“Obtener un bronce es una alegría tremenda, empiezas a pensar en la gente que quieres. Llamé a mi padre y a mi novia”
Pablo Carreño (Gijón, 1991) se ha convertido en uno de los tenistas de moda en los últimos tiempos. La medalla de bronce en los Juegos Olímpicos lo ha catapultado a todas las portadas y espacios de medios de comunicación, aunque el gijonés ya piensa en lo siguiente: el viaje a Estados Unidos de la próxima semana. Sin tiempo para pasar por casa, toca hacer de nuevo la maleta aunque con la satisfacción de estar entre los mejores de las olimpiadas. Carreño sigue siendo un chico humilde, que atiende el teléfono a pesar de la infinidad de compromisos que ha tenido desde el triunfo. Con miGijón repasa la cita asiática y el futuro más cercano.
Una semana después del bronce ¿ha asimilado lo que ha conseguido?
Está claro que es algo muy importante en mi carrera, una medalla en unos Juegos Olímpicos así que voy a poco a poco asimilándolo y todavía algo incrédulo.
¿Es consciente de que ha colocado el nombre de Gijón en el panorama mundial?
Al final en mi carrera tenística intento hacerlo siempre lo mejor posible. Está claro que viajo por todo el mundo, pero los JJOO van más allá del tenis. Quizá los ve más gente que no le guste el tenis o que le guste solamente el deporte y eso hace que tenga mucha más repercusión.
Se convirtió en tendencia en España. Vimos felicitaciones de deportistas como Pau Gasol, Rafa Nadal o Saúl Craviotto e instituciones como la Casa Real. ¿Recibió alguna llamada que le dejó sin palabras?
No tuve tiempo de recibir muchas llamadas porque nada más terminar el partido me puse a hacer un montón de entrevistas, cosas de prensa y estuve muy liado. Llamadas he recibido muchas, algunas importantes, pero ninguna que me haya sorprendido. Es verdad que me han felicitado mucho, pero creo que el hecho de haber ganado el último partido a Novak Djokovic hizo que fuera todavía más llamativo y que mucha más gente lo viera.
¿La batería de su móvil ha sobrevivido a este logro?
Poco a poco he ido contestando los mensajes que tenía, todavía me queda alguno. La verdad es que se me colapsó, fue una cosa brutal.
Se impuso al número dos y al número uno del mundo. Entre medias y sin descanso hubo una derrota que le apartó de la final. ¿Demasiados partidos en tan poco tiempo?
Sí, muchos partidos con mucha tensión en una competición especial como son los Juegos. Jugué miércoles, jueves, viernes y sábado, todo seguido sin descanso. Eso es complicado y a nivel mental y físico acabe exhausto, destrozado. De ahí también que en los últimos días, en semifinales no pudiera dar ese 100% que sí di el día de cuartos contra Medvedev. Por suerte, recuperé y pude estar al máximo contra Djokovic.
Le vimos con hielo, con ventiladores portátiles durante el encuentro. ¿Hasta qué punto le pesó el calor y la humedad?
No solo el día de Djokovic, desde primera ronda las temperaturas eran muy altas, había muchísima humedad y era muy complicado competir en esas circunstancias. Es verdad que en los primeros partidos igual tuve un poco de suerte y jugué en los últimos turnos donde ya no pegaba el sol directo. Por ejemplo, el día de octavos contra el alemán Koepfer me tocó jugar a las once de la mañana y ese encuentro fue el más duro a nivel físico de todos los que he disputado porque hacía mucho calor, prácticamente no me podía mantener en pie. La verdad que él estaba igual que yo, poco a poco pudimos ir sobre poniéndonos a esas cosas y alcanzar esa medalla de bronce.
Hablando de calor, una de las consecuencias fue la retirada de su compañera en dobles mixto, Paula Badosa lo que imposibilitó su participación. ¿Una espinita clavada?
El haber conseguido la medalla de bronce en el individual sabe un poco mejor, pero está claro que también me hacía mucha ilusión competir en el mixto porque era una opción más de medalla, una competición diferente en la que nadie esta acostumbrado a jugar y son solo cuatro partidos para ganar el torneo. Dentro de la dificultad es un poco más asequible, sí que me supo un poco mal no poder competir, pero al final sabíamos que podía pasar porque las condiciones estaban siendo muy difíciles y, por desgracia, a Paula le dio el golpe de calor que nos dejo sin posibilidades de participación.
Volviendo al cuadro individual, tras perder el tie-break en el segundo set ¿cómo se mentaliza un tenista para darle la vuelta al encuentro?
Fue difícil porque jugando contra el número uno del mundo hay que intentar aprovechar todas las oportunidades que te dan ya que no sueles tener muchas. En la bola de partido que tuve, el jugó muy bien y no pude hacer nada. Al perder ese tie-break te vienes un poco abajo porque sabes que lo normal es que empiece a jugar mejor, se quite un poco de presión y el cansancio comience a hacer algo de mella en ti. Por suerte, mentalmente estuve muy bien, como en todo el torneo, pude darle la vuelta a esa situación y empezar el tercer set con mucha energía y haciéndole el break de entrada que al final me dio el partido.
“Ser deportista parece muy fácil porque tienes una vida en la que haces lo que te gusta, pero hay mucho sacrificio, muchas presiones”
Precisamente en esta cita olímpica la salud mental ha pasado al primer plano. ¿Qué importancia tiene para usted el apartado psicológico?
