El Sporting anuncia dos incorporaciones antes del cierre de mercado, pero una de ellas, Jony Rodríguez, copa todos los titulares
Tercera etapa del de Cangas en El Molinón Enrique Castro Quini, sin El Brujo, pero con su «9» en la espalda. No nos pueden fallar
Cada 31 de Enero tiene algo de especial en el entorno del Sporting, especial y emocional, porque en este recién estrenado 2022 tampoco nos deja indiferentes. No es todo bueno, claro que no, porque justo hoy se cumplen diez años de la destitución de Don Manolo Preciado (DEP), un día de esos que quieres olvidar y que en lo deportivo significó el primer pie en la Segunda División. Ahora, con el último descenso de categoría grabado en la retina de la afición, las idas y venidas de los últimos años en la liga de plata, el «casi sí» de la pasada campaña y el mal momento de esta, hacen que nos sintamos en una montaña rusa, bendito el invento de LaMarcus Adna Thompson. El frío de estos días, la derrota en Pucela, Gallego y sus gallegadas, la metamorfosis de un líder caído que no encontró su mejor momento, todavía, la sensación de pensar que mayo está demasiado lejos y que la agonía iba a ser duradera, la obligación moral e histórica de no dejarse vencer tan pronto, no bajar los brazos pese a los contratiempos, las bajas… hace que el Sporting y sobre todo, el sportinguismo, se haga un «Rafa Nadal».
Y es que no hay nada como un chute de adrenalina en forma de fichaje, la llegada del hijo pródigo, ¡Jony ya está aquí! Sin duda el efecto que produce el de Cangas no es garantía de que en el campo todo mejore de un día para otro, pero consigue algo tremendamente importante, algo que hará que equipo y afición, que se necesitan, vuelvan a ser uno los próximos meses. Quedan 17 finales, pese a la visión particular del entrenador, 17 batallas con nuevos guerreros, con un nuevo adalid, ilusiones renovadas y mucho camino por recorrer, no será fácil, ¿cuándo lo fue?
La llegada de Jony supone más que fichar un jugador rápido, habilidoso, encarador, con hambre de demostrar ese cariño recibido, los sacrificios de las partes implicadas para que vista de rojiblanco, es más que eso, es el efecto vestuario que va a producir, un efecto que sin duda el club pretendía que se produjera con Pichu y que por razones que desconozco no funcionó. Un vestuario joven, en ocasiones inexperto, que necesita alguien que ya haya conseguido éxitos, épicas, remontadas, alguien que con el «9» en la espalda arengue al equipo, enchufe a la grada, un jugador que tiene cuatro meses para romper definitivamente el mensaje que se quedó guardado en un cajón de Mareo en día de su «no» renovación.
Tablero, piezas, todo está presto y dispuesto para afrontar y dar el resto, más que nunca en esta temporada en la que estuvimos arriba, en el medio, cayendo… ahora nos toca subir, será un proceso lento, de activación, chispas, chispazos, goles, alegrías y emociones, pendientes del diseño del míster que es ahora el que tiene la responsabilidad, la tremenda, estupenda, exigente responsabilidad de darle una alegría al Gijón más triste de los últimos años. Se lo merecen, nos lo merecemos, lo necesitamos y nos necesitan, nadie sabe lo que va a pasar, pero sin duda esta montaña rusa rojiblanca no se va a detener nunca. Hagamos que pase, creamos que va a pasar, sintamos que este año sí, y si no lo sientes, que tengas un buen día.
Loren Castro es director de Radio Líder Cantabria y ex director de Radio Sporting