Las relaciones del Sporting con el país de los nuevos propietarios vienen de lejos, prácticamente, desde el mismo nacimiento
(…) El vínculo prosiguió con el Atlético Celaya, club que tenía como presidente al asturiano Enrique Fernández Prado y en su directiva a otro paisano, Antonio Ordóñez Ríos
Dicen que el verde es el color de la esperanza y eso es lo que, precisamente, tanto lo que aporta a la afición la nueva propiedad mexicana como lo que significa “olergi” en euskera, verde. Los nuevos propietarios del Sporting, el Grupo Orlegi, deben su nombre a Sabino Arana. Me explico, el fundador del PNV dedicó gran parte de su vida a la creación de numerosos neologismos de la lengua vasca. Y me comenta mi buen amigo Lartaun de Azumendi, sabio athleticzale, que orlegi es uno de ellos. Su traducción al castellano es «verde», aunque hoy es un término apenas utilizado. En el euskera normalizado, el batua, verde se dice «berde». Su significado nace de la fusión de dos términos: «orri» (hoja, de árbol o de planta) y el sufijo «-legi» (que significa «como» o «a modo de»). Por tanto, el «verde» de Sabino Arana surge de la expresión «como una hoja» o «al modo de una hoja». Orlegi, color de la esperanza sportinguista y de la zamarra nacional mexicana.
Y es que las relaciones del Sporting con el país de los nuevos propietarios vienen de lejos, prácticamente, desde el mismo nacimiento del club asturiano. Del primer once conocido del Sporting, aquel que se enfrentó al Sport Club Ovetense en agosto de 1907, dos de sus jugadores vivieron en México: Antuña y Palacio. No fueron los únicos, claro. La emigración al país azteca fue una constante durante la primera mitad del siglo XX y los futbolistas del Sporting no fueron ajenos a ella. Entre los ex futbolistas rojiblancos habría que destacar a Evangelino. Evangelino Suárez fue un extremo coruñés que jugó en el Sporting la temporada 1933-34. En México militó en las filas del España, Asturias y el Euzkadi. Se afincó en Veracruz donde fundó un club de fútbol, el C.D. Veracruz, del que fue además su primer director técnico y permaneció en esta ciudad mexicana hasta su fallecimiento.
Pero muchos años antes, en el DF, el 17 de febrero de 1918 en el número 52 de la calle Amargura, en la casa propiedad de Demetrio y Antonio Martínez Cuétara, se reunieron un grupo de asturianos -treinta y dos- con la intención de crear un equipo de fútbol: el Asturias Fútbol Club. Se eligió como presidente a Jesús Moradiellos, vicepresidente a Manuel Tolívar y como entrenador a Antonio Martínez Cuétara. De ese equipo de fútbol nace una sociedad que trasciende a lo deportivo: nace el Centro Asturiano de México, la mayor sociedad asturiana del mundo.
El equipo del Centro Asturiano, el Asturias, llegó a tener estadio propio, el Campo Asturias, con capacidad para 25.000 espectadores y por el club pasaron grades nombres del fútbol de la época como el que fuera jugador del Sporting José “Pepito” Riera que disputó allí cuatro temporadas para, después, volver al club rojiblanco, o, años más tarde, los internacionales Isidro Lángara y Luis Regueiro y el entrenador austriaco Ernesto Pauler, con el que el equipo consiguió sus mayores éxitos. Finalmente, el club desaparece del fútbol profesional mexicano en el año 1950 por desavenencias con los dirigentes de la liga mexicana. El Asturias era conocido como la “legión extranjera”, al estar formado en origen únicamente por jugadores asturianos para extenderse posteriormente a futbolistas españoles o de origen español hasta 1943, siguiendo el modelo localista vasco con el que At. de Bilbao y Real Sociedad competían en la liga española. Su gran rivalidad era con otro club formado por y para la comunidad española, el España F.C. El Asturias C.F. ganó tres ligas mexicanas: la primera celebrada en el país, 1922-23, la de 1938-39 y la 1943-44. También gano en cinco ocasiones la Copa de México. El equipo desapareció del fútbol profesional en 1948 por desavenencias con la Federación Mexicana de Fútbol, refundándose dentro del fútbol aficionado como Juventud Asturiana de México. El 10 de noviembre de 1963, bajo la presidencia de Laureano Carús Pando, se inaugura el estadio de fútbol de El Molinón en los terrenos de Parque Asturias del Centro Asturiano de México. Es un moderno campo de fútbol con una grada cubierta para casi dos mil personas y creado como un guiño sportinguista de la colonia asturiana en el país americano. El Centro Asturiano continuó siendo un vivero de jugadores para el fútbol azteca. Hasta cinco profesionales asturianos, o de origen asturiano, salieron de los equipos de la sociedad: Jaime Ordiales, Mario Ordiales, José Antonio Noriega, Alberto García-Aspe y Miguel España. Además, un asturiano, Antonio García (que fue hermano de un jugador del Sporting, Emilín) fue internacional absoluto por México. También, para el partido de homenaje por la retirada de un ídolo sportinguista, Pepe Ortiz, se disputó un partido contra un conjunto azteca, el Guadalajara, el 3 de mayo de 1964.
