La orientadora Lucía Morán y los psicólogos Teresa Bobes y Aleksei Bejarano analizan para miGijón los efectos de la pandemia en la salud mental de los adolescentes
Son nativos digitales, una generación que ha ido saltando de crisis económica en crisis económica sin solución de continuidad, la pandemia les ha encerrado en casa y robado año y pico de sus vidas, pero les llamamos de cristal. Como si ellos, chicos y chicas que viven un mundo mucho más complejo y cambiante que en el que crecimos los adultos, hubieran decidido un buen día que quieren romperse.
Aleksei Bejarano, psicólogo, detesta la expresión. “Me parece injusta. Los centennial son la primera generación que ha normalizado ir al psicólogo como algo fundamental en sus vidas ¿Cómo puede considerarse frágil o débil a alguien con la fortaleza de lanzarse a trabajar sus propias oscuridades?”. Porque ese es otro asunto. Mientras por un lado les invitamos a eliminar el tabú de la salud mental y llenamos de mensajes los medios diciéndoles que tienen que pedir ayuda, al mismo tiempo les decimos que son blandos, quebradizos. “Quizás es necesario replantearse que consideramos fuerte o débil”, afirma.
En esa misma línea se expresan otros expertos. Lucía Morán, orientadora del colegio San Miguel de Gijón, destaca que “creo que es una generación que no va a aguantar según qué cosas”. El choque generacional, además, es aún mayor ahora que hace unos años: “venimos de unas generaciones que nos enseñaban que había que aguantar. Ellos se quejan y lo dicen. La etiqueta de generación de cristal viene por ahí: son capaces de identificar lo que sienten y por lo que no se van a dejar machacar”. Para la orientadora no se trata de olvidar los valores del esfuerzo y la resiliencia, sino de “respetar su libertad y que elijan lo que quieran decir y hacer”. “No son más débiles, les ha tocado una época difícil”.
En su colegio se le da una importancia capital a la salud mental. “Hicimos un programa para secundaria, voy una vez al mes a cada clase y les hablo de todas las dimensiones de la salud mental: autoestima, amor, ansiedad, bulling, felicidad, etc…”.
Teresa Bobes, psicóloga clínica y profesora asociada de la Universidad de Oviedo afirma que “prefiero decir que es la generación fluida. Si tú les dices que son de cristal, se vuelven de cristal. Es la profecía autocumplida”. Hoy en día, para la experta, nada tiene duración. “Es una generación que no tiene forma, ni identidad, ni gustos. Todo cambia tanto, fluye tanto, que no hay nada que permanezca. Ni siquiera lo más importante: la estructura familiar”. Para Bobes, eso produce que los niños y adolescentes carezcan de una estructura, unas raíces, a las que pertenecer y apoyarse. “Todo eso es porque los adultos no estamos mejor que los pequeños. Si la nave base falla…”.
La pandemia como catalizador
Durante meses, los especialistas en salud mental fueron avisando que la pandemia, aunque hayamos vuelto a una vida más o menos normal, iba a dejar una herida abierta, muy complicada de sanar. No se esperaban, tampoco, que fuera tan profunda. Morán cuenta su experiencia, en un centro escolar con críos de 3 a 16 años: “muchos no saben qué hacer, no quieren salir de la cama, conductas autolesivas, muchísima tristeza y ansiedad. Los veo bloqueados”. Para ellos no fueron solo dos meses de confinamiento. “Luego ellos no pudieron salir como deberían haber salido, no se pudieron relacionar igual, muchos cogieron miedo al contagio, otros no se quitan la mascarilla porque su autoestima es baja”, destaca la orientadora.
Bejarano señala, además, que la pandemia fortaleció problemas previos, poniendo el foco en asuntos que antes permanecían más ocutos. “La pandemia nos recordó que somos vulnerables, humanos”.
Teresa Bobes confirma este diagnóstico. “El confinamiento lo que hizo fue agravar los factores de riesgo de que las cosas salieran mal, de que la gente desarrolle síntomas de ansiedad, depresión, problemas con la alimentación o conductas autolesivas”. La pandemia, para la experta, significó cortar muchas “vías de escape” en los críos y adolescentes. “Sobre todo en las casas donde había una dinámica familiar negativa”. “Al no poder salir de casa, no tenían escapatoria”, afirma.
«Los perros han tenidos más derechos que los niños»
Uno de los grandes problemas, para Bobes, ya fue señalado desde las organizaciones especializadas: “Fue una burrada dejar a los niños en casa, los perros han tenido más derechos que los niños. Estamos teniendo ahora el resultado de eso”. La situación tan extrema vivida durante esos dos meses ha significado que, los niños que ya eran proclives a tener problemas, hayan estallado de golpe. “Todos a la vez necesitando ayuda ha sido como el problema del coronavirus, que lo peor no fue el virus, sino tenerlos todos al mismo tiempo”, señala la psicóloga del SESPA.
Los problemas de los mayores, además, se reflejan en los niños. La angustia provocada durante aquellos meses por miedo al futuro, a la pérdida de trabajos, el pago de los alquileres o hipotecas… Acabó fluyendo hasta los pequeños de la casa. “Los niños son el termostato de la casa, cuando uno salta quiere decir que ahí pasa algo”.
Los números, además, avalan estas afirmaciones. En el área sanitaria de Oviedo la demanda de asistencia psicológica ha aumentado casi un 40% con respecto al año pasado. “Eso repercute en una peor atención en la pública”, destaca Bobes. Y recuerda que, aunque el retraso en la primera consulta es importante, no es ese el principal problema: “la atención psicológica necesita una continuidad. Por ver a una persona un día no arreglamos nada, no hacemos milagros”. “Necesitamos recursos”, denuncia la psicóloga, “la salud mental es el hermano pobre del sistema sanitario”.
Los perros hacen sus necesidades en la calle,no como los niños.Los que sacábamos a nuestra mascota les sacábamos para eso,no para tener excusa para salir a la calle.A los perros también les influyó la cuarentena y a muchos les cambió el carácter a peor.En cuanto a los niños,por supuesto que me daba pena que no pudiesen salir y relacionarse,como las personas mayores que encima estaban en residencias de ancianos