempo, ha sido reconocida con el Premio Impulsa a la Mujer Empresaria. Un galardón que recogerá el próximo 14 de diciembre, y que, sentencia, «no es sólo mío, sino de todos mis compañeros. Están expectantes porque, en realidad, es al taxi de Gijón al que se ha premiado».
Como ocurre en tantas y tantas biografías, el viraje de Camblor hacia el sector en el que ahora se desempeña fue fruto de la necesidad. Cansada de la falta de estabilidad que la labor como auxiliar administrativa de brindaba, decidió examinarse para el carné de conductora de autobús. Poco después se ponía al volante de su primer taxi como asalariada, y apenas seis meses más tarde compraba la licencia 160 de Gijón, la misma que ostenta en la actualidad. Y no se ha arrepentido. «Es una profesión que me permite conciliar lo laboral con lo personal, establecer mis propios horarios… Y conocer a gente súper diversa, aproximarte a otros mundos, que es algo que me encanta», admite. Artistas, deportistas, políticos… Sin olvidar a la mencionada Salas, por supuesto. «Es algo tan sorprendente, tan interesante… En otros oficios no ocurre», medita. Por descontado, ese placer ha ido ligado a un cuidado extremo de la seguridad y de la calidad de su desempeño; así, afirma, el suyo es «el único taxi de España con el sello de Movilidad Segura en la Empresa«, que conceden la DGT y el Instituto de Prevención de Riesgos laborales de Asturias».
Si bien es cierto que, aún en la actualidad, el grueso de las licencias son explotadas por hombres, su condición de mujer no le ha supuesto a Camblor ningún problema. «Cuando empecé en esto, no había navegadores, ni geolocalizadores, ni nada de eso», rememora. En aquellos días «era difícil encontrar una calle en Somió si acababas de empezar, especialmente en plena noche, o lloviendo. Pero los compañeros te ayudaban en todo, preocupados porque el servicio saliese bien; le estoy tremendamente agradecida, por su amabilidad y por la paciencia infinita que tuvieron». Esa gratitud, empero, también se extiende a Gijón Impulsa; no sólo por este premio, sino también por la asistencia brindada. No en vano, Camblor fue una de las participantes del programa Data 4 PYME, del que se extrajeron datos muy valioso para la mejora de la actividad de los taxistas en la ciudad, que a posteriori se tradujeron en soluciones «como las microparadas, las paradas en acordeón o la optimización del servicio en la zona periurbana».
Inquieta por naturaleza y polifacética por placer, Camblor ha llegado a combinar su profesión con el que es otro de sus intereses: el teatro. Las campañas que el sector realiza anualmente por San Cristóbal y Navidad le brindaron la oportunidad perfecta. «Nos juntamos un grupo de mujeres, y decidimos hacer una obra teatral en la que se explicara cómo era nuestro trabajo; el Ayuntamiento nos dejó el Centro Municipal Integrado Pumarín Gijón Sur para representarla y, la verdad, tuvo mucho éxito», comparte, risueña. Tanto es así que alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) interpretarán uno de sus montajes… Y que su actividad llamó la atención, incluso, del mismísimo Martin Scorsese. En 2018, coincidiendo con la entrega al cineasta del Premio Princesa de Asturias de las Artes, esta improvisada compañía de artes escénicas femenina sobre ruedas, con Camblor a la cabeza, fue la encargada de conducir por Gijón y Oviedo el taxi de Nueva York traído específicamente en homenaje a la película ‘Taxi Driver’, un inconfundible Ford Crown Victoria amarillo. «Tenía de todo, como en las películas. Fue algo increíble, y creo que no se me olvidará jamás».