La Policía Nacional impidió al diputado José María Figaredo que se encarase con los manifestantes, reunidos en apoyo a la conversión del colegio San José en un centro de acogida de refugiados, un proyecto que los de Santiago Abascal rechazan
La tensión que la siempre delicada cuestión de la inmigración irregular ha desatado en buena parte del país llegaba este jueves a Sotrondio. Con la transformación del antiguo colegio San José en un centro de acogida de refugiados en curso, y 82 personas llegadas de Canarias ya alojadas dentro de sus muros, ayer el diputado de Vox en el Congreso, y presidente de dicha formación en Asturias, José María Figaredo, acudía a la localidad para reiterar sobre el terreno su rechazo a ese proyecto. Su visita, sin embargo, se topaba con una resistencia no totalmente inesperada, ni tampoco novedosa. Casi doscientas personas, críticas con el mensaje de Vox, se concentraban ante el centro educativo en cuestión para clamar a favor de la acogida y distribución de migrantes dentro del territorio nacional, y en contra del mensaje «racista» del partido que encabeza Santiago Abascal. Y la misma Policía Nacional que integraba el dispositivo de seguridad hubo de intervenir para impedir que Figaredo se encarase con sus opositores.
Al grito de consignas como «Ningún ser humano es ilegal» o «Construyamos puentes» los manifestantes, convocados por el Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, en manos del PSOE, y por Izquierda Unida (IU), bloquearon el acceso de la comitiva de Vox al edificio. «Esto es una muestra de la solidaridad en las cuencas mineras», clamó el alcalde, José Ramón Martín Ardines, abiertamente contrario a todas aquellas «declaraciones que fomentan el racismo y la xenofobia donde no lo hay». Junto a él, la diputada de Izquierda Unida Delia Campomanes también alzó la voz, compartiéndola después en sus cuentas en las redes sociales, afirmando que «el señorito Figaredo está acostumbrado a que los inmigrantes sean su servicio doméstico», y confirmando su firme convicción en que «la solidaridad es la ternura de los pueblos».
Desde luego, tampoco en Vox se quedaron de brazos cruzados. A pocos metros de la concentración, Figaredo compareció ante los medios para censurar «el uso torticero de las instituciones que hace el socialismo». Y es que, siempre según el diputado, el Ayuntamiento del lugar, «haciendo uso de sus redes oficiales y de dinero público, ha convocado un acto para tratar de sabotear e impedir la libertad de expresión de la tercera fuerza de Asturias y de España». Una declaración que sirvió de preludio a su carga contra el centro, una «iniciativa coordinada por el Ministerio para la que hay nueve millones de euros de presupuesto, cuando vemos que aquí al lado en Ciaño, tenemos un Centro de Educación Especial que, a los veintiún años, echa a los chavales a la calle, o que en el Hospital de Jarrio faltan plazas por cubrir. para los de aquí siempre falta presupuesto». Y concluyó afirmando que, en cambio, «sí lo hay para pagar a los sindicatos subvencionados para que impidan que hablemos».