La propuesta del Ministerio prevé realizar excavaciones de entre uno y tres metros de profundidad que hagan descender los carriles con respecto al nivel del suelo; la FAV reitera su rechazo a toda solución que no pase por el soterramiento

El arte de negociar se basa tener talante para ceder, en ser capaz de renunciar a una parte de lo propio, lograr que el contrario haga lo mismo y, de ese modo, reunir ambos remanentes en un punto de consenso que beneficie a todos. Bien, puede que la noticia dada en marzo de que, finalmente, el vial de Jove no se tenderá soterrado cayese como una losa sobre el Ayuntamiento y los vecinos de Gijón, desatando una oleada de malestar, críticas y acciones en la calle todavía no apaciguada. Sin embargo, desde las Administraciones públicas ya se ha puesto sobre la mesa una alternativa que, si bien no renuncia a un trazado en superficie, sí trata de paliar los posibles efectos negativos de esa fórmula sobre los vecinos de la zona. Y es que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) está estudiando la posibilidad de dotar al futuro vial, en algunos de sus tramos, de trincheras que «minimicen su impacto visual», tal como explican desde el ente que preside Óscar Puente. Sería uno de los contenidos del estudio de alternativas elaborado, a petición del Gobierno nacional, por la sociedad mercantil estatal Ingeniería y Economía del Transportes (INECO).
Tal como, a última hora de la tarde del lunes, notificó al Consistorio y al Principado el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, de salir adelante esa posibilidad la ejecución del proyecto incluiría la excavación de segmentos de trincheras, de entre uno y tres metros de profundidad, que, dicho coloquialmente, ‘bajarían’ el nivel de los carriles del vial con respecto al del suelo colindante. De ese modo, aspiran a «minimizar el impacto visual» en la medida de lo posible, colocando el nuevo equipamiento en un punto intermedio entre el soterramiento puro, inviable ante la amenaza que supondrían las excavaciones para las viviendas cercanas, y el trazado exclusivamente en superficie, inadmisible para los lugareños por los elevados ruidos y volúmenes de contaminación que, temen, entrañaría. La esperanza ahora es que se alcance «un gran consenso» entre los actores implicados que acelere los procesos a realizar. A ese respecto, en el Ministerio los cálculos más optimistas fechan la licitación del proyecto en la primera mitad de 2025, aunque dejando claro que la del ‘atrincheramiento’ es sólo una de las varias posibilidades barajadas.
«Este ‘proyecto Guadiana’ no convence a nadie; cualquier cosa que no pase por soterrar el vial no nos sirve»
Manuel Cañete, presidente de la FAV
Con todo, y a la espera de constatar qué sucede finalmente, la opción del vial en trinchera no ha sito acogida de buen grado por los gijoneses… Cosa, por otra parte, nada sorprendente, a la vista de su manifiesta disconformidad con todo aquello que no pase por un soterramiento completo. «La postura es de total rechazo a este ‘proyecto Guadiana’, que ni siquiera sabemos con precisión en qué consiste; cualquier cosa que no pase por soterrar el vial no nos sirve«, sentencia, desde su condición de presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón (FAV), Manuel Cañete. Abanderado de las protestas vecinales que, desde el pasado mayo, ocuparon calles y plazas de la Zona Oeste de la ciudad, Cañete tiene claro que el anuncio de la opción de las trincheras no es sino «otro de esos datos que el Ministerio ha ido lanzando durante todo el verano, sin que nos de ninguna información clara». Y ese desconocimiento lo hace extensivo al Principado y al Ayuntamiento. «Si no, si supiesen algo en esas dos Administraciones, ya se habría convocado la mesa del Consejo Social, pero seguimos esperando por ello, y no hay noticias«, argumenta.
Las esperanzas de Cañete no parecen muy elevadas. A fin de cuentas, y siempre desde su punto de vista, el que se esté ponderando esta variación del proyecto al aire libre podría confirmar que, efectivamente, «el Ministerio sigue adelante con la idea del vial sin soterrar; va a por la opción más barata, se lleve por delante lo que se lleve«. Ahora bien, independientemente de lo que suceda con su trazado, quedan aún pendientes de resolver dos frentes importantes: uno, la redefinición del modelo de tránsito de mercancías hacia y desde El Musel, «algo que tampoco se ha hecho», y dos, la necesidad de «indemnizar a todas aquellas empresas que desarrollaron el proyecto soterrado«. En fin, muchas cartas distintas encima del tapete, que no hacen descabellado que, a la vuelta a la normalidad tras las vacaciones de verano, el jugador vecinal pueda retomar las movilizaciones en protesta por lo que el grueso de los gijoneses ya considera un incumplimiento flagrante de lo acordado.