Popularmente conocido como el embajador en el Principado de dicha región, ha aunado esfuerzos con el Centro Cultural Balada para organizar unas jornadas literarias y gastronómicas para acercar a los asturianos los secretos del país centroeuropeo
Es uno de los lugares con más ‘duende’ de Centroeuropa. El antiguo feudo del sanguinario caudillo tardomedieval Vlad III ‘el Empalador’ y, por extensión, el punto de partida de la leyenda de Drácula. Sin embargo, más allá de esos dos aspectos archiconocidos en el resto del mundo, a medio camino entre la historia y el folklore, Transilvania, como toda Rumanía, ofrece más, mucho más. Y, ahora, muchos de esos secretos pueden descubrirse sin necesidad de moverse de Asturias. Ese el proyecto que ha emprendido ‘Julián de Transilvania‘, coloquialmente conocido como el embajador de dicho país en el Principado, y que ha unido fuerzas con el Centro Cultural Balada de Gijón para convocar unas jornadas literarias y gastronómicas destinadas a acercar al público lo mucho, sugerente y ampliamente desconocido fuera de sus fronteras que la cuna del vampiro puede brindar. De todo ello conversa con la periodista Juncal Herrero en este vídeo publicado en el Canal Prestosu de la Fundación Caja Rural.
Firme defensor de la existencia de muchas y poderosas similitudes entre Asturias y Transilvania, como su «naturaleza exuberante» y sus «atractivos turísticos», Julián ha hecho propia la cruzada del Centro Balada para estrechar lazos entre las dos regiones y, al mismo tiempo, promover el surgimiento y desarrollo de creadores culturales de ambas nacionalidades. Es el caso, por ejemplo, del joven poeta rumano Miguel Gane, nacido George Mihaita Gane, y cuyo notable éxito editorial, afianzado gracias a su fuerte presencia en Instagram, no ha impedido que, para sorpresa del protagonista del vídeo, «sea más conocido en Sudamérica, que en España o en Rumanía». He ahí, precisamente, la dinámica que Balada y ‘Julián de Transilvania’ se han propuesto cambiar; sin embargo, el interés de esta alianza también se extiende a los fogones. Platos como el sarmalute cu mămăliga o la ciorbă de burtă podrían tener, defiende, una buena implantación en el Principado. Y todo apunta a que esa meta no será difícil de rebasar…