El nuevo hospital que instalará Quirón es la última de una larga lista de reformas que esperan los barrios del sur de Gijón

Esta semana ha sido movida para los vecinos de La Perchera y Nuevo Gijón. El anuncio de que Quirón instalará un nuevo hospital en las parcelas municipales situadas al final de la calle Dolores Uribarri es la última de una serie de propuestas que cambiarán la cara de los barrios del sur de Gijón.
Las huellas de un pasado industrial dejan paso, poco a poco, a una nueva piel. Aún se pueden apreciar los restos de los antiguos talleres e, incluso, de los parkings de la industria ya desaparecida. De hecho, en la calle Peña Mea aún quedan un par de edificios abandonados, medio en ruinas.
Son sólo restos, claro, de un pasado que ya está dejando paso al presente y el futuro. Desde la calle Dolores Uribarri hasta Concha Espina, actualmente hay seis promociones de nuevo cuño. Una, incluso, ya está entregada. Tres de las otras cinco esperan a sus inquilinos antes de que acabe el año. Más de 200 viviendas nuevas.
No se queda ahí el tema. La falta de terrenos edificables en Gijón han dado un vuelco a la zona y el entorno del antiguo club de alterne ‘Horóscopo’ también será edificado en el medio plazo.
Por si fuera poco, el Ayuntamiento dio luz verde a 208 nuevas viviendas. Fue el pasado marzo y prevé su construcción en la continuación de la calle Sierra del Sueve, muy cerca del lugar elegido para instalar el hospital de Quirón Salud.
Es en ese mismo punto donde los cambios en el barrio serán más patentes. Al edificio de Quirón y las viviendas aprobadas en marzo, se une la prolongación de Dolores Uribarri hasta la autopista. Una conexión que se lleva esperando desde 2011 y, con la reforma que está viviendo el barrio, se antoja necesaria.

Sin embargo, no todo son rosas. Los cambios profundos que ya están llegando traen problemas urbanísticos y de servicios que han de tenerse en cuenta. El aumento del tráfico, por ejemplo, es de los que más preocupan a los vecinos. La construcción del centro médico traerá un incremento de traslados y agudizará el problema del aparcamiento en la zona. Es algo lógico, pero no parece que sea sencilla la solución. En la calle de Concha Espina, sin ir más lejos, no existen casi plazas a día de hoy. Una acera está inutilizada para el aparcamiento debido al carril bici que recorre completamente la calle y, en la de enfrente, están los accesos a las primeras viviendas del poblado de Santa Bárbara. Antes de que acabe el año, en esa misma calle, habrá más de cincuenta vecinos nuevos.
Durante los próximos años podremos ver la evolución de la zona, con sus ventajas y problemas. Un desarrollo muy similar, en principio, al que protagonizó el contiguo barrio de Montevil a principios de siglo y que, en cierta medida, será el espejo donde se mire la nueva cara de un viejo barrio.