«En unas pocas horas y entre todas, llenamos este diario digital de pensamientos morados. Y eso es para mí el feminismo. Mujeres que arriman el hombro. Que se ayudan. Que entienden la importancia de dar un paso al frente cuando es necesario»
Ayer fue día de celebrar. Pese a que moleste, celebrar y luchar son dos verbos que pueden ir de la mano. La manifestación me pilló en Madrid, y allí, en Atocha, me junté con otras tantas compañeras que afinaban gargantas y proclamas.
Pero el feminismo, como la sororidad, se practica todos los días. Y en estos días he podido volver a comprobarlo. El lunes, pocas horas antes del 8M y sin apenas tiempo de maniobra, desde la redacción de este medio comenzamos a contactar con mujeres para todas relevantes.
Queríamos darles voz propia en este 8M y convertir nuestra redacción en la suya por unas horas. Empresarias, activistas, actrices, periodistas, abogadas, escritoras… todos los perfiles cabían y todos eran necesarios. La respuesta fue abrumadora. Más de una docena de mujeres pararon esa tarde noche sus vidas para compartir sus reflexiones.
Más de una docena de mujeres que entendieron que ese era su momento. Que el tiempo invertido en plasmar sus opiniones era de todo menos tiempo perdido. Y así, en unas pocas horas y entre todas, llenamos este diario digital de pensamientos morados. Y eso es para mí el feminismo. Mujeres que arriman el hombro. Que se ayudan. Que entienden la importancia de dar un paso al frente cuando es necesario. Un feminismo, el mío, en el que cabemos todas las que nos sentimos mujeres. Y que estos días volvió a darme una lección.
Por eso, gracias a Carmen Julia, Carla, Marián, Verónica, Andrea, Yolanda, Silvia, Nuria, Beatriz, Arantxa, Montse, Lara, Hana, Begoña, Carmela y a las compañeras de Abierto Hasta el Amanecer. A tantas otras que no pudieron estar, pero que de alguna manera lo fueron. Por vuestro compromiso y vuestro ejemplo. Nos leemos.