Los jóvenes atletas, protagonistas del pódium del año pasado en las categorías principales, repiten como triunfadores de una prueba que volvió a tomar el centro de Gijón, y que reunió a cerca de 7.200 corredores, profesionales y aficionados… Con los atuendos pintorescos como norma
Pues sí… Parece que la opción del deporte para despedir el año continúa ganando adeptos dentro y fuera de las fronteras de Gijón. En un despliegue multitudinario que, en la tarde de ayer, tomó el centro de la que es la mayor ciudad del Principado, decenas de miles de personas se congregaron para presenciar la 55ª edición de la TotalEnergies San Silvestre… Y para animar a los cerca de 7.200 runners inscritos en ella. Una masiva asistencia que ha convirtió a la gijonesa en la competición de su clase más multitudinaria de cuantas ayer se disputaron en la región, y que, en conjunto, sumaron a alrededor de 20.000 corredores. Además, en el caso de la de Gijón, con una clara reminiscencia al pasado reciente; así, Rubén Marqués e Isabel Barreiro, vencedores masculino y femenina de las categorías absolutas el año pasado, repitieron ese logro, convirtiéndose en los primeros de sus respectivas divisiones en cruzar la línea de meta, emplazada junto a la Antigua Pescadería.
Fue una velada deportiva, sí, pero también lúdica, marcada por el colorido de los pintorescos atuendos escogidos por no pocos de los participantes. Aquí y allá eran visibles gorros de Papá Noel, diademas y guirnaldas navideñas, cintas luminosas alrededor del cuerpo… E, incluso, un curioso runner ataviado de elfo, que desató pasiones, arrancó aplausos y proporcionó más de una foto para el recuerdo. Más allá de tales detalles, los primeros corredores, pertenecientes a las categorías inferiores, comenzaron a partir a las 16 horas, tal como estaba previsto, sucediéndose una carrera tras otra hasta que, por fin, a las 17 horas llegó el turno de las divisiones principales. Precedidos por un vehículo de la marca asiática Omoda, uno de los dos coches oficiales de la San Silvestre, junto con el Jaecoo que les esperaba en la línea de meta, ambos proporcionados por el concesionario gijonés Resnova Motor, los corredores salieron de la avenida Castilla y recorrieron arterias como las calles Rufo García Rendueles y Menéndez Pelayo, la carretera de la Costa, o la avenida Schultz, antes de terminar a la altura de la Antigua Pescadería. Seis kilómetros de recorrido a la carrera. Ahí es nada…
Por fin, con todas las competiciones completadas, y conociéndose ya el nombre de los ganadores de cada una de ellas, la atención se desplazó entonces a la cercana playa Mayor. Allí, tanto a Barreiro y Marqués, como a los restantes vencedores, se les impusieron las merecidas medallas, ante la atenta mirada de una legión de espectadores que prorrumpieron en aplausos y vítores con cada nuevo reconocimiento. Y, pese al mérito de la prueba absoluta, los más homenajeados fueron, cómo no, los niños, en su mayoría visiblemente abrumados por la atracción suscitada entre los presentes, aunque felices y orgulloso por las hazañas logradas. Un colofón perfecto para una jornada perfecta que desde el Patronato Deportivo Municipal (PDM) ya califican de éxito sin paliativos.
Ahora sólo resta espera… Y comprobar si su homóloga de este 32 de diciembre de 2025 rebasará esa feliz frontera…