El Principado de Asturias coloca tres adoquines de la memoria y rinde homenaje a maestras de la República que acompañaron a niños evacuados durante la Guerra Civil

Las stolpersteine se han convertido en un símbolo de memoria y homenaje del horror desatado por el nazismo a principios del siglo pasado. En este contexto, esta semana el Principado de Asturias ha colocado tres nuevas de estas piedras de la memoria en Grado en recuerdo de Trinitario de la Fuente Areces, José Manuel Sánchez López y Antonio García Arango, vecinos del concejo víctimas del nazismo. El acto se enmarca dentro de las Jornadas de Memoria Democrática de Grado, organizadas para preservar la memoria histórica y promover la verdad, la justicia y la reparación. La viceconsejera de Derechos Ciudadanos, Beatriz González, destacó que la instalación de estos adoquines constituye “un reconocimiento a la lucha por la democracia” y “una herramienta para evitar la repetición”. González subrayó el trabajo que el Ayuntamiento de Grado está realizando en materia de memoria democrática y señaló que la colaboración institucional busca “conservar y recuperar la memoria colectiva”.
Trinitario de la Fuente Areces, nacido en 1914, fue deportado en 1941 desde Francia a Mauthausen y asesinado ese mismo año en Hartheim. José Manuel Sánchez López, también nacido en 1914, fue deportado a Mauthausen en 1940 y falleció en Gusen en 1942. Antonio García Arango, nacido en 1919, fue deportado en 1941 y murió en Hartheim ese mismo año.
Además, en el marco de la jornada se rindió homenaje a tres maestras de la República que acompañaron en el exilio a más de mil niños asturianos evacuados a la Unión Soviética en 1937. Dos placas conmemorativas se descubrieron en Santianes en honor a Aurora Álvarez Suárez y Josefina Álvarez Suárez, y la tercera se colocó en la escuela de Peñaflor, en recuerdo de María Rosa López Areces.