Este American Stanford lleva un año en el albergue de Colunga esperando ser adoptado
Que el perro es el mejor amigo del hombre no es ningún secreto. Lo que a veces sucede, tristemente, es que no es el humano el mejor amigo del perro. La realidad de los albergues para animales es un drama para cualquier persona que mantenga un mínimo sentimiento de empatía hacia estos animales de cuatro patas. Gatos y perros que en demasiadas ocasiones llevan detrás una historia de maltrato y abandono.
Es el caso de Paco, un American Stanford de 5 años que la Policía encontró vagando junto a Tola, otra American de 8 años que, se cree, puede ser su madre. Los dos iban solos por un pueblo de Colunga hasta que fueron recogidos y llevados al albergue. De esto hace ya un año. Su dueño sobre el papel, de quien eran propiedad según los chips que ambos portaban, vive en Andalucía y se sospecha que los vendió o regaló a alguien de la región que ni siquiera se tomó la molestia de cambiar el registro. Ni de eso, ni de tratarlos adecuadamente. “Si levantas el palo de la fregona, Paco se asusta muchísimo”, nos cuenta Tamara, la mujer que junto a su pareja ha acogido temporalmente al perro. No hay que pensar mucho para deducir que ese miedo infundado puede estar relacionado con los golpes que pudiera haber recibido durante su vida.
La historia de Paco es la de muchos perros, demasiados. Pero además, en la suya, se han juntado varias características que hacen que buscarle un hogar definitivo esté siendo aún más costoso de lo habitual. La primera de ellas es su raza. Considerado PPP (perro potencialmente peligroso), carga con un buen puñado de prejuicios que Tamara se encarga de derribar: “Es el compañero perfecto de Netflix y mantita. Lo único que quiere son mimos, le encantan. Con mi sobrino (año y medio) se porta fenomenal, se tumba con él, le lame, le trata con todo el cuidado. Por lo demás en casa, a veces, es como si no estuviera, porque está hecho un vago. Eso sí, jugando a la pelota es el mejor”.
“Un saco de mimos” al que Marta, una de las voluntarias del refugio, encontró en su visita diaria hace unos meses completamente paralizado en sus patas de atrás. Grabó un vídeo para sus compañeros: “Por favor, venid a ayudarme”. Tras veterinarios, operaciones y más de dos mil euros (asumidos por el albergue), le trataron la hernia discal que sufría. Fue entonces cuando Tamara se lo llevó a casa junto a su pareja para que pudiera hacer la rehabilitación pertinente. Después de más veterinarios, mucha dedicación y paseos con el arnés de apoyo, hoy Paco está totalmente recuperado de su lesión “salvo por un bailoteo gracioso al andar” señala Tamara. Por lo demás, “el saco de mimos” puede hacer vida normal, subir escaleras, pasear y ser querido como merece. Esta pareja de acogida temporal no puede hacerse cargo de él por mucho tiempo “tenemos dos perros más, un gato y un pato, literalmente el cupo cubierto. Pero estamos enamorados de él, es un perro muy especial”.
Además de su hernia, el perro sufre lo que los veterinarios piensan que es “tremor idiopático de cabeza”, lo que le hace temblar a veces unos segundos, a veces un par de minutos, “pero no necesita medicación ni ningún cuidado especial” insiste la cuidadora. Una insistencia que se entiende al no querer echarle más circunstancias adversas al can. En lo demás, Tamara y Marta coinciden en el carácter cariñoso y bueno de Paco, y la paciencia que también necesita, ya que a algunos perros les tiene algo de miedo. Sin embargo, añaden, “no tienen ningún tipo de actitud agresiva, ni de morder. Hace algún marcaje al aire, pero en todos estos meses nunca le hemos visto una actitud más allá”.
Las dos piden colaboración para poder encontrarle un hogar definitivo (si fuera junto a Tola, dicen, ya sería “de diez”). Un hogar donde pueda recuperarse completamente y tener una familia a la que llenar de cariño. Porque ser pesado, a veces, es una virtud. Y en Paco y los mimos, lo es.
Si estás interesado en adoptar o acoger a Paco puedes ponerte en contacto con la protectora a través del Whatsapp en los teléfonos 690 141 339 (Pedro) y 685 815 856 (Marcial) y en los correos perrosdeoriente@gmail.com y perrosdeoriente1@gmail.com
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