«Parece, a tenor del tono y de las declaraciones del portavoz del gobierno municipal, que lo de negociar cada vez está más alejado del modus operandi del actual Gobierno»
Estamos en la semana de las medallas en Gijón. Y no lo digo por el video que ha realizado el Gobierno municipal para ponerse unas cuantas con su gestión, sino porque es éste sábado cuando se celebra la entrega de honores y distinciones a entidades o personas que han hecho, o hacen, algo relevante o significativo en, o por, la ciudad. Esta entrega de medallas viene con mucho ruido político, pues tiene toda la pinta que, por primera vez, no van a estar presentes todos los grupos municipales, ya que Izquierda Unida y Podemos han decidido ausentarse de la misma al existir cierta coincidencia entre la celebración del evento medallista y la manifestación del ‘Orgullín del Norte’, la marcha de apoyo al colectivo LGTBI+.
Dada la distancia que el actual Gobierno municipal ha establecido entre ellos y el apoyo al colectivo LGTBI+, negando el izado de la bandera representativa y la declaración institucional de apoyo al mismo, resulta bastante comprensible que la decisión de estos dos grupos municipales sea ir a la manifestación, y no al Teatro Jovellanos (que es donde se entregan las medallas). Lo que resulta incomprensible es que no se haya podido llegar a un acuerdo para evitar que esta coincidencia entre ambos actos llegara a darse, pero parece, a tenor del tono y de las declaraciones del portavoz del Gobierno municipal, que lo de negociar cada vez está más alejado del modus operandi del actual Ejecutivo. No necesitan negociar nada; si tras conocerse la noticia de la condena a la alcaldesa por el Tribunal de Cuentas, sus socios de Gobierno -el Partido Popular y un socio tránsfuga- no han dicho ni mu… ¿Qué necesidad van a tener de negociar con la oposición? En fin.
Otro de los asuntos de la semana es el aceite, el aceite de girasol con el que la concesionaria de alimentar a nuestras pequeñas y pequeños en los coles del municipio, Serunion, SA, preparaba sus comidas. No con el aceite de oliva, virgen o virgen extra, que figuraba en los pliegos del contrato. 500 euros de multa les han puesto. Y se han quedado tan serios después de decirlo. 500 euros. Como si eso, para una empresa que maneja miles de menús diarios, fuera una multa disuasoria o justa, máxime cuando hace ya años por motivos similares otro ayuntamiento les impuso más de diez veces esa cantidad. Este modelo de alimentación de nuestros colegios es en sí mismo un despropósito total. Se prepara la comida en Valladolid, se trae en camiones un par de veces por semana a Gijón, donde se guarda en un almacén frigorífico, y desde donde sale para su reparto. Se calienta y… ¡Listo para comer! Vamos, lo que todos desearíamos para nuestros pequeños. Habrá que confiar en que la presión de las AMPAS logre hacer ver al Gobierno municipal que este modelo ni es sostenible, ni tampoco es el más sano.
Y no quería dejar de lado un último asunto que aparece en los medios, pero siempre -para mi gusto- con pocos titulares, como son las subvenciones. Ese mantra que con frecuencia se escucha respecto al concepto de subvención y de cómo se subvencionan determinados actos… Y sí, lo menciono para dar la razón a todos aquellos que habláis, desde la derecha política, del exceso de subvenciones que existen y para poner sobre la mesa tres ejemplos que conllevan una cantidad destacable, a saber…
La cantidad de 55.0000 euros para la Cámara de Comercio de Gijón, destinados al desarrollo de distintos programas. 60.000 euros para OTEA, destinados al desarrollo de un Punto de Información de Desarrollo Empresarial y para la Incentivación del turismo gastronómico. Y, finalmente, para la Federación Asturiana de Empresarios, la cantidad de 50.500 euros.
Más de 165.000 euros de dinero público en forma de subvenciones directas que, sin duda, definen cómo nuestro sistema de justicia social y de reparto de nuestros impuestos logra equiparar y defender que todos los colectivos tengan un adecuado amparo económico de las instituciones. Nos gusten más o menos esas instituciones, a unos y a otros. Eso es precisamente lo esencial de que las administraciones publicas sean justas.
O que no lo sean.
Que duro debe ser tener una opinión sobre tantos temas y no dar una y así vas desde 2016. Ay David que se te nota el ego desde muy lejos.