Desde el tiburón blanco, el depredador más grande del océano en nuestros días, hasta el peculiar tiburón cabeza de pala, los visitantes podrán descubrir los secretos más insólitos de estos animales
El BIOPARC Acuario de Gijón presenta este jueves una de sus exposiciones más interesantes: ‘Tiburones’. La muestra, pionera en Europa, promete revolucionar la comprensión de uno de los linajes más antiguos y fascinantes del mundo animal. Y es que, diseñada meticulosamente por el Museo de Historia Natural de Nueva York, la exposición no solo captura la majestuosidad de estas criaturas, sino que también desarrolla una narrativa apasionante sobre su evolución, diversidad y la necesidad crítica de ser conservados.
Los tiburones, junto a sus parientes, rayas y quimeras, ocupan un capítulo fundamental en la historia de la vida acuática, ya que han evolucionado desde hace unos 450 millones de años. Estos seres han patrullado los océanos antes, incluso, de que aparecieran los primeros bosques en nuestro planeta. Al inicio de la exposición, el visitante se encontrará cara a cara con el imponente megalodón. Un animal cuya existencia data de hace más de 3.6 millones de años. Se trata de un gigante prehistórico cuya mordida era la más fuerte de todos los animales conocidos, superando incluso la del, también, temible Tyrannosaurus rex. Junto a él estará Cladoselache, otro pariente temprano de los tiburones con más de 350 años de antigüedad.
La narrativa de la muestra continúa revelando la complejidad de los roles ecológicos que los tiburones desempeñan. Desde el tiburón blanco, el depredador más grande del océano en nuestros días, hasta el peculiar tiburón cabeza de pala, un herbívoro que se alimenta de paso marino. Así, la exposición desmonta la imagen monolítica del tiburón como un mero depredador y desafía la percepción generalizada, a menudo exagerada por el cine y la cultura popular.
Quienes acudan hasta el BIOPARC Acuario de Gijón podrán disfrutar también la asombrosa diversidad de tamaños dentro de la familia de los escualos. Un grandioso tiburón ballena o un diminuto tiburón pigmeo que cabría en la palma de la mano, del que, por cierto, podremos ver una mandíbula real. A lo largo de la exposición, se entiende cómo la evolución ha ido moldeando a esos animales para que ocupen una amplia gama de nichos ecológicos.
El viaje por los hábitats conquistados por los tiburones muestra que, lejos de ser unos simples habitantes de las profundidades, son verdaderos nómadas. Se pueden encontrar tanto en los coloridos arrecifes de coral, como en los ríos fangosos o las heladas aguas del Ártico. En la sección dedicada a los “Supersensores” se podrán descubrir curiosidades fascinantes de estos animales, que están equipados de serie con capacidades para detectar el más mínimo movimiento bajo el agua y son sensibles a los campos electromagnéticos. Habilidades que desafían nuestra lógica comprensión pero que los convierte en cazadores natos.
Hacia el final de la exposición encontraremos una zona dedicada a las interacciones entre los humanos y los tiburones, que revela una verdad incómoda. Mientas que los tiburones apenas resultan una amenaza para la vida humana, con solo 10 muertes anuales, nosotros sí representamos un riesgo masivo para su existencia, con cientos de millones de tiburones muertos por nuestras acciones, cada año. «Con tiburones aspiramos a construir un puente entre nuestros visitantes y estos majestuosos guardianes del mar, desafiando mitos y promoviendo un profundo respeto por su preservación. Esto no es solo una exposición. Es un compromiso con la vida marina y una promesa de proteger nuestro legado natural para las generaciones futuras», destaca el director del BIOPARC Acuario de Gijón, Alejandro Beneit.