Las últimas declaraciones del arzobispo parecen levantar ampollas entre parte del clero asturiano, aunque las discrepancias se relegan al ámbito privado: «La mayoría tiene miedo»
Los ánimos en el clero asturiano están convulsos. Las últimas declaraciones del arzobispo Jesús Sanz Montes en la celebración del Día de Asturias han vuelto a levantar ampollas en la sección menos conservadora de la Iglesia. En aquel discurso, Sanz Montes mostró su oposición, entre otros, a la Agenda 2030, el feminismo – calificando el caso Rubiales como “leyenda del beso»-, a la eutanasia o al aborto. En respuesta, un sacerdote asturiano (que ha preferido no revelar su identidad) firmaba hace unos días una carta en el medio Religión Digital, arremetiendo contra él: “Estamos hartos. Queremos que esta persona se vaya. Ya no nos representa. No es imagen de la Iglesia asturiana. No concilia, divide. No genera paz”.
Un sentir que es mayoritario entre el clero asturiano, tal y como defiende el director del Religión Digital, José Manuel Vidal: “Lo que me describen desde el clero asturiano es que hay una clara mayoría que está en contra del arzobispo, porque consideran que es demasiado ‘ultra’, demasiado conservador, que no es amigo del Papa y que no está llevando a la diócesis por el camino del nuevo pontificado. Al margen, también existe una minoría que va ‘a muerte’ con él”.
De entre sus detractores, pocos parecen querer hablar, “la mayoría tiene miedo”, puntualiza Vidal. Son pocos los que, como la Asociación de Téologos y Teólogas Juan XXIII, se pronuncian públicamente en su contra. Hasta las manos del director de Religión Digital no dejan de llegar misivas e informaciones sobre el arzobispo en las que, en la gran mayoría de los casos, sus autores piden quedar en el anonimato por el miedo a posibles represalias. Un ejemplo reciente a esta práctica, cuenta, sucedió hace solo unos meses, cuando los curas del arciprestazgo de Gijón se pronunciaron en un comunicado en contra de Sanz Montes para, al día siguiente, desdecirse de sus palabras. “Un arzobispo puede hacer la vida imposible a cualquier cura, eso lo sabe todo el mundo”, cuenta Vidal.
“Jesús Sanz es un hombre del anterior régimen, de la vieja guardia, que estaba predestinado por Rouco Varela a ser su sucesor en la Conferencia Episcopal, algo que cambió radicalmente con la llegada del Papa Francisco”. Ahora, sin “nada que perder, pero tampoco que ganar” el arzobispo se sentiría “libre de hacer y decir lo que se le antoje. Él sabe que en la Iglesia es muy difícil echar a un arzobispo, y en ello se escuda. Como él hay muchos otros en España”.
Así, en el mundo polarizado en el que vivimos, la Iglesia Católica no es un ente al margen, y vive en sus entrañas su propia polarización entre quienes siguen anclados en el modelo anterior y quienes optan por seguir la estela del Papa Francisco. “Sanz Montes es una persona muy lista. Nunca va a decir abiertamente que es ‘antiPapa’, pero sus pronunciamientos y la ideología que subyace en ellos, dejan claro que su estilo es radicalmente opuesto”, opina el director de Religión Digital, quien aclara que las polémicas del arzobispo de Asturias no se quedan solo en los límites de la comunidad, sino que traspasan sus fronteras. Las cartas remitidas al medio que dirige no son solo de curas asturianos posicionándose en contra del arzobispo, sino que clérigos de toda España participan ya de su indignación.