No solo en estos Juegos, creo que se le ha dado un poco más de bombo, pero al final durante toda mi carrera ha sido muy importante el aspecto mental. Ser deportista a veces parece muy fácil visto desde fuera porque tienes una vida en la que haces lo que te gusta, económicamente está bien premiado, viajas por todo el mundo, pero hay mucho trabajo detrás, mucho sacrificio, muchas presiones, quieres hacerlo bien en una competición tan especial como los Juegos Olímpicos y es normal que haya altibajos y momentos en los que sea difícil saber cómo llevar esas situaciones.
Una vez terminado el partido vimos la típica conversación junto a la red. ¿Qué le comentó Djokovic?
Me felicitó y me dijo que había hecho un gran torneo. Había calentado los dos primeros días con él antes de nuestros partidos y la verdad que me hubiera gustado poder jugar contra él en una final más que en un tercer y cuarto puesto. Novak (Djokovic) se portó bien porque me abrazó y le dio valor a lo que había hecho, nunca me menospreció y eso es algo muy positivo para mi.
¿Le sorprendió que tirara una raqueta a la grada o que rompiera otra contra la red?
Son momentos de frustración durante el partido. En un encuentro pasan muchas cosas por la cabeza y es difícil controlarse. Hay jugadores que hacen más esas cosas y otros que no. Al final nunca le perdió la cara al partido, siempre estuvo luchando hasta el final y eso también es parte de un número uno y un campeón.
Sin duda una de las imágenes fue la de sus lágrimas tras sentarse en su zona después de la victoria. ¿Qué se le pasaba por la cabeza?
No fui capaz ni de sentarme en la silla, me tiré al suelo directamente y ahí te das cuenta de lo que acabas de hacer. Has conseguido el bronce olímpico, nada fácil, porque lo tenías que hacer ganándole al número uno del mundo. Es una alegría tremenda y empiezas a pensar en la gente que quieres, el sacrificio que has hecho para estar allí y se te vienen muchas cosas a la cabeza.
Antes le he preguntado por las llamadas recibidas, ahora lo hago a la inversa. ¿Para quién fue la primera tras la victoria?
Nada más terminar y antes de empezar todas las ruedas de prensa llamé cinco segundos a mi padre y otros cinco a mi novia porque no tenía tiempo para nada, pero al menos quería ver sus caras y ver como estaban. Eso me dio fuerza para encarar las entrevistas y todo lo que teníamos que hacer después del partido.
¿Qué queda de aquel chaval que salió del Grupo de Cultura Covadonga?
Obviamente han cambiado muchas cosas, he madurado (risas), prácticamente soy otra persona, pero algo queda: la ilusión y las ganas se mantienen y estoy demostrando que es muy importante seguir teniendo esas ganas de vencer y continuar dando lo mejor de mí.
Pese a que el encuentro era a las ocho de la mañana hora española, estaban todos los niños de la sección de tenis del club siguiendo el partido. ¿Qué significa esto para usted?
Es muy importante, una de las cosas más bonitas que he conseguido en mi carrera: el hecho de que todos los niños de mi club, el lugar donde yo entrené y cuando tenía su edad estaba trabajando, ver que me quieren y me siguen. Comprobar que te quieren desde tu casa hasta todos los lugares del mundo es muy reconfortante.
En 2013 se metió por primera vez en el cuadro principal de Roland Garros y le tocó Roger Federer. Su respuesta fue que no tenía nada que perder. Además de su tenis, ¿esta actitud es la que le ha llevado al éxito?
Está claro que durante una carrera tienes momentos de mucha presión, momentos que quizá nadie te ha preparado para vivirlos, pero una actitud positiva y las ganas e ilusión de ganar que siempre he tenido lo hacen un poco más llevadero, que no fácil. Así las cosas van saliendo.
Su palmarés se completa con seis títulos individuales, cuatro en dobles y una Davis. ¿Es más de lo que nunca hubiera imaginado?
Por supuesto (risas). Cuando era pequeño no podía imaginar algo así. Más allá de los seis títulos ATP, una cantidad bastante considerable, estamos hablando de una Copa Davis, una medalla en las olimpiadas, llegar al top ten de la ATP… Son cosas muy importantes y que en mi carrera se quedarán marcadas.
“Ojalá el Sporting pueda luchar por subir a Primera”
Ahora toca viajar a EEUU. ¿Qué le queda por delante?
Esta temporada todavía no ha terminado, tengo que intentar volver tanto física como mentalmente a recuperarme y pensar en lo próximo. Quedan todavía varias competiciones y tengo el objetivo de llegar al top ten, está bastante cerca. Ojalá que lo pueda conseguir.
Supongo que tendrá ganas de pasar por Gijón, aunque con el calendario que me cuenta parece complicado.
Es una de las cosas que más cuesta porque en el tenis cada semana estamos compitiendo. Consigues algo como una medalla y es muy difícil encontrar el momento para ir a casa y estar con los tuyos. Estamos acostumbrados, hay que seguir trabajando y en el momento en el que pueda, lo celebraré.
Más allá del tenis, Pablo Carreño es aficionado confeso del Sporting. ¿Un pronóstico para esta temporada?
He estado un poco desconectado en Tokyo, no solo del Sporting, en general y me he centrado en las olimpiadas. Ahora tengo que ponerme al día, pero ojalá que podamos estar luchando otra vez, como hicimos el año pasado, por subir a Primera.
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