Cada tres semanas, Tigre y Diamante irrumpe en las plataformas musicales con un nuevo single. Comenzaron con El fantasma del Chava Giménez, junto a Nacho Vegas, y le siguieron Práctica 1, Antiguos astronautas, Terrorismo Tinder y ahora Rovi, amor y luego sexo. A Cocke, batería, y Jon Álvarez, miembros fundadores de la banda, se suman ahora el promotor Iker González (a los teclados) y Sete (guitarra). La nueva formación ha redimensionado el concepto de Tigre y Diamante. El grupo mantiene su firma pero se extiende a nuevos sonidos, otros horizontes musicales que han logrado que crezca y se consolide. Durante la entrevista, les acompaña Ángel Kaplan, su productor.
-¿Qué justifica que Tigre y Diamante amplíe su formación incorporando un teclista como Iker y otra guitarra con Sete?
-Jon: A medida que iban surgiendo las canciones, veíamos que este disco necesitaba algo más. Las canciones nos pedían sonidos nuevos. Llevábamos con el mismo formato varios años y necesitábamos ampliar el horizonte. Hacer algo que nos motivara, avanzar.
-¿Sete, cómo te has sentido?
-S: Muy acogido. Yo creo que a nivel musical, Iker y yo aportamos muchas más capas a la canción primitiva. En la medida de lo posible queríamos incorporar nuevas líneas musicales respetando la esencia de las canciones de Tigre y Diamante.
-Jon: Es verdad que la incorporación de Sete y de Iker aportan mayor profundidad, incluso me atrevería a decir más melancolía.
–Al incorporar más líneas, la temática de las letras no son tan divertidas. Sigue estando muy presente la ironía, pero los arreglos te arrastran sin querer a la melancolía. ¿Cómo afronta Ángel Kaplan los nuevos temas desde la producción?.
-A.K.: La incorporación de Sete es mucho más orgánica que la de Iker. Sete aporta más capas sobre la línea de guitarra de Jon, que ya estaba en canciones anteriores. Pero Iker aporta una nueva línea que no existía anteriormente. A la hora de producir el nuevo disco, esto significaba el mayor reto en cuanto a ingeniería de sonido. Iker, curiosamente, como sucedió con los Doors hace 50 años, aporta una serie de frecuencias, de texturas y de cuerpo al sonido que antes no estaban allí. En ese sentido, el sonido de Tigre y Diamante se vuelve más “convencional”.
–Analizando el contenido de los temas, da la impresión, Jon, que abordas una poética del fracaso, basada en la superación y también en la aceptación de la soledad. ¿Qué influencia tuvo en todo esto la pandemia?
-La pandemia tuvo mucha influencia sobre los temas de las letras. Efectivamente, hay una poética de la derrota. Como tu decías muy bien, hablamos con cierta melancolía. Me gusta distinguir entre melancolía y tristeza. Nuestras canciones son melancólicas, no son tristes, tratan de avanzar impulsadas por la esperanza. La ironía juega mucho a nuestro favor para orientar nuestras canciones en esa dirección. Estamos tocados, pero no estamos hundidos. La mayoría de estas canciones fueron compuestas durante la pandemia. Tenía la sensación de estar en un limbo. Esta situación se acabará, no sabemos cuándo y sabemos que tenemos que afrontar esta situación de malestar, con la incertidumbre, el desconocimiento de saber que no sabemos. La pandemia hizo que todo esto se acentuara. La canción que mejor define esto es Práctica 1. Estamos viendo que llegará una salida, pero sólo estamos buscándola.
-Y la mujer cobra, además, un protagonismo importante. Pienso en Terrorismo Tinder o El fantasma del Chava Jiménez. No me tengas miedo pero quizá deberías de tenerlo. En el fantasma casi hay un relato estival, con bicicletas, muy Verano del 42.
-Terrorismo Tinder habla más de uno mismo que de una mujer. Se puede aplicar esa sensación sobre una mujer o sobre uno mismo. Hablo de mí, de un estado de soledad. La letra irrumpió sin premeditación. El fantasma… surgió de una visión, unos chicos en bicicleta, a partir de la cual me pregunté cómo sería yo en una bicicleta, con quién y por qué.
-Pensáis en el público al que os dirigís, o componéis en base a vuestros propios impulsos y necesidades
-Sete. No componemos ni pensando en los punkis ni tampoco en el público indie. Según va surgiendo la canción, vamos orientando los arreglos, el ritmo o las voces. No hay nada predeterminado.
