La era del Savoy en la calle Covadonga deja un vacío profundo en la escena cultural de Gijón, pero su legado sigue vivo en la memoria de quienes lo convirtieron en su segundo hogar

Llegó el día. El emblemático local Savoy de Gijón, uno de los últimos refugios de la música en vivo en la ciudad, celebró anoche su última gran noche antes de cerrar definitivamente sus puertas. Javi Egocheaga, conocido como Javi Savoy, dice adiós a un proyecto que comenzó en 1989 y que convirtió en uno de los referentes culturales y musicales de la ciudad. Su despedida marca el fin de una era para los amantes del rock y la música en directo en Gijón. En su última entrevista, publicada este mismo domingo en miGijón Egocheaga se despide con la satisfacción de haber cumplido su sueño de crear un espacio único para disfrutar de la buena música en familia, junto a su inseparable compañera, Pili Matos, y su hija Brenda, apasionada del rock. “Mis razones no son económicas porque ya conseguí mi sueño: tener un espacio completo y, sobre todo, con música en directo”.
El Savoy fue mucho más que un bar; fue un punto de encuentro de generaciones de gijoneses, un escenario abierto a cientos de músicos locales y nacionales. Conciertos gratuitos casi a diario, una amplia oferta gastronómica y un ambiente familiar lo convirtieron en un símbolo cultural de la ciudad. «Antes teníamos conciertos cuatro días a la semana, sin pagar entrada, y había que buscar siempre gente interesante», recordaba su fundador. Sin embargo, los cambios en los hábitos de ocio y el impacto de la pandemia aceleraron la decisión de cerrar. Personalidades locales, como la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, lamentaban públicamente la pérdida de este espacio, un local “único en España y Europa”. Aunque el Savoy de la calle Covadonga cierra sus puertas, Egocheaga seguirá manteniendo el espíritu del local en el Savoy de Dindurra, donde planea continuar su proyecto musical, aunque en un ambiente más tranquilo. «Allí podré seguir charlando con la gente y con menos compromiso semanal».
Con esta despedida, Gijón cierra un capítulo importante en su historia musical. Para muchos, la ciudad pierde un rincón especial que ofrecía una alternativa a los grandes festivales, manteniendo viva la esencia de la música en directo en un formato cercano y gratuito. La era del Savoy en la calle Covadonga deja un vacío profundo en la escena cultural de Gijón, pero su legado sigue vivo en la memoria de quienes lo convirtieron en su segundo hogar.