Como mensaje de esperanza, sus Majestades confían en que, como en otras ocasiones, la ciudad de Gijón se recupere pronto con salud y trabajo para todos
Pues sí, los Reyes Magos y el Príncipe Aliatar llegaron nuevamente a Gijón. Cansados, más bien exhaustos debido a su edad, atracaron en el Puerto Deportivo de la ciudad de Jovellanos acompañados como siempre de un griterío entre nervioso y emocionado de los cientos de niños que esperaban el momento de volver a verlos un año más.
Nada más poner un pie en tierra tomó la palabra Melchor que agradeció la buenísima acogida que reciben año tras año, sobre todo teniendo en cuenta que una vez más y debido a la pandemia, sortearon mil y una dificultades para poder estar en la obligada cita. Confirmaron también que han tenido que vacunarse y pasar por todos los trámites anticovid. De hecho, complementaron sus fastuosa vestimenta con las mascarillas, animando a la vez de que todo el mundo las usara durante toda esta multitudinaria, y por cierto, lluviosa jornada.
Se sintieron a su vez muy emocionados por el contenido de las cartas recibidas en las que destacaron que en cada una de ellas la petición primordial, más allá de los regalos, fue pedir que la pandemia cesara. Y como magos que son afirmaron rotundamente velar por que ese deseo se pueda cumplir lo más pronto posible. Como mensaje de esperanza confían en que, como en otras ocasiones, la ciudad de Gijón se recupere pronto con salud y trabajo para todos.
Como mensaje de esperanza confían en que, como en otras ocasiones, la ciudad de Gijón se recupere pronto con salud y trabajo para todos
Gaspar en su turno de palabra se sintió sorprendido por la bondad de los niños y niñas gijoneses, mientras que Baltasar pidió paz para todo el mundo y adelantó que vienen cargados de regalos y sorpresas. La alcaldesa de Gijón, Ana González, les esperaba en la Plaza del Marqués y fue saludándolos uno por uno agradeciéndoles el esfuerzo han hecho, sobre todo en esta ocasión, para poder saludar a los niños gijoneses.
De ahí la comitiva se dirigió al Teatro Jovellanos. Engalanado elegantemente para la ocasión acogió, en cuatro turnos de entrada, a los más pequeños. Incluso acondicionó una pequeña carpa para aparcar los carricoches. En una de las colas se encontraban unas amigas de Candas. Bárbara Muñiz y María Colmenero esperaban su turno acompañadas de sus respectivos hijos, Candela y los hermanos Yago e Isabel Sol, que enumeraron mil y una peticiones pedidas en sus cartas. Muy cerca de esta divertida pandilla, esperaba nervioso Javier Alfageme. El pequeño no podía ni articular palabra, así que sus padres Alejandro Alfageme y Andrea Morilla no le soltaron ni un momento de la mano.
Ya dentro del teatro, también quisieron confesar a miGijón la emoción del momento la amigas Amelia Miranda, Valeria Morais y Matilde Serrada. Acompañadas del papá de Valeria, Antonio Morais se sintieron encantadas de visitar por vez primera el Jovellanos, asegurando que les gusta mucho esta propuesta de Divertia y que estaban muy cómodas.
La entrada de sus majestades al escenario resultó apoteósica. Los aplausos ensordecedores y los nombres de los protagonistas dieron paso a las carcajadas por las ocurrencias y anécdotas de sus Majestades allí contadas. Una de ellas fue confesada por el Príncipe Aliatar, quién descubrió uno de los secretos de Melchor. Resulta que al coronado mago le chifla jugar a la PlayStation y, siempre según Aliatar, dedica mucho tiempo a ello.
Y a media tarde llegaba otro de los momentos estelares del día, la Cabalgata. Con ruta nueva y manteniendo todas las medidas de seguridad, salía de La Calzada y terminaba en la Plaza Mayor. Encabezaba la marcha el inconfundible sonido de la banda de gaitas Villa de Gijón, que precedía los diferentes grupos llegados de las distintas partes del mundo: bereberes, africanos, romanos, asiáticos, elfos, soldaditos, bailarinas…
Los Reyes Magos pudieron sentir el calor de los gijoneses y, al terminar los casi seis kilómetros de recorrido, hablaron a los niños desde el balcón del Ayuntamiento, a los que reconocieron su gran trabajo portándose bien durante el año. «Nos queda una larga noche por delante», finalizó Baltasar.