El condenado por entregar la dinamita que se utilizó es uno de los tres responsables que permanecen en prisión tras 20 años del atentado
En vísperas de que se cumplan veinte años del atentado del 11-M, que el día 11 de marzo de 2004 acabó con la vida de 192 personas y dejó casi dos mil heridos, uno de sus responsables (de origen asturiano) alzó la voz desde el módulo nueve del Centro Penitenciario de Asturias, donde se encuentra cumpliendo condena, para pedir acogerse a la ley de eutanasia. Según desveló El Comercio el pasado domingo, el avilesino José Emilio Suárez Trashorras, el exminero que facilitó los explosivos empleados para el atentado yihadista, solicitó hace días la aplicación de la norma a modo de protesta ante «la falta de tratamiento médico y psicológico» que está recibiendo en prisión. A pesar de que esta no pueda aplicarse a su caso y a pocos días de coincidir con el aniversario del suceso, el diario asturiano ha desvelado una conversación en la que Trashorras confiesa a su abogado el arrepentimiento que siente por haber participado en la matanza: «Lo siento mucho, es una mochila que me pesa mucho… Es más, me gustaría reunirme con todas y cada una de las víctimas para pedirles perdón y explicárselo todo a todos y cada uno de ellos; estoy a su entera disposición».
Trashorras es uno de los tres condenados que permanecen actualmente en prisión por el atentado junto a Jamal Zougam y Otman el Gnaoui. Ellos han sido los responsables con mayores penas de los 18 que fueron condenados y con fechas de licenciamiento definitivo para su excarcelación en 2044, ya que tienen que cumplir 40 años en prisión. En concreto y según ha explicado El Comercio en la noticia, Trashorras es el ciudadano español con la pena carcelaria más elevada de la historia en calidad de cooperador necesario de los atentados del 11-M. Esta asciende a 34.175 años, de los que al menos deberá cumplir los mencionados 40.
Entre los tres y junto al resto de organizadores, los terroristas encarcelados configuraron la cadena de montaje que permitirá el atentado en los trenes madrileños, desde la adquisición de los explosivos (a cargo del avilesino y pertenecientes a Mina Conchita), hasta su transporte desde Asturias a la capital y la confección y colocación de los artefactos. El exminero aportó el material, mientras que Otman el Gnaoui, condenado a a 42.922 años, fue el encargado de llevar los explosivos desde el Principado hasta la casa de Morata de Tajuña (Madrid) donde se montaron las 13 bombas que luego fueron colocadas en los cuatro trenes de Cercanías. Este también facilitó documentación que iba a ser manipulada para ocultar la identidad de los terroristas.
En tercer lugar y según se recoge en la sentencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que juzgó el atentado y ha sido consultada por Europa Press, Jamal Zougam fue condenado por pertenencia a organización terrorista islámica, depósito y confección de sustancias y artefactos explosivos, a una pena de 42.922 años de cárcel. Fue responsable de colocar el último artilugio explosivo en el cuarto vagón del tren de Cercanías que salía de Alcalá de Henares a las 7.14 horas y explosionó a las 7.38 horas cuando estaba parado en la estación de Santa Eugenia».
Una vida inmersa en «una espiral de violencia, nuevas amistades y mucho dinero fácil»
En la conversación con su abogado, Trashorras hace retrospectiva de todas aquellas decisiones que orientaron su vida desde que vivía en Cogollo, la localidad de Las Regueras en la que se crió desde pequeño, hasta sus primeros coqueteos con las drogas y el mundo de la noche a su llegada a las ciudades asturianas donde empezó a traficar y consumir. «Fue meterme en el mundo de la noche, de la cocaína y tal y ahí vino mi ruina. Fue ahí, ni más ni menos», recoge El Comercio.
En esa conversación, el letrado explica al diario que colaboró con los marroquíes a los que les vendió los explosivos «porque se sentía impune, tenía todo y ni siquiera era por el consumo, sino por traficar». Él mismo también expresa en esa conversación: «A última hora no veía más allá que la noche y el tráfico de drogas. El viajar a Algeciras, bajar a Madrid, ir de aquí para allá y que nunca pasara nada». Un Trashorras sumido en el arrepentimiento cuenta en la noticia que recuerda a las víctimas del atentado y asegura que está «a su entera disposición». «Quiero que se exprese que lo siento mucho. Por las víctimas y por sus familias. Por esa chica que murió tras años en estado vegetativo. He pensado mucho en ella y sigo pensando cada día. Es de las cosas que peor llevo», publica el periódico.