-Jon. No lo piensas. Solo espasmos al servicio de la canción, que suene, que se entienda y se comparta entre los miembros de la banda. Hay canciones más punkis y más pop como Antiguos astronautas.
-La formación explica que se hayan ampliado los registros musicales.
-Cierto. De alguna manera, nuevos oídos, nuevos sonidos, logran que Tigre y Diamante alcance nuevos registros. No queríamos estar encasillados en un sonido punk o en un sonido garajero. Había canciones que anteriormente no habrían encajado en el estilo de Tigre y Diamante y la llegada de Sete e Iker han sido el trampolín para arriesgarnos a tocar en otros géneros. Tigre no está encasillado en ningún estilo. Fluctúa en diferentes manteniendo la coherencia en el sonido y el discurso.
-Podía tenerse la impresión por la canciones anteriores que Tigre y Diamante tenía un potencial musical que corría el riesgo de volverse reiterativo, repetitivo y que ha logrado con los nuevos temas superar esa fase.
-Ángel Kaplan. Es cierto que cuando hicimos la preproducción del disco, hablamos bastante que la idea era que, a pesar de las nuevas texturas que tuviera la banda, no se perdiera la esencia. Que Tigre y Diamante fuera Tigre y Diamante al cuadrado y no una versión de Tigre y Diamante.
-Cómo explicarías a un público nuevo por qué tiene que escuchar a Tigre y Diamante. Por qué producir a Tigre y Diamante
-A.K. Por la amistad que nos une y porque era un desafío. Era más fácil producir a Tigre y Diamante antes, cuando eran un guitarra y un batería. Era más frío. El desafío era conseguir algo más rico, más elaborado, sin perder esa rabia, esa ironía en los textos y la música. Y creo que merece escuchar a Tigre y Diamante porque le puede dar una perspectiva de la música, desde una visión generacional a una visión hedonista, por el mero disfrute de escuchar a una buena banda de rock.
-Qué justifica la confluencia de Nacho Vegas y Tigre y Diamante en una canción como El fantasma. Por qué se juntan esos dos universos.
-Jon. Porque son infinitos. Nacho tiene una capacidad realmente infinita para hacer canciones. La prueba es que El fantasma es una canción que él lleva a su terreno, lo incorpora con una facilidad pasmosa. Fue muy fácil grabar con él. Lleva más de veinte años sacando discos, colaborando con otros músicos y eso demuestra que tiene una capacidad infinita para crear.
-A.K.Y además ha sabido mantenerse siendo él mismo. Lo que ves en Nacho Vegas es lo que hay y eso es un gran triunfo.
-Otra característica de esta producción es la gráfica. Moderna, colorista, manteniendo la unidad del estilo, pero cada single incorporando elementos distintivos.
-Se la debemos a Dani, el guaje, que es un diseñador impresionante. Le encargamos la primera y entendió perfectamente lo que queríamos. El dialogo entre él y nosotros fue estupendo. Lo vio perfectamente. Dani escucha la canción, pregunta, hace todo lo que tiene que hacer para sacar estas portadas. Cada portada es perfectamente identificable. Funciona por sí misma y está ligada al resto.
–Me he dado cuenta que la manera de promocionar este disco, que saldrá por octubre, está siendo dosificada. Cada tres semanas, sacais una canción y la movéis por todas las plataformas. ¿Es una tendencia de las bandas?
-Sete. Ciertamente lo están haciendo muchísimas bandas, pero tampoco estamos descubriendo la pólvora. Esto ya lo hacían los Rolling, y es también como la música actual mira hacia atrás.
-¿Resulta más rentable?
-Tengo una teoría. El ritmo de vida que llevamos actualmente nos impide consumir grandes y prolongadas dosis de cultura. Nos retraemos a la hora de leer novelas de mil páginas. Es más atractivo leer relatos. Satisface mi necesidad de leer el corto recorrido. La falta de tiempo y la forma en que consumimos cultura nos conduce a esto. Con los discos sucede lo mismo. Si tenemos que escuchar un disco entero tenemos que dedicarle una hora. Al final lo aplazamos. Una canción es otra manera que se adapta a los nuevos consumos de música. Pequeñas dosis. Un día escuchas una canción, otro día otra. Y luego, nosotros sacaremos un recopilatorio con todos esos singles.