El vínculo entre México y el Sporting prosiguió con el Atlético Celaya, club que tenía como presidente al asturiano Enrique Fernández Prado y en su directiva a otro paisano, Antonio Ordóñez Ríos. Ambos compatibilizaban un declarado sportinguismo y madridismo y en el periodo en que tuvieron bajo su mando al club azteca llevaron a distintos jugadores de ambos equipos: Emilio Butragueño, Michel, Hugo Sánchez, Ricardo Bango y Javier Manjarín. También fue entrenador del club el asturiano Jaime Cuesta Fanjul, nacido en México de padres asturianos y formado en la cantera del Real Oviedo. Gracias a la gestión de los dos directivos asturianos, el Atlético Celaya vino a disputar el homenaje a Joaquín. En el equipo azteca jugaron Butragueño y Michel, y el Sporting se impuso por 3 a 0.
Además, en México en la Liga Española jugaban, allá por los años cincuenta dos equipos “asturianos”: el Deportivo Covadonga y el Juventud Asturiana, sus jugadores eran en su totalidad socios del Centro Asturiano de México y la práctica totalidad o eran asturianos o tenían orígenes familiares en nuestra tierra. Ambos equipos desaparecieron en la década de los sesenta pero en los setenta la presencia asturiana en el fútbol aficionado del país vuelve a ser notable formándose nuevos clubes amateurs. Entre ellos, el Real Gijón Sporting Club. En origen el equipo tiene una notable presencia de futbolistas de origen español, entre ellos algunos asturianos, pero poco a poco se va mexicanizando hasta perder totalmente su vínculo con la comunidad asturiana de México. Eso sí, conserva hasta su desaparición el nombre y los colores de Gijón. Este Sporting mexicano participa en la Liga Española y en competiciones regionales del DF de la capital mexicana.
Pero, sin duda alguna, el nexo más señero (hasta la reciente compra del club por Orlegi, claro está) que une al Sporting con México es la gira americana de 1953. La historia es tan apasionante como surrealista. En el año 1952 el Centro Asturiano de México decide, a petición de varios socios y sustentado por el importante superávit económico que tenía la entidad, traer a un equipo asturiano a disputar unos partidos a su país de acogida. Para acabar con la disputa entre oviedistas y sportinguistas en cuanto a qué club debería ir, se acuerda que el equipo invitado será el que mejor clasificación obtenga al término de esa temporada. Sporting y Oviedo estaban ambos en Primera División y al finalizar la temporada 1952-53 el primero quedó en séptima posición y el segundo lo hizo en novena. El presidente del Centro Asturiano, Laureano Carús Pando -originario de Caravia- y su vocal de deportes Antonio Blanco Isoba -natural de Campo de Caso- son quienes realizan las gestiones para organizar la llegada y estancia del club rojiblanco a la capital mexicana. El Centro Asturiano de la Habana se incorporó posteriormente al proyecto y para ello contaba, además de con la ayuda económica de algunos industriales asturianos allí establecidos, con la colaboración en la captación de recursos de un grupo de entusiastas jóvenes de la sociedad Juventud Asturiana, encabezados por el riosellano Antonio Aramburu y el gijonés Aquilino Suárez, ambos reconocidos aficionados sportinguistas. Era preceptivo que la Federación Española de Fútbol autorizara las giras al extranjero de los distintos equipos. El Sporting partió hacia Cuba pensando que disputaría diez partidos, pero sin saber las fechas de los mismos, por lo que su salida venía únicamente oficializada hacia la isla caribeña, gestionando la mexicana desde allí, una vez se supieran los plazos y encuentros a