
El arte es belleza, es valentía, el arte es arriesgar y es independencia, y aquí hay de todo eso y más. Una apuesta como el Lucy es arte en estado puro
Una amiga me dijo una vez que nuestro estilo de vida es buscar un estilo de vida. Tal afirmación retrata una inquietud vital intergeneracional. Es la huida de lo convencional, de lo que hace la mayoría, del “mainstream”. Se trata, en defintiva, de un esquema de vida heredado en el que no hay que esforzarse intelectualmente para llevarlo a cabo. Es un modo de vida atávico donde personas como usted y como yo no queremos encajar y donde tampoco encaja nuestro héroe, un madrileño que se ha atrevido a abrir otro bar en Gijón ¡y en medio de una pandemia! Efectivamente, estamos asistiendo a la diáspora inversa a la de la juventud asturiana emigrando a Madrid, aquella que fue tachada por Tini Areces de leyenda urbana. Todo el mundo va a la gran ciudad para conseguir ser alguien, y aquí, en el pueblo, la diferencia es que la gente ya es alguien. Pero centrémonos en el protagonista de esta nueva leyenda urbana post covid new age.

Hay que estar loco, dirá alguno, par abrir otro bar en Gijón, pero Óscar es un tipo inquieto, madrileño de pura cepa como muestra su marcado acento. Rockero de pro, abierto musicalmente a todo lo que sucede hoy en día en la escena indie y con unos cimientos bien encofrados por Beatles y Nirvana, ha tocado en bandas como los londinenses Project Komakino o Captains, con el productor David Baldo y Fee Reega. Curtido en la noche, sus garitos siempre han sido garantía de un alto nivel de cachondeo. No en vano, hasta Joaquín Sabina celebró su último cumpleaños en El Apartamento de la calle Ballesta que regentaba Óscar. Si, así es, Óscar es un referente en la noche madrileña y lleva décadas articulando esa vida social noctámbula, la de todos aquellos que no encajan en lo convencional.
He conocido ya varios garitos de Óscar en Madrid. Todos ellos siempre en el ojo del huracán contracultural. El Astoria, que eran los jueves de la Sala Nasty; El Top of the Pops donde vi pinchar a The Horrors después de su loco y accidentado concierto en la Moby Dick en 2007; La Estupenda, que es famoso por su decoración a lo Twin Peaks; y el antiguo Lucy de Madrid, donde estuve pinchando con mi compadre Jake Garcia de los Black Angels, y en otra ocasión con mi buena amiga Diana Aller, una de los iconos Pop de la escena Indie española más importante, cuyo blog “Lo dice Diana Aller” es de lectura obligatoria.
Para esta andadura gijonesa Óscar rescata el nombre de su garito buque insignia de Malasaña, el Lucy, para rebautizar así este nuevo espacio que promete estar a la altura de los anteriores y que extrae su nombre del clásico temazo de Pop lisérgico “Lucy in the sky with diamonds” de los Beatles.

Óscar confiesa que busca calidad de vida. «Para mí el Lucy es mi forma de celebrar la vida, un punto de encuentro donde tomar una buen pincho, un vermut, y donde la gente se divierta con el cachondeo de la tarde y con las copas y además en mi calle favorita, y con ese pedazo de edificio”. La nave espacial Lucy de tres plantas aterriza en plena calle Begoña número 20 prometiendo actividades culturales, exquisiteces en forma de tapa y despendole a tutiplén. Tono, agitador cultural y responsable de la programación de Toma 3, está ya arrimando el hombro con Óscar para promover eventos en el Lucy. Porque Tono es de los que milita “en la sinergia de fuerzas, en el cariño mutuo y en la identidad de gremio de bares hermanados”.
Le pregunto a Óscar qué es para él la calidad de vida. Y desde el otro lado de la barra me suelta rotundo: “Belleza”. Óscar es el rey de la mundanidad, un hombre nacido para la sensibilidad, que diría Jep Gambardella. “El espíritu del Lucy es contrario al mainstream y a la industria, su espíritu es hacer las cosas con amor y no sólo para vender, porque el Arte es el lenguaje del amor y hay que convivir cultivando ese lenguaje y cuidando de las personas”.
Acabo de probar la tapa de Mandunguillas, unas albóndigas receta casera de su abuela, realmente espectaculares. Todo esto promete y me lo creo todo. Solo una advertencia, en cuanto pongas la patita dentro te va a abducir un fuerte espíritu de moderneo Indie Rock y vas a creer que ya no estas en tu puñetero Gijón del alma, pensarás que alguien te ha metido un tripi en las Mandunguillas y que estarás flotando por un elegante y sofisticado antro de la escena underground de cualquier capital europea.
El arte es belleza, es valentía, el arte es arriesgar y es independencia, y aquí hay de todo eso y más. Una apuesta como el Lucy es arte en estado puro. ¡Bienvenido a Gijón!
Ya quiero ir estoy en Argentina , va soy Argentino si se puede salir ileso de ello….. Pero con empeño uno llega a todos lados me dijo mi abuela que no conocí pero me gusta añorarla como a Guijon . Soy Parroquiano de Bares por el solo hecho de serlo y de merecerlo . En particular de uno llamado Finisterre valga la redundancia aquí en el culo del mundo y sin estar en Galicia .
Ete aquio en este tugurio del alma que es este Bar vi a Doctor Explosion en su versión Gijo-Argenta mori de amor si ello existe !! Y las Fuzz y esa Casandra !!
Pero bueno doy mi primer paso para Gijon voy por tapas , voy despacio si no lleguen arranquen .
Saludos Jekan , Finisterre San antonio de Los Perros , Bs As Argentina .
¡Saludos Jekan! Tengo especial cariño a toda la zona oeste de Buenos Aires y en especial a Padua e Ituzaingó, sus bares y sus gentes. Que buenos momentos he vivido allí. A ver si nos volvemos a ver pronto cuando pase toda esta historia. ¡¡Abrazo enorme!!
Me encanta tu artículo. Sabes si la sala Billy Bob también la festina Oscar? Estoy intentando contactar con ellos vía mail y no encuentro info. Muchas gracias por adelantado. Chema