«Y así, golpe a golpe, se decidirán las municipales. Foro tendrá que acertar con sus ataques, midiendo que no vayan todos al cuerpo y los brazos del PSOE, como le ocurrió en 1974 a Foreman»
Fue en el octavo asalto. Ali había aguantado siete rounds contra las cuerdas, recibiendo una tunda legendaria de un señor – George Foreman – que tenía cañones por brazos. El joven campeón – tenía siete años menos que Ali – no sabía lo dura que era la lona en sus 37 combates profesionales y llevaba ocho sin que su oponente aguantara más que medio puñado de asaltos. Pero Ali era perro viejo, claro. No tenía la velocidad explosiva de sus inicios y jamás volvió a ser el mismo tras pasarse tres años sancionado por negarse al reclutamiento para Vietnam. Pero tenía aguante y un ingenio vivo. Un asalto tras otro resistió las embestidas de un animal de cien kilos. “¿Eso es todo lo que tienes para mí, George?”, le repetía Alí, “¿eso es todo?”. Rope-a-dope, se llamó a aquello después. Y, entonces, con Foreman desfondado, golpeó. Una tormenta de manos envió al campeón del mundo al suelo. El combate pasó a la historia como «The rumble in the jungle».
Según parece, esa es la táctica que han elegido Psoe y Foro, Floro y Carmen, para jugarse las habichuelas electorales el próximo mayo. El regreso de la ex alcaldesa le ha dado ese impulso extra que siempre arrastra el regreso de un ser querido, como el guaje que volvía todos los años por Navidad a casa para zamparse el turrón. A cañonazo por semana buscan el KO técnico de un PSOE que está, como Ali en Kinshasa, aguantando el bombardeo contra las cuerdas. Empezó Foro con la reforma del Muro, pasó por las plazas de aparcamiento de La Calzada y, en ese mismo barrio – con una gran bolsa de votante socialista – ofrecen construir un pabellón por una quinta parte de los doce millones y medio que presupuesta el PSOE.
Mientras, en la Casa del Pueblo dan por hecho que Foro, como Foreman, se va a desfondar. La carrera es muy larga, insisten, y los de Moriyón no tienen fuelle. Pero, en cierta medida, Floro y Monchu están más maniatados de lo que aparenta a simple vista. Por un lado, no pueden echar por tierra el trabajo de Ana y los suyos porque, simplemente, comparten siglas. Imagino que dentro de la casa socialista no hayan gustado las inocentes palabras de Floro reconociendo que el objetivo era “volver a ser el referente y exportar el modelo de Gijón”. Porque, entonces, ¿cuándo Gijón dejó de ser referente? Su partido lleva cuatro años gobernando la ciudad. Algo, imagino, tendrán de culpa.
Por otro lado, tampoco pueden defender la gestión de Ana. O no del todo, al menos. A la alcaldesa le fueron montando un cadalso, tabla a tabla, día a día, delante de su propia ventana. Lo hicieron, no hay que olvidarlo, afiliados socialistas. La llevaron de la mano, le hicieron subir las escaleras y apretaron la palanca que dejaba caer la guillotina. ¿Cómo defender lo que tú mismo has echado al cubo de la basura? No es fácil aguantar el chaparrón cuando te quitan tu propio paraguas.
Y así, golpe a golpe, se decidirán las municipales. Foro tendrá que acertar con sus ataques, midiendo que no vayan todos al cuerpo y los brazos del PSOE, como le ocurrió en 1974 a Foreman. Porque, no nos olvidemos, el PSOE en Gijón es como el Madrid con la Champions, y el escudo de las siglas sigue siendo un activo importante en Jovellanos City. Y, como Muhammad Alí, son perros viejos en esto de las batallas electorales.