«Llaman ‘Peña deportiva’ a los ultras (del Oviedo y del Sporting). Se me ocurren otros apelativos: empezando por nazis y terminando con cabestros»
Yo no pienso mudarme al barro. No quiero tragar sapos enormes en el lodazal, presa del miedo. Miedo a la amenaza, a ser señalado, a dejar de vivir tranquilo con el rabo entre las piernas…Algunos periodistas deportivos se abrazan al eufemismo, con inusitada pasión, para no llamar a las cosas por su nombre desde hace unos cuantos años y así poder vivir «más o menos tranquilos». Son los que llaman ‘Peña deportiva’ a los ultras (del Oviedo y del Sporting) o ‘Grupo de animación’ o ‘Fondo joven’. Se me ocurren otros apelativos: empezando por nazis y terminando con cabestros (aunque esta caterva de mansa no tiene nada). En Gijón, en el Estadio Municipal El Molinón llegaron a disfrutar de local propio para guardar banderas, pancartas, bengalas, gorras, pegatinas, fanzines filofascistas…
Fueron unas cuantas temporadas en las que se decidió mirar para otro lado cuando la armaban en los desplazamientos del Sporting. La inquietud asomó su cabeza a la hora de protagonizar todo tipo de trifulcas en nuestra ciudad. Que lo hicieran fuera importaba poco, en casa ya empezaba a preocupar. Se les puede preguntar a los dirigentes del Unión Club Ceares que tuvieron que sufrir sus desmanes o a los camareros y clientes de un conocido bar en el barrio alto, asaltados en plena noche por unos encapuchados con bates de beisbol. Y es que todavía hoy se pasea una recua de Ultra Boys por Cimavilla, buscando en ocasiones algo de camorra o apurando litronas en el parque, haciendo pintadas y destrozando de paso algún elemento del mobiliario urbano, que no van a volver a su casita sin tener batallita que contar.
Hace una semana un grupo de ultras del Valladolid (equipo que visitaba El Molinón) y del Sporting propiciaron un ‘desafortunado’ encuentro en la Plazuela de Jovellanos. Sillas de las terrazas volando, familias al galope y «un secreta» pistola en mano fue la ‘tarantinesca’ escena que pudo verse en mi querida Cimavilla sin obtener el suficiente eco, a mi juicio, en la información deportiva. En mi barrio no tenemos ganas de volver a ver la jeta de estos indocumentados, sabemos que tienen la inteligencia justa para pasar el día y que sin la masa están más perdidos que ‘el barco del arroz’. Pongamos coto a los ultras de una vez por todas, en Oviedo y en Gijón. No les hagamos ‘el caldo gordo’. Y en esta tarea, como en muchas otras, los directivos y trabajadores de los medios de comunicación tendremos que ser responsables.
Home, en Uviéu algun subnormal de estos habrá, pero ya te digo que no abunden como en Xixón. Toda esa xente fuera de los campos, aunque los alejes de ellos van a seguir liandola fuera, como siempre. Una pena.