disputar. Cuba sería el primer destino de la gira . La recepción al equipo fue impresionante, tanto por parte de las autoridades cubanas como por parte de los aficionados sportinguistas emigrados en la isla. Hubo recepción en el Centro Asturiano de la Habana en la que centenares de asturianos agasajaron y aplaudieron a los futbolistas rojiblancos. Si bien el Sporting fue recibido de forma afectuosa por los asturianos residentes en La Habana, no sucedió lo mismo con su presidente, Paulino Antón Trespalacios, general del ejército en la reserva. Contra su persona, reconocido partidario de la causa franquista, se organizó una campaña de protestas desde dentro de los propios centros asturianos y también por parte de los muchos exiliados españoles establecidos en ambos países americanos. Además, el ambiente en la isla era de prerrevolución castrista. El presidente del Sporting optó por abandonar inmediatamente el país, sin llegar siquiera a dormir, cogiendo inmediato rumbo al aeropuerto, donde hizo noche, y salió en un avión de vuelta a España de madrugada. Los problemas no acabaron ahí. La suciedad del alojamiento contratado, el calor y la ausencia de ventiladores hacían imposible descansar en sus habitaciones. La Habana ciudad de por sí cálida, sufrió en esas fechas una extraordinaria ola de calor que dificultaba no solo hacer cualquier tipo de esfuerzo físico sino el simple descanso. Las quejas de la expedición rojiblanca surgieron efecto y el día 6 fueron trasladados a un hotel en el barrio de El Vedado con unas condiciones mucho mejores para el descanso. Los partidos también se redujeron. Al mando de la expedición quedaron el secretario del club, Evaristo Lázaro, que además se encargaba del pago diario de 8 dólares USA a cada jugador, y el entrenador, Pepe Nogués. Y en Cuba se gestionó el fichaje de un nuevo guardameta para el Sporting, Vicente Lapatza Tineo. Desde Cuba se recibió la autorización para jugar los encuentros en México, uno de ellos contra la selección absoluta del país azteca, y allí se desarrolló una segunda parte de la gira mucho más tranquila. Allí se disputaron tres partidos en los que el equipo estuvo siempre arropado por la numerosa colonia asturiana. El 26 de julio en Guadalajara el Sporting caería derrotado ante el Chivas por 3 a 1. En la misma ciudad el 29 de julio el Sporting derrotaría al Atlas por 0 a 2 y cerraría su gira en la Ciudad de México el día 2 de agosto empatando 1 a 1 contra la selección nacional mexicana.
El balance de la gira se cerró con seis encuentros jugados, tres victorias, un empate y dos derrotas y los futbolistas rojiblancos se embolsaron, además de una sobredosis de afecto por parte de la colonia asturiana, un dinero como prima por haber disputado la gira americana.
El 8 de agosto el Sporting regresó a Gijón y fue recibido en loor de multitudes. Pese a que recomendación expresa de los dirigentes del club, mediante los avisos publicados en la prensa local, para que la afición no se desplazara al aeródromo de Lugo de Llanera para recibir a los jugadores y equipo técnico y no se provocaran problemas de orden público, centenares según la prensa, los que se desplazaron hasta allí en autobuses, coches y hasta bicicletas. El avión procedente de Amsterdam aterrizó pasados unos minutos de la una de la tarde. En el aeródromo fueron recibidos por responsables del aeródromo, directivos de la Federación Asturiana de Fútbol y una delegación del Real Oviedo encabezada por su presidente, José Díaz Sánchez. También se desplazaron hasta allí en autobús miembros de la Peña Sportinguista Gijón portando banderas rojiblancas.
