Los tres trabajadores, con pronóstico reservado, solo estaban de paso a otra zona de las baterías de cok
Horas después de que una grave explosión y posterior incendio en la planta gijonesa de ArcelorMittal dejase en vilo al municipio, la acería pudo dar unas primeras explicaciones de lo sucedido. Su director de Sostenibilidad y Comunicación en España, Alberto Carrero, explicó que todo ocurrió a raíz de una maniobra en la red de gas de cok de la factoría. Una sobrepresión en el circuito de alimentación de gas de cok a la batería número 1 a las dos y diez del mediodía hizo que actuara la válvula de seguridad y, «de forma abrupta, se produjo una deflagración». En una sobrepresión, la válvula de seguridad no funciona de manera normal quemando el gas «poco a poco». Lo que hace es quemarlo «de forma abrupta» y por eso se produce la deflagración, que en este caso
Así lo ha indicado Carrero, en declaraciones a los medios de comunicación a la entrada de la planta gijonesa de Arcelor por Sotiello. El accidente dejó a tres trabajadores heridos de gravedad que inmediatamente fueron desplazados al HUCA en helicóptero medicalizado con «pronóstico reservado grave» por quemaduras. El más afectado tuvo que ser finalmente trasladado a la unidad de quemados del hospital de La Paz, en Madrid, según confirmó la Consejería de Salud del Principado de Asturias.
Estos pertenecían a la empresa Daorje y se encontraban de paso por la factoría gijonesa. En ese momento se encontraban en la planta de baterías de cok otros 31 trabajadores en el turno de mañana que serían sustituidos por otros 35 por la tarde, que desempeñaron su jornada tras el accidente con la orden de utilizar detector de gases «incluso en aquellas instalaciones en las que normalmente no resulta necesario», según algunos miembros de la plantilla. Algunos estaban comiendo durante el momento del accidente cuando sintieron «el bombazo» que hizo retumbar los cimientos del propio recinto. Unos minutos después, el equipo de seguridad se encargaría de llamar a las partes de la plantilla allí presentes pidiendo que «se agrupase todo el mundo en la oficina para hacer recuento», cuentan. En total, la acería tiene empleados en las baterías a un total de 242 trabajadores.
Carrero ha insistido en que se dio una situación «totalmente imprevisible», que no sucede habitualmente. Ha recalcado, además, que cuando hay algún fallo en el circuito de alimentación de gas actúan «correctamente» las válvulas de seguridad, pero en este caso, ante la sobrepresión reacción «de forma abrupta» y quemó ese gas, produciendo la seguridad. En este caso, ha remarcado que se está investigando las causas del accidente, si bien, en una investigación preliminar se detectó que hubo una sobrepresión en el circuito y, al haber esa sobrepresión, la válvula de seguridad se comporta «de forma anormal». En este sentido, ha aclarado que, cuando hay una sobrealimentación de gas en el circuito, la citada válvula lo expulsa, por lo que tiene que haber otro componente para que se produzca la deflagración, como pueda ser aire dentro del circuito.
«En una condición normal de funcionamiento, no debería haber pasado esto», ha respondido a los medios de comunicación. Carrero ha incidido en que tienen que investigar «más a fondo» qué es lo que ha pasado, por qué hubo la sobrepresión y por qué reaccionó así la válvula. Carrero ha indicado que se actuó «rápidamente» con el plan de emergencia de las baterías de cok y se evacuó a todo el personal. Al tiempo, ha señalado que el equipo de bomberos de la factoría gijonesa actuó «rápidamente» controlando el incendio. También aseguró que la intención de la fábrica era poner en funcionamiento la batería cuanto antes, en las horas posteriores al accidente si todo iba bien.
La producción no se va a ver afectada según el portavoz, aunque es posible que algunos trenes de laminación, que se alimentan también de gas de cok en el horno de recalentamiento, puedan tener algún retraso o alguna parada. La acería de Aboño cuenta con dos baterías de cok, con 90 hornos en total –45 en cada una–, a lo que ha apuntado que la segunda batería no resultó dañada. De hecho, ha indicado que se está valorando poder arrancar la segunda batería y ver si se puede hacer lo mismo con la primera, que fue puesta en funcionamiento en 2020. A este respecto, ha recordado que se hizo una inversión muy importante después del derribo de las baterías de cok de Gijón. «Son prácticamente nuevas», ha agregado. Ante las quejas de los sindicatos por el funcionamiento de estas baterías, ha indicado que, como todo arranque, tuvieron unos ajustes del mismo, a lo que ha destacado que llevan varios años «sin ningún incidente de seguridad». Es más, ha sostenido que son las baterías «más eficientes dentro del grupo en cuanto a funcionamiento y fiabilidad».