Ambos canes, uno de ellos de raza peligrosa y que paseaba sin bozal, se enzarzaron en un duelo en el cruce de las calles Munuza y San Bernardo; tanto ese segundo animal como su propietario acabaron con heridas leves
Un duelo entre dos perros siempre es un espectáculo sobrecogedor, tan impactante como aterrador. Y no hablemos ya si se produce a escasos metros de uno… Ni si alguno de los animales implicados es el propio. Un conjunto de circunstancias que, por azares del destino o, más bien, por caprichos de la naturaleza se dio este miércoles en Gijón; concretamente, en la confluencia de las calles Munuza y San Bernardo. Allí, sobre las doce y media de la tarde, dos canes, uno de ellos de raza peligrosa y que paseaba sin bozal, se enzarzaron en una brutal pelea que suscitó la curiosidad y el espanto de sus dueños y del resto de presentes. Fue necesaria la intervención de varias personas para separarlos, cosa que, aun así, sólo se logró después de que las empleadas de una inmobiliaria cercana les arrojasen agua fría, apagando así su ardor guerrero.
Según dichas trabajadora, testigos directos del suceso, la pelea la inició el más pequeño de los perros, un schnauzer que deambulaba con su dueño. «Mira que es pequeñajo pero, cuando se cruzó con el otro, fue a por él», relatan. Ese ‘otro’ no era sino un inmenso can, que algunos identifican con un pitbull y otros, con un presa canario; sea como sea, un oponente demasiado poderoso para el primero. Sobre todo, a la vista de que carecía de bozal. Así, y siempre a través del relato de quienes lo presenciaron, las tornas del enfrentamiento no tardaron en volverse en contra del schnauzer, que, tras haber herido a su contrincante, y consciente de la magnitud de lo que acaba de desatar, corrió a refugiarse en un negocio cercano. El otro animal persiguió a su atacante, lo agarró con las mandíbulas y lo sacó al exterior; milagrosamente, no llegó a causarle daños de consideración.
«Podría haber matado al perro pequeño, pero no lo hizo; se portó estupendamente cuando los separamos»
Mientras esa escena se desarrollaba, varias personas corrieron a ver qué ocurría, y a tratar de acabar con la lucha. Fue tal la intensidad de esta última, que la pareja del propietario del schnauzer llegó a desplomarse en el suelo, víctima de la ansiedad. Por su parte, el propietario del perro peligroso intentó aferrar a su mascota por la boca, llevándose algunos mordiscos que le causaron lesiones leves en las manos. Por fin, una de las empleadas de la inmobiliaria llenó un recipiente con agua fría, pues «dicen que les asusta», y derramó su contenido encima de la pareja. Una vez separados, cogió en brazos al más pequeño y lo apartó de la zona, devolviéndoselo a sus propietarios.
En todo ese tiempo, afirma la aludida, el más peligrosos de los dos «se portó estupendamente; es más, podría haber matado perfectamente al schnauzer, porque al final lo tenía bien cogido, pero no lo hizo». Un detalle que, sin embargo, no ha impedido a la Policía Local de Gijón cursar una denuncia contra su dueño por no haberle puesto el bozal, tal como dicta la legislación vigente. Por ello, el sujeto deberá presentar la documentación pertinente en las dependencias policiales.
Entiendo que el dueño del «peligroso» tiene la obligación de llevarlo con bozal, pero…
¿Qué les ha supuesto a los dueños del pequeño que inició la pelea? ¿También los han denunciado? O, como es pequeño ¿Se han ido tal cuál?
Resulta un poco exasperante que siempre tenga la culpa el grande, aunque no sé ael origen ni causante, aver si nos damos cuenta que muchos problemas vienen precisamente por estos perros pequeños que se tiran sin control porque sus dueños no han sabido educarlos.
Mucho escándalo con perros peligrosos o grandes, pero nadie tiene en consideración que la mayoría de veces sólo se defienden de un ataque que ellos no han empezado.
Un suceso que, como siempre, se podría evitar.
Hay mucha gente con perros sueltos, perros que se pasan encerrados mucho tiempo y cuando salen, muestran un caracter agresivo. No hace mucho un perro de raza cazadora, vino con actitud desafiante, ladránzome mientras me desplazaba al trabajo caminando…. El perro suelto y la dueña, a 30 metros, ni se inmutó pese a mi reacción adversa al perro….
A los dueños de perros les diría que hay mucha, mucha gente con «miedo» a ser mordidos. A la prohibición de soltarlos en zonas no estipuladas, le añadiría un poco de empatía. Un perro no hace nada hasta que lo hace. No me vale el «tranquilo que no hace nada». Un perro suelto, que viene hacia mí landrándome, no me trankiliza…
Hace poco mordieron en la misma zona a una veterana deportista sólo por ir corriendo. No hace mucho se me cruzó uno suelto, pequeño, mientras iba en bici….
La policía debería lanzar globos informativos «Multas por llevar perro suelto». Comprendo que la policía no pueda estár en todos los sitios, pero puede usar las redes con información maquillada….
Los perros no son peligrosos, son los dueños que los «entrenan» para serlo. Son los dueños los que no los controlan, los que no los atan o no les ponen el bozal. No lo olvidemos.