Se hace necesario detenernos y pensar qué pasó para que el discurso cambiara, y comenzara toda una persecución a las realidades trans, más específicamente a las mujeres trans, con todo tipo de opiniones, como aquella tan recurrente de que estas mujeres no son más que hombres vestidos de mujeres
Es importante mirar al pasado, y sobre todo a la experiencia personal en ese pasado. Son muchos los años que llevo en esto que se llama activismo LGTBIQ+, con lo cual es mucha la experiencia y el pozo histórico que pueda tener, desde la vivencia personal en esa historia. Por lo expuesto creo que es tiempo de explicar, y dejar claro cuál ha sido la deriva de según qué discurso, porque la verdad es que se hace muy poco entendible, si no se ve solo por la pérdida de privilegios, como también podemos hablar de la pérdida de poder.
Por eso hace mucho tiempo que me pregunto qué ha pasado desde hace unos años a esta parte, para que nos tengamos que encontrar con una parte, de aquellas que no hace mucho defendían a nuestro lado nuestros discursos, incluso redactaban y trabajaban en leyes que harían que el colectivo LGTBIQ+ tuviera por fin reconocidos sus derechos, ahora sean esas mismas las que nos atacan con sus discursos. De esos recuerdos me viene un día concreto, precisamente el 17 de enero de 2019, cuando estábamos en las comparecencias en la Xunta de ámbito autonómico, comparecencias para apoyar el borrador de ley presentado por el gobierno, y trabajado desde el Instituto Asturiano de la Mujer, cuya directora en ese momento era Almudena Cueto, y siendo Javier Fernández Fernández el presidente de dicho gobierno.
En dicha comparecencia, por parte del PSOE estaba quien hoy escribe oponiéndose al reconocimiento de nuestras realidades. Esto lo tienes en tu memoria, Carmen Eva Pérez Ordieles, porque eras tú quien estaba ahí. Y también eres quien escribió estos días, desde un discurso lleno de mentiras, cuando no incluso incurriendo en discurso de odio, se nos dice que hablamos de LGTBIfobia cuando se dan opiniones contrarias a las nuestras, y esto no es real. Hablamos de LGTBIfobia cuando los discursos o escritos contra nuestra realidad solo buscan sembrar el odio y la discriminación, definición que viene dada en la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI.
No podemos olvidar todo lo relacionado con el ámbito estatal, de la negociación y aprobación de la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI, aprobada en febrero de 2023. Puedo hablar también largo y tendido, y estoy seguro de que serían muchas las sorpresas que se llevarían aquellas que se han dedicado a seguir discursos de gurús o teóricas de la filosofía, sin saber que a lo mejor esas gurús han tenido mucho que ver en la redacción de esta ley, sobre todo en lo referido con el artículo del derecho a la autodeterminación, y cómo ha quedado redactado en la ley. Esa redacción nos fue entregada en Moncloa, donde se nos presenta un documento trabajado por Carmen Calvo y su equipo del Ministerio de Presidencia, siendo ese redactado lo que se recoge actualmente en la ley.
Es necesario también recordar otro momento antológico en la historia de lo sucedido en estos años. En esta búsqueda de la verdad, en noviembre de 2017, las diputadas en el Congreso por parte del PSOE, Ángeles Álvarez y María Dolores Galovart, registran el texto para las modificaciones de la Ley 3/2007, la mal llamada Ley para las Personas Transexuales, ley que exigía un diagnóstico médico de disforia de género, más dos años de tratamiento hormonal. En aquel texto que se presenta, se despatologiza, incluye la no necesidad del diagnóstico médico de disforia de género, y no se obliga a un tratamiento médico de dos años. Hablo y uso el término «trans» por ser el término consensuado en ese momento. Importante destacar los siguientes puntos: en el texto de la modificación presentado se reconoce la realidad de los menores trans, y es más, el propio PSOE hace una enmienda a su texto, para incluir en ese texto a las realidades NB (no binarias), realidad que sigue sin ver reconocidos sus derechos. Ese registro se lleva a cabo por mujeres que hoy destilan discursos de odio y transfóbicos las 24 horas del día, fundan asociaciones específicas para hacer que su discurso se difunda con mayores altavoces.
Por todo lo dicho creo que se hace necesario detenernos y pensar qué pasó para que el discurso cambiara, y comenzara toda una persecución a las realidades trans, más específicamente a las mujeres trans, con todo tipo de opiniones, como aquella tan recurrente de que estas mujeres no son más que hombres vestidos de mujeres. Ahora todo vuelve a tener otro giro. Desde hace casi dos años de aprobación de la Ley para la Igualdad Real y Efectiva para las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI, y ver que todas sus predicciones apocalípticas sobre lo que sucedería con dicha ley no se han dado, debido a esto hay que buscar otro enemigo, y nos encontramos con que ahora la virulencia del discurso va contra la Q y el +. En estos últimos tiempos leemos artículos donde incluso se atreven a decir que fomentamos la pedofilia. La verdad no deja de sorprender que volvamos a este tipo de declaraciones, donde se refleja claramente un discurso de odio, discurso que tiene siempre como fin un delito de odio.
La hemeroteca, o historia, no está solo para sacarla o sacársela al contrario político, sino que es bueno usarla para mirarnos y reconocernos en nuestro día a día, nos tiene que servir para crecer y evolucionar, no para involucionar. Muchas veces todos estos temas quedarían cerrados si fuéramos realmente conscientes de lo que decimos, de a quién seguimos, de qué discurso repetimos sin hacer reflexión. Todo sería más fácil si se aceptaran las realidades que tenemos en nuestras casas, y no al contrario, desde la no aceptación de estas realidades nos enfrascamos en discursos de odio y de discriminación.
Estamos en la etapa en que quienes han sido oprimidas pasan a ser las opresoras y sí, en ese punto los discursos que se dan por quienes se dicen progresistas están más cerca de la extrema derecha que de la izquierda progresista. El tiempo hará que nos volvamos a encontrar, el enemigo no está entre nosotras, lo tenemos enfrente y es común.