Así relataba el diario El Comercio de fecha 9 de agosto de 1953 la llegada del equipo al aeródromo de Asturias:
“…en los alrededores del campo de aviación había coches y autocares en número interminable, cargados de aficionados que vitoreaban a los gijoneses al descender del aparato. Caras de satisfacción, de alegría desbordante y lágrimas en muchos ojos. Y es que la patria grande y la patria chica tienen algo indefinible que sale espontáneamente del corazón y se asoma impetuoso a los ojos. Abrazos, apretones de manos y cambios atropellados de impresiones con aquellos muchachos que tan bien supieron rubricar el nombre de Asturias en América. Puesta la caravana en marcha los sportinguistas subieron a un autocar descubierto, adornado con laureles y banderas nacionales, de Asturias y de Gijón…”.
Durante el recorrido a Gijón en autobús y durante el trayecto por la ciudad hasta el Ayuntamiento fueron aplaudidos por una afición que se echó, literalmente, a la calle. Miles de personas les vitorearon durante el recorrido por la ciudad. En el Ayuntamiento fueron recibidos por el alcalde, Luis Cueto Felgueroso, que, junto con el presidente del club, Paulino Antón Trespalacios, dirigieron, desde el balcón del Ayuntamiento, sendos emotivos discursos a los aficionados congregados en la Plaza Mayor. Posteriormente, la plantilla fue obsequiada con un vino y un aperitivo en la propia casa consistorial gijonesa. El club recibió, además, felicitaciones de la práctica totalidad de los equipos de Asturias. La gira se celebró como un gran éxito del deporte asturiano y así fue interpretado, en esos momentos, por la afición rojiblanca. Esa noche en el Parque Gijonés (antiguo Parque Japonés) el club organizó una verbena para que los aficionados pudieran celebrar el éxito de la gira con los jugadores. Los socios gozaban de un descuento en la entrada de un 50%. La sala vendió la totalidad de las localidades permitidas y quinientas personas pudieron disfrutar de una fiesta a la que acudió la totalidad de la plantilla. Pero las celebraciones y la alegría pasaron pronto y al término de la temporada 53-54 el Sporting descendió a Segunda como colista y, entonces, no fueron pocos los aficionados que achacaron la mala temporada a la gira americana y el consiguiente desgaste físico que había supuesto para los futbolistas el “añadido” del verano. La gira había traído el descenso, decían. El fútbol es así. Pero no fue la única gira americana disputada contra equipos mexicanos por el Sporting, en el invierno de 1986 el conjunto asturiano disputó dos partidos contra los Pumas de la UNAM en Estados Unidos. El primero de ellos se jugó el 30 de noviembre en San José y vencieron los asturianos por 0 a 1 y el segundo fue el 2 de diciembre en Los Ángeles donde los rojiblancos volvieron a repetir victoria, esta vez por 2 a 3.
Otro ejemplo destacable de esa conexión histórica asturmexicana parte del fuera conocido empresario aceitero Rufino Fonseca, galardonado el 26 de mayo de 1984 por un hecho similar. Residente en México venía exprofeso, durante años, a ver muchos de los partidos que el Sporting disputaba en El Molinón y también estaba presente en algunos de sus desplazamientos. La mayoría de los viernes previos al partido que el Sporting jugaba en casa no dudaba en embarcar en vuelo México DF- Madrid- Asturias, volviendo hacer el recorrido inverso el lunes o martes siguiente. Recibió merecido reconocimiento de la Peña Sportinguista Claudio con la imposición de la Montera Picona al Mérito Sportinguista. Su influencia en el Sporting fue relevante, hasta tal punto que por recomendación suya se acabó fichando al delantero mexicano Lucho Flores, que disputó con el Sporting la temporada 1986-87. Al final de ese curso, el Sporting incorporó otro mexicano a sus filas, fue Manuel Negrete, que llegó procedente de los Pumas de la UNAM.
Y, a modo de anécdota final, sabido es que José Iraragorri Ealo fue uno de los futbolistas más importantes de la historia del Athletic de Bilbao y de la selección española. Y, además, fue el primero en marcar un gol en un Mundial para España. Fue en un partido contra Brasil, en el mundial de Italia de 1930. Pues bien, su apellido estaba mal anotado en el Registro Civil. Es, como en el caso de nuevo presidente del Sporting, Irarragorri. De hecho, sus hijos María y Joseba, corrigieron esa errata y se apellidan Irarragorri, y no Iraragorri, como aparecía en la documentación oficial de su padre.
Bravo Frichu Yustas. Extraordinario como siempre tu artículo, lleno de detalles, de emociones y de historia. Enhorabuena