Los servicios de rescate del Principado nada pudieron hacer por el sujeto, cuyo cuerpo fue trasladado a la cercana localidad de Tanda, en Ponga; la Guardia Civil está realizando las investigaciones pertinentes
Como en el relato mitológico de Ícaro, que se precipitó al mar después de ignorar los consejos de su padre, Dédalo, y volar demasiado cerca del sol, lo que derritió las alas que su progenitor le había construido, la imprudencia parecer ser la causa tras la última tragedia acaecida en las montañas asturianas. A primera hora de la tarde de este viernes un hombre perdía la vida en el pico Tiatordos, situado en el concejo de Ponga, después de lanzarse desde él con lo que testigos presenciales describieron como «una especie de traje con alas, y un paracaídas». Por el momento se desconoce si el ‘invento’ en cuestión era de factura propia, o adquirido en algún comercio especializado en la práctica del wingsuit, como se conoce esa actividad; lo único cierto es que, para cuando los equipos de rescate llegaron al lugar del accidente, de difícil acceso, ya nada pudieron hacer por el fallecido.
Según el relato del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA), la llamada de alerta se recibió a las 15.33 horas de ayer. En ella se indicaba que el hombre había subido con varias personas a lo alto del pico, pero que el grueso de ellas había optado por bajar por otra ruta terrestre, desconociendo si, finalmente, el sujeto llegaría a lanzarse, o no. Eso sí, la última vez que se le vio, en una zona arbolada, ya se había equipado con el traje y el paracaídas. El helicóptero medicalizado del SEPA emprendió el vuelo y se dirigió a la zona; para cuando la aeronave llegó ya había una médico y un rescatador junto al cuerpo, que fue izado y trasladado a la localidad de Tanda, donde la Guardia Civil se hizo cargo de él.