La entrega de una medalla conmemorativa exclusiva a su alcalde, Roberto García, y las reivindicaciones en materia de transporte, limpieza y desarrollo empresarial monopolizan el día de la Feria dedicado al concejo centroasturiano
Ya lo ha reflejado el cine en miles de películas, series y cortometrajes: entre personas, como entre organizaciones y territorios, los nexos, los puntos en común, al final suelen resultar más fuertes que las diferencias. Ese mismo séptimo arte, esa capacidad de trasladar hechos y sueños al celuloide, es uno de los cimientos sobre los que se asienta el stand que el Ayuntamiento de Langreo ha instalado en esta, la 67ª Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA). Y el propio Consistorio del municipio centroasturiano, como el de Gijón, el Gobierno del Principado y la Cámara de Comercio gijonesa, organizadora del evento, se han encargado de aportar a ese sustrato cinematográfico el valor de la igualdad. Porque en este sábado, día de la FIDMA dedicado a Langreo, todos los participantes han enfatizado aquello que les une, que les conecta, que, en la práctica, les hace iguales. Un emotivo mensaje de simbolismo multiplicado por la condición de la de este año como la centésima Feria de la historia de la región.
Roberto García, alcalde langreano tras los comicios de mayo de 2023, volvió a erigirse en maestro de ceremonias, y en voz principal, de un acontecimiento en el que también estuvieron el consejero de Ordenación de Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, Ovidio Zapico; el concejal de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Gijón, Jorge González Palacios, y el presidente de la Cámara gijonesa, Félix Baragaño. De hecho, fue este último quien, junto con García, protagonizó uno de los momentos más aplaudidos de la visita institucional de esta mañana: la entrega al concejo, por parte de la Cámara, de una medalla conmemorativa exclusiva, de la que sólo se acuñarán treinta ejemplares, y que constituye tanto una exaltación de ese centenar de ediciones de la Feria, como una puesta en valor del papel que ellas ha jugado Langreo, y que, en palabras de Baragaño, «siempre ha estado a la altura que las circunstancias requerían».
La concesión de dicha medalla ha sido el paso previo al recorrido por el pabellón langreano, que ofrece al visitante una inmersión en el papel que el séptimo arte ha tenido en el municipio, con el Cine Felgueroso como máximo exponente, pero también un viaje al influjo de otra actividad cultural, la fotografía, en ese territorio del centro de Asturias. Así, se exhiben en el stand una veintena de cámaras fotográficas antiguas, acompañadas de precisas descripciones de sus capacidades y de su valor histórico. Un rico conjunto de saberes del que el fotógrafo Jorge Alonso Medina, con su vasto bagaje profesional y académico, es comisario; en su mano estuvo compartir con la comitiva los pormenores de la muestra, y de resolver las dudas que tanto autoridades políticas como ciudadanos de a pie plantearon. Y no fueron pocas, desde luego… No en vano, el Gobierno de Langreo ha debido fletar un total de quince autobuses para trasladar a la FIDMA al medio millar de lugareños decididos a no perderse este gran día.
Esa predisposición de sus convecinos era celebrada por García durante la ronda de intervenciones, si bien sus primeros agradecimientos fueron a parar a otro colectivo bien distinto: el de los cientos, si no miles, de profesionales anónimos que, con su trabajo, hacen posible que la FIDMA sea lo que es. «Bienvenidas, personas importantes; gracias por vuestra presencia sigilosa y callada. Sin vosotros, toda esta Feria sería imposible de mantener», compartió, punto de partida de un discurso que, como el de la edición de 2023, no perdió su marcado carácter reivindicativo… Y su toque de guasa. «¿Qué sería la vida si todo fuera bueno, tranquilo y calmado; qué sería sin un soterramiento que lleva dieciséis años parado, sin empresas que se van o que no acaban de llegar, si la limpieza no fuese un problema…? ¿De qué hablaríamos?», comentó, tirando de humor, aunque sin renunciar a la molestia.
Con todo, el regidor no quiso centrarse sólo en lo malo. Todo lo contrario. Rebasado ya su primer año de mandato, García puso el foco en el «diálogo, la búsquedas de consensos y las buenas maneras» que están dominando la legislatura, y con las que «vamos trabajando bien». En ese sentido, insistió en su voluntad, como la de todo su equipo, de «sacar adelante proyectos que cumplan nuestro deseo de que Langreo sea un lugar en el que vivir y trabajar con calidad», una cruzada en la que, no lo negó, ayuda el hecho de que «hay consejerías muy comprometidas e implicadas con nuestro concejo, empresas de gran proyección nacional e internacional que, sin hacer ruido, contribuyen al desarrollo y al bienestar, y vecinos con la esperanza puesta en que hagamos un buen trabajo, en transformar la realidad que nos ha tocado vivir». Por eso, por ellos, continuó el alcalde, su voluntad es lograr «satisfacer las necesidades de un futuro digno», para lo que hizo un llamamiento a seguir «aparcando las diferencias y ceder en ocasiones, para que todos ganemos». Y se despidió deseando «lo mejor a la Feria: mucho público, buenas ventas y el compromiso de seguir mejorando e innovando».
Por parte de esa FIDMA, de la Cámara que la organiza año tras año, Félix Baragaño afirmó, tajante, que «parte de este éxito, labrado a lo largo de la historia, también os pertenece», destacando el «desarrollo empresarial ejemplar» y la «sociedad comprometida, luchadora y solidaria» que caracterizan a Langreo. Y si Baragaño resaltó sobremanera «la camaradería que fluye ante cualquier visitante» al pabellón langreano, el edil gijonés Jorge González Palacios no sé quedó atrás en el ensalzamiento de ese hermanamiento. «Bienvenidos a Gijón; sois nuestros propios vecinos, y gracias a los langreanos que tienen esta ciudad como referencia para vivir, para visitar y para disfrutar», reflexionó el concejal, antes de ceder la palabra a Ovidio Zapico. Desde luego, el consejero también dedicó palabras a celebrar esa «relación histórica, muy íntima, entre nuestra cuenca y Gijón», aunque recogió el guante lanzado por el alcalde, admitiendo la existencia de problemas como «un tren que necesita una revisión profunda para poder ser ese medio simple, eficiente, cómodo y rápido. Y recurrió a sus propios recuerdos concediendo que, «de guaje, venir a Gijón era pasar casi una odisea».
De ese modo, Zapico confirmó que el ferrocarril «tiene que ser un nexo que dé prosperidad a Sama y a La Felguera», si bien, como en el caso de García, no quiso quedarse en lo negativo. Como ya hiciese en el momento de su llegada a la FIDMA, el consejero anunció que «antes de que termine el año veremos obreros trabajando para levantar 600 viviendas públicas», una demostración de que «estamos asentando las bases para que ésta pueda ser una legislatura fructífera para Langreo». Y no faltó en su discurso mención al acuerdo entre el Partido Socialista Catalán y Esquerra Republicana Catalana para posibilitar la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalidad, un hecho de rabiosa actualidad nacional que sirvió a Zapico para reflotar la cuestión de esa «deuda histórica que España tiene contraída con Asturias», gran parte de la cual «se fraguó en zonas como Langreo en aquellos años de la posguerra». Fue en aquellos días, concluyó el consejero, cuando «vivimos muchísima solidaridad, porque somos una tierra solidaria», un espíritu que, confía, continuará dándose para posibilitar la construcción de ese futuro mejor.