La medida llega en pleno debate de la moción de urgencia presentada por el PSOE para tratar de paralizar lo que los socialistas, como la plantilla, entienden como una «privatización» de los servicios de desratización y limpieza de contenedores

Máxima tensión en el Pleno de Gijón. Cinco horas después de su comienzo, y con el ambiente ya caldeado tras los duros debates registrados al abordar las cuestiones anteriores, la alcaldesa, Carmen Moriyón, ha decidido suspender la sesión ordinaria de este mes como reacción a las continuas interrupciones protagonizadas por los representantes de la plantilla de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano (EMULSA), presentes en la sala. Una medida extrema que cercenaba temporalmente la discusión en torno a la proposición, formulada por el PSOE y aprobada previa aceptación de una moción de urgencia, para que el Gobierno paralice la externalización de los servicios de desratización y limpieza de contenedores, que tanto los socialistas como los trabajadores de EMULSA ven como un ejercicio de privatización. La sesión se retomó una hora después; por su parte, el Comité de Empresa ha convocado para las cinco de la tarde de mañana jueves una movilización que partirá desde el paseo de Begoña.
Ya desde el momento en que el portavoz del PSOE, Ramón Tuero, argumentó la urgencia de tratar la cuestión, quedó claro que el intercambio de puntos de vista no sería sereno. Al fin y al cabo, la propuesta original de los socialistas fue tumbada por la Junta de Portavoces, al detectar en el texto un error de forma, en el sentido de que debería ser la propia EMULSA, y no el Pleno, la que abordase la problemática. Aun así, y con la urgencia concedida, Tuero insistió en que desde su partido se había «hecho lo correcto», primera llama acercada a una mecha que estaba a punto de arder. Y que, inmediatamente después, se confirmase que los trabajadores no podrían intervenir directamente inflamó aún más la pólvora… Tal como notificó Moriyón, en los días previos los representantes de la plantilla presentaron una única solicitud para dirigirse al Pleno, que fue denegada expresamente, sin que fuese sucedida por otras. Así las cosas, fue Tuero quien, en solitario, se lanzo a verbalizar las inquietudes de los afectados.

De entrada, el edil socialista rescató cierto articulo de opinión firmado por el director gerente de EMULSA, Ramón García Cañal, en el que se apunta a que los problemas en la empresa «son culpa de los trabajadores». Tuero no sólo se mostró crítico con tales palabras, sino que afeó que tanto desde la dirección de EMULSA, como desde la Concejalía de Medio Ambiente se estén ignorando los «problemas estructurales» que padece la compañía, especialmente en lo concerniente a «seguridad laboral». Del mismo modo, censuró que se haya paralizado la negociación del convenio colectivo, otra de las reivindicaciones del Comité de Empresa, y un motivo extra para las protestas convocadas para mañana. Y destacó el ‘logro’ conseguido por los actuales responsables de la empresa: el «haber unido a los siete sindicatos en su petición de que EMULSA sea 100% pública». En ese instante, los operarios presentes en la sala, entre murmullos en voz baja, se pusieron en pie y alzaron pancartas con el mensaje ‘Privatización no, gracias; EMULSA, 100% pública».
Alineados con el posicionamiento del PSOE se mostraron el portavoz de Izquierda Unida (IU), Javier Suárez Llana, y su homóloga de Podemos, Olaya Suárez, pero no así la concejala de Vox, Sara Álvarez Rouco, quien no perdió de vista los «buenos resultados» de EMULSA, y matizó que lo que se plantea desde el Gobierno no es una «privatización», sino una «externalización». De todos modos, fue el propio edil de Medio Ambiente, Rodrigo Pintueles, del PP, quien se encargó de ahondar en ese aspecto… No sin antes arrojar a la hoguera una lata más de gasolina. ¿Cómo? Reprochando a Tuero que volviese a traer a colación un enfoque que carece de «un mínimo respeto por la verdad», y que en el PSOE están llevando a «un extremo delirante». La frase de la discordia fue proferir el dicho popular «Cuando un tonto coge un camino, el camino se acaba y el tonto sigue«; al escucharla, Tuero estalló, reclamando a la alcaldesa que pusiese orden. Moriyón, por su parte, primero reprendió al socialista por su entusiasmo, y luego, efectivamente, invitó a Pintueles a que se disculpase y rectificase, cosa que hizo… Eso sí, reemplazando el término «tonto» por «necio».

A partir de ahí, el titular de Medio Ambiente pasó a detallar el contenido de los dos contratos externalizados. En el caso del vinculado al servicio de desratización, prevé la contratación de dos trabajadores externos en los meses de abril, mayo, julio, agosto, octubre y noviembre, coincidiendo con las épocas de mayor proliferación de ratas. ¿Por qué esa necesidad puntual este año, y no en los anteriores? Porque, siempre en palabras del concejal del ramo, los profesionales que afrontaban esa tarea «renunciaron en 2024, y su sustituto hizo lo mismo a finales de año; hacen falta requisitos especiales para ello, que sólo cumplen ocho trabajadores de EMULSA, pero la convocatoria que abrimos quedó desierta». De ahí que, ante el descenso de las desratizaciones de 3.450 a 2.730 a lo largo pasado, y los dilatados tiempos que requeriría una convocatoria de empleo público, se haya optado, de manera extraordinaria, por recurrir a una compañía privada ajena al Consistorio. Algo que, insistió Pintueles, «no pone en peligro puestos de trabajo, ni recursos, de EMULSA».
Según el edil del PP, algo parecido se da en el caso de la limpieza de contenedores, fruto, en su caso, del «alto absentismo» registrado. Sirva de ejemplo que, en 2024, «la incapacidad temporal llegó a superar el 40% entre los veinticinco conductores del turno de noche», una tasa muy por encima del 8% contemplado como asumible por la empresa municipal. Y, aunque ese porcentaje se halla ahora en un 32%, gracias al refuerzo de la plantilla con la contratación de dos nuevos operarios, la insuficiencia del mismo y la proliferación de malos olores ha llevado a Medio Ambiente a recurrir nuevamente a profesionales externos para completar el servicio durante la temporada estival. Así, Pintueles zanjó el asunto repitiendo que la premisa del PSOE y, por ende, del Comité de Empresa es «totalmente falsa», y devolviendo a la superficie datos como el aumento en 44 de los trabajadores disponibles en 2024, o el paso de un presupuesto de 39 millones de euros en 2023, a otro de 52 millones en 2025.

Todas esas afirmaciones terminaron por exaltar a los trabajadores, que acusaron a Pintueles de «mentiroso«, de falsear los datos «incluyendo a los jubilados«, y de «no haber trabajado en su vida«. Sus gritos y gesticulaciones terminaron por convencer a Moriyón de cumplir con su amenaza, y tres minutos después de que el reloj marcase las tres de la tarde ordenaba la suspensión temporal del Pleno, y el desalojo de la sala. Aun así, los operarios de EMULSA prosiguieron con sus quejas a pie de escalinata y en la plaza Mayor, declarándose «indignados» e «insultados» por una actitud, la de Pintueles, que consideran «de vergüenza«. No obstante, para las cuatro y media, cuando la Corporación retornó a la sala, esta vez sin presencia de la plantilla, los ánimos ya estaban más estabilizados, y Tuero hizo uso de su derecho a cerrar el debate reconociendo la autoridad de la regidora, y recordando a sus compañeros de todas las formaciones el papel último del Pueblo: dar la posibilidad de que «se traiga cualquier asunto con respeto, y sin insultar a nadie».