La víctima comenzó a recibir llamadas advirtiéndole de un intento de uso fraudulento de su cuenta, identificándose el autor de las llamadas como trabajador de Unicaja
Punto de inflexión en la lucha contra la ciberdelincuencia. Una sentencia de un juzgado de Oviedo ha dado la razón a un jubilado ovetense y le ha permitido recuperar 2.000 euros que le habían estafado a causa de «una brecha de seguridad» en su entidad bancaria, Unicaja. Según se relata en dicha sentencia, la víctima comenzó a recibir llamadas advirtiéndole de un intento de uso fraudulento de su cuenta, identificándose el autor de las llamadas como trabajador de la entidad bancaria y teniendo conocimiento de múltiples datos personales, como nombre y apellidos, DNI, dirección o la oficina de la sucursal del banco.
Tras comprobar que la llamada provenía del número de teléfono de atención al cliente de su entidad bancaria, al hombre le comunicaron que le iban a remitir unos SMS con unos códigos de verificación, y que se los facilitara en aras de detener las operaciones. Los SMS recibidos también procedían del número de teléfono de la entidad bancaria, por lo que la víctima obedeció en la creencia de que, con esa actuación, bloquearía el uso fraudulento de su cuenta y detendría las operaciones no autorizadas. Una vez los facilitó, el hombre descubrió que en su cuenta bancaría se produjueron varios movimientos, a saber: una trasferencia por importe de 1.000 euros, y dos Bizum por valor de 500 euros cada uno.
Tras esta situación, la víctima decidió formular una denuncia ante la Guardia Civil y reclamar a a su entidad la devolución del dinero. Tras no obtener solución acudió al letrado David Gato Nicolás, del despacho Bauche Abogados, que fue quien defendió ante la Justicia los intereses del jubilado. El Juzgado de Primera Instancia dio la razón al demandante, víctima de una estafa informática conocida como phishing, al considerar que desde la entidad bancaria no había dispuesto los mecanismos necesarios para detectar trasferencias de pago fraudulentas y evitarlas. Por ello, condena a Unicaja al reintegro del dinero estafado a su cliente más los intereses legales, y el pago de las costas. La sentencia es firme.