En un partido sobresaliente, el Sporting venció al equipo catalán gracias a dos goles de Gragera y Djuka
Recordar es volver a vivir. Y es mucho más placentero si se hace con victoria. El Sporting se reencontró con uno de esos equipos que tiene su nombre a fuego grabado en la historia rojiblanca. Precisamente, en uno de los momentos más delicados de la existencia del equipo asturiano, el nuevo Sporting del ‘Pitu’ salió a flote ante el Girona. Venció, convenció, y alejó –a falta de confirmación oficial– los fantasmas de un mal sueño: los del descenso a 1ª RFEF.
Salió sin especular el Sporting. Intenso, agresivo y aguerrido a partes iguales. La sensación de que lo que estaba en juego era el futuro del club se podía palpar en cada disputa. Con todo, la primera ocasión no se hizo esperar. En el minuto dos, una contra llevada por Villalba y continuada por Aitor terminó en los pies de Djuka. Escorado y en posición dudosa, el delantero montenegrino lanzó fuerte, pero su disparo salió lamiendo el palo.
Persistió y no dejó de insistir el equipo de la Ribera del Piles, que antes de que se cumplieran los diez primeros minutos de juego sumaba su segunda ocasión. Djuka condujo peligrosamente y cedió para Pedro Díaz. El canterano le arreó con fiereza al esférico, pero Juan Carlos se estiró y despejó a córner. Como si se hubiese desprendido de sus cadenas, el equipo del ‘Pitu’ se desmelenaba y, esta vez de verdad, iba a por el partido desde el primer minuto.
La intención del Sporting era clara: que cada posesión en campo contrario acabase en la portería de Juan Carlos. Como un equipo que –por fin– estaba siendo vertical, un centro del ‘Puma’ terminó en saque de esquina. Fue entonces cuando Pedro Díaz hizo magia. Se acercó al córner y le puso un balón medido a Gragera, que ganó la partida a su marcador y asestó un tremendo cabezazo inapelable para el meta gerundense. Era el 1-0 y, El Molinón, una fiesta.
Después del primero, el Girona intentó sacudirse el dominio rojiblanco. El conjunto dirigido por el vallecano Míchel está dotado de una plantilla que bien podría estar disputando la Primera División, y su calidad comenzó a relucir. En el minuto 16, Aleix García sacó el cañón a pasear y conectó un potente disparo que complicó a Cuéllar. Berrocal llegó al cruce y la ocasión quedó en nada. Sin embargo, la sensación ya era diferente a la del pitido inicial. El arreón del Sporting se había diluido después del primer gol.
Lo aprovechó el Girona, que no desperdició su momento. En una buena jugada, Iván Martín lanzó para Arnau. El carrilero puso un centro pasado que controló con el pecho Juncá. Como ratón en el área apareció Stuani, que embocó a gol. Con la bandera estirada, el línea anuló el tanto, pero el VAR daría validez al empate a la postre. Más asentado, el Girona lograba la igualada en una de sus primeras oportunidades. Eso sí: después de ir ganando poso paulatinamente gracias al dominio de la pelota.
Se puso nervioso el Sporting y, después del gol, empezó a pasarlo mal. Con el viento a favor tras el empate, Borja García tuvo la oportunidad de marcar el segundo para su equipo, pero su volea salió alta desde la frontal. El conjunto gijonés, sin embargo, reaccionó y volvió a cobrar vida. Primero, se acercó a las inmediaciones del área de Juan Carlos cuando parecía grogui tras el uno a uno. En el minuto 37, El ‘Puma’ arrancó la moto. La pelota le llegó a Guille Rosas, que centró para Aitor. El de Gibraleón terminaría la jugada engatillando el esférico sin mayores problemas para Juan Carlos. Poco después, el Sporting sí encontraría oro.
No le perdieron la cara al partido los discípulos del ‘Pitu’, que siempre pretendieron acelerar la circulación de balón tras pasar la divisoria, aunque en ocasiones costase más de una imprecisión innecesaria. A pesar de no tener la pelota, el Sporting buscaba el marco rival cada vez que la poseía… y su ánimo ofensivo tuvo premio. Al borde del intermedio, Kravets filtró un balón por arriba para el ‘Puma’, uno de los mejores del partido. El panameño pisó el pedal de la derecha y puso un buen centro para Djuka. El delantero, que no acostumbra a enchufarlas de cabeza, saltó en plancha y batió a Juan Carlos. Esta vez sí. Dos a uno y el Sporting, a vestuarios, por delante en el marcador.
La segunda parte descubrió a un Sporting más cauteloso y replegado. El Girona, mientras, pareció estancarse. Adherido a la tela de araña rojiblanca, el equipo catalán dejó de dar muestras de poder hacerse con los mandos del encuentro. Sus ataques pasaron a ser demasiado previsibles y el Sporting, en un magnífico ejercicio de orden y eficacia, no pasó excesivos apuros.
Además de mantener el rigor defensivo necesario para guardar la ventaja en el marcador, el Sporting pudo también sentenciar. En el 52, después de una prolongación de Gragera tras un saque de esquina, Djuka conectó un derechazo que paró Juan Carlos. El Girona lo intentaría luego, a falta de media hora para el final. Negado a asumir su destino, Borja García destapó el tarro de las esencias y le sirvió un excelente envío a Arnau, que cedió para Stuani. Berrocal, sorprendentemente salvador, llegó antes que el uruguayo.
Espoleado por su grada, al Sporting dejaron de pesarle las piernas a la hora de guardar su ventaja en el electrónico. Fue más intenso, con pelota y sin ella, y se hizo acreedor de la victoria. Pedro Díaz se quedó con ganas de marcarle un golazo a Juan Carlos, que volvió a responder con nota a un latigazo del sierense en el minuto 77. A partir de ahí, el trabajo defensivo del equipo asturiano se erigió por encima de las intenciones gerundenses. Aun así, hubo tiempo para un susto en el último minuto del añadido. No fue a mayores. Jairo, después de que Jony errase un despeje, envió la pelota al área. Stuani, solo, remató a las manos de Cuéllar. Y ya no dio tiempo de más. El Girona no pudo ante su kryptonita y el Sporting volvió a recordar qué es ganar. Así, todo es más fácil.