Este coreógrafo y bailarín sierense formado ente Gijón y Madrid, que viene de trabajar en Croacia, República Checa, Polonia y Bélgica, prepara junto a su equipo y la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) el espectáculo ‘Ella’, que va a presentar en el Auditorio de Oviedo el viernes

Tono Ferriol es un joven bailarín y coreógrafo asturiano que lleva viajando años por Europa, a pesar de tener solo veintitrés años. El 28 de este mes podremos ver ‘Ella’, el espectáculo que dirige, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en colaboración con la OSPA, que dirige Nuno Coelho.
¿Cuántos años tiene Tono?
Veintitrés.
Todo un ‘yogurín’
(Se ríe) todo el mundo me dice que aparento más edad.
¡Bueno! Es que para ser tan joven tiene mucha tela que contar, así que, si nos diera la oportunidad de conocerle, sería fantástico.
Empecé la carrera de danza muy tarde, a los catorce años.
¡Anda!
Elisa Novo, fue la profesora que me preparó para poder entrar en el Conservatorio de Música y Danza de Gijón.
Es la directora de una academia de baile de Oviedo, ¿cierto?
Así es.
¿Y por qué le surge la idea de ser profesional de baile, tan tardíamente?
Yo era estudiante de música y el instrumento que tocaba era la trompeta.
¡No me lo creo!
Sí, sí, estudiaba en el Conservatorio de Música de Oviedo porque yo soy de Siero. Además, iba dos veces a la semana a ballet, pero un poco por ir… por hacer otra cosa más.
Los artistas son la pera, totalmente imprevisibles… geniales.
¡A ver! Mi padre es músico, así que en casa siempre les pareció bien que ‘el niño’ tocara algo y que parara cuando él considerara, pero que, en principio, estudiara algo de música.
Pero al final…
Me gustaba el escenario en general, es decir, todo lo que tenga que ver con el teatro, interpretar… Cuando decidí prepararme para entrar en el conservatorio, mucha gente me dijo que ya era muy mayor.
Y Elisa Novo dio los restos para prepararlo.
Ella es como mi segunda madre.
Empezó desde cero.
No, entré en cuarto de profesional, así que estuve aquí dos años muy intensos.
Costosos…
Todo el mundo tenía más nivel que yo, pero yo quería bailar. Le digo que me lo pasé muy bien, también ¡eh! Fue disciplina, fue intenso, pero muy divertido.
Su profesora aquí fue Nekane Sáez.
Fue mi tutora el último año. Ella supo lo que necesitaba y me enseñó mucho. También me dijo que, si quería bailar, tenía que irme a Madrid.
Que dijeron sus padres.
Siempre me han apoyado muchísimo, sobre todo mi padre que es el músico y no tiene nada que ver con la danza. Siempre me ha dicho que si me gustaba bailar tenía que hacerlo.
Continuamos desde Madrid. ¿A dónde va a estudiar?
Al Real Conservatorio Profesional de Danza Marienma. Cuando acabé el último año allí llegó el COVID.
En el 2020, un año que no se nos va a olvidar.
Mi madre estaba preocupadísima porque escuchaba que iban a cerrar todos los accesos. Yo en Madrid vivía en un piso muy pequeño y aquí en casa de mis padres tenemos un jardín.
Que bien se está en la casa familiar ¡verdad!
Siempre me gusta volver, sí.
Cuéntenos por donde anduvo últimamente.
En Croacia, República Checa, Polonia y Bélgica, de hecho, dos de las bailarinas del montaje que estamos preparando las conocía allí, son belgas.
¿Qué proyecto es ese que prepara y está ensayando en el conservatorio?
Es una colaboración con la OSPA. Nuno Coelho, el director, se puso en contacto conmigo y me propuso hacer alguna pieza para acompañar a la orquesta.
Le apetecía hacer algo más.
Exacto, quería probar más cosas referentes a la danza. Si funciona, bien, y si no, a otra cosa.
No tiene metas…
Dentro de este mundo me gustaría probar todo lo que se pueda hacer. Me encanta todo lo que tiene que ver con el escenario. La iluminación, la escenografía, el vestuario…
Hablemos de este espectáculo.
Se llama ‘Ella’ y cuenta con ocho bailarines profesionales, tres aprendices y diez niñas del Conservatorio de Gijón. Une tres pilares, la música, la danza y a la mujer. Está dividido en tres partes.
Cuente.
La OSPA interpretará para nuestras piezas de baile ‘El preludio a la siesta de un Fauno’ de Debussy; ‘Pulcinella, de Stravinski y ‘Primavera Apalache’, de Copland. Hemos dado la vuelta y significado a todas estas piezas poniendo como protagonista a la mujer.
Aquí le asiste su pareja.
Sí, Glen Lambrecht, que es un bailarín y coreógrafo de Gante. El director de iluminación es Carlos Dávila.
Cómo se ve más adelante.
Me gusta mucho el tema de diseño de vestuario. Estoy empezando a coser. De hecho, algo del vestuario que vamos a sacar con este espectáculo las he hecho yo. Cositas pequeñas, ¡eh! Me interesa mucho el mundo de la moda.
Ya veo que tiene un plan B.
Estoy pensando en estudiar diseño de vestuario y escenografía, y no solo para la danza. El escenario hace sentir emociones. Eso es lo que